Nostalgia que despierta el 6 de enero y lleva a echar la mirada atrás en el tiempo
El trompo, el balero, la resortera, el yoyo o la pirinola eran juguetes de rutina. En Semana Santa se acostumbraban los chacos (cascos) o caballitos de cartón, estos últimos con un carrizo a modo de “cuerpo”. Se les complementaba con espadas de madera. En el caso de las niñas, las populares muñecas de cartón. La lista es larga, se alude a lo más común.
Sin embargo, para el día de los Reyes Magos había juguetes especiales: cocinitas, ollitas de barro o mini prensas para tortillas, para las niñas; trenes y coches o camiones de madera y, si había más dinero, pequeños vehículos que funcionaban con cuerda para los niños.
Eran los roles de género del inicio de la segunda mitad del siglo XX.
Juguetes de madera y hojalata
Nada mejor que un buen hilo para jalar un tren, un camión, un coche o un autobús de madera u hojalata.
Fieles a la mentalidad de su tiempo, la mayoría de los padres compraban muñecas de trapo o de cartón cuando de juguete artesanal se trataba. Las muñecas de plástico empezaban a invadir el mercado y no faltaban los bebés chillones, pero por nostalgia paternal o por economía, recurrían a lo hecho a mano.
Había también juguetes de barro para las pequeñas y no faltaban pequeñas piezas de cobre o latón.
Los que mantienen la tradición
Estos juguetes se venden ahora como nostalgia para adultos y, pese a todo, hay personas que persisten en su elaboración.
En Celaya sobresale el maestro artesano Martín Rivera, quien usa latas de refresco cerveza y otras bebidas para elaborar juguetes, con los que ha ganado concursos y han sido exhibidos fuera del país. También destaca Socorro Briones, con sus “trastecitos” en miniatura. De igual modo, sobresale Sanjuana España Rodríguez y sus juguetes de madera.
Estos juguetes son puestos en venta en ferias y exposiciones promovidas por instituciones de cultura.
En la ciudad de Guanajuato, en el mercado Hidalgo hay varios locales donde venden juguetes artesanales, pero existe uno especializado en artesanías en general y en juguete en especial, a cargo de Delia Romero Martínez.
Y como remate a la nostalgia por el juguete artesanal, en San Miguel de Allende existe “La Esquina”, Museo de Juguete Popular Mexicano.
La lista sería interminable, por ahora sólo se alude en general a la nostalgia despertada por la celebración del 6 de enero y esos tres Reyes Magos que ahora traen celulares y drones.