*El Teatro Universitario, de esencia amateur, pero de alcance internacional.
El contador Francisco José Caballero Vértiz, tiene 72 años de edad, de ellos ha vivido 54 años y meses en la actividad actoral; es el decano del Teatro Universitario, esa gran institución que ha participado en las 49 ediciones del FIC, con los Entremeses Cervantinos y que, por supuesto, estará presente en el aniversario número 50, que se celebra el próximo mes de octubre de 2022.
El actor no puede ocultar la alegría y el orgullo de ser parte de la simiente de la fiesta del espíritu, quizá por eso también expresa su preocupación de que no haya interés de los jóvenes estudiantes por continuar con esta tradición teatral que acaba de celebrar sus 70 años de existencia.
Son un grupo de 40 actores, hombres y mujeres, “y a muchos de los que todavía andamos por ahí, hay algunos papeles que ya no nos quedan, porque no podemos salir de jovencitos”.
“Somos un grupo de teatro mas viejo que el grupo de teatro de Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), porque allá tienen poco más de 60 años y acá muchos ya andamos por los 70 años”, señala.
“¿Qué falta?, Se necesita hacer una reestructuración del grupo para que entre gente nueva, sangre nueva, para que en un futuro sigan los entremeses cervantinos, sigan las obras de teatro, porque nosotros ya nos hemos anquilosado ahí”, añade.
El joven Caballero tenía 18 años cuando ingresó a las filas de grupo teatral que es una de las glorias artísticas de la Universidad de Guanajuato. Cursaba el primer año de su carrera profesional que se decantó por la Contaduría Pública.
Originario del municipio de San Luis de la Paz, tenía que viajar cada fin de semana para reunirse con su familia y eso le imposibilitaba estar en las funciones, “pero en cuanto hubo oportunidad y mi familia se mudó a Guanajuato capital, le entré de lleno y de ahí para el real”.
El amor que tiene por el teatro universitario es evidente. Ha dejado ir oportunidades de trabajo, quizá mejores a las que tuvo, por quedarse en los escenarios, “porque esto es lo que me gusta hacer”.
Como todos los integrantes del teatro estudiantil, no curso la carrera actoral, sino que la ejercen de manera amateur, por puro amor al escenario que en este caso es la emblemática Plaza de San Roque, en la ciudad de Guanajuato.
“A mí me viene la vena de mi padre que nació en el teatro Ángela Peralta, en el municipio de San Miguel de Allende; mi abuelo era el encargado del teatro y mi padre ahí nació y también gran parte de su vida se dedicó a hacer obras de teatro, casi hasta antes de morir a la edad de 86 años”, narra Caballero.
Se podría decir que el teatro ha sido su vida, o la mitad de ella. Ahí conoció a su esposa se casaron y hasta sus hijos le entraron a la actuación, aunque después ya se retiraron, para dedicarse a su profesión. Uno es psiquiatra, y otra que es licenciada en Diseño Gráfico, pintora y también poeta.
Nunca hubo reclamos familiares, porque como participaron todos en algún momento, “entienden lo que es el cariño a la camiseta del teatro”.
Sin embargo, en contraste de ese apasionado amor por el teatro, también hay una gran preocupación porque, como las viejas maquinarias se van haciendo obsoletas y en algún momento dejarán de funcionar, si no se renuevan las filas de la compañía, podría naufragar.
“Tenemos que apoyar a los que entren nuevos, es necesario, es urgente que un nuevo grupo de jóvenes tomen el relevo” generacional, para lo que el gusto por las artes escénicas se reactive.
“Los que andamos ahí, sí nos gusta mucho; pero ya tenemos que dar la estafeta. Por ejemplo, en los Entremeses Cervantinos, yo la hago de anciano, y podría decirse, que no estoy actuando, porque ya estoy representando mi papel”, reflexiona.
Quizá sean los nuevos tiempos, las nuevas formas de comunicar o el enfriamiento que han tenido muchas de las manifestaciones culturales y artísticas, lo que provoque la indiferencia, aunque también podría haber otras causas, porque también es cierto que hay mucha apatía de las personas en general.
El propio decano, reconoce que entre su circulo social y profesional, hay personas que nunca se han parado en una obra de teatro, un concierto, o un ballet; “y uno se pregunta ¿cómo es posible que no tengan interés de qué se está haciendo en la cultura de Guanajuato?.”
Para finalizar narra una broma que le hacen de manera constante: “te vamos a mandar al récord Guinness, porque ¿dónde encuentran a un actor que tenga 50 años en el mismo grupo, 50 años con la misma obra, pero 50 años sin cobrar?, no encontrarán a ninguno”, sentencia.