viernes, septiembre 20, 2024
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BRINDIS REVOLUCIONARIO

Un bar-museo sui géneris

para refrescarse en Pozos.

En el municipio de San Luis de la Paz, a unos pocos kilómetros de la cabecera, se ubica el antiguo mineral de San Pedro de Pozos, alguna vez llamado Ciudad Porfirio Díaz y que luego se volvió “pueblo fantasma”, hasta ser designado Monumento Histórico en los años 70 del siglo pasado. Su fama creció también por haber sido el escenario donde se filmó la película Pedro Páramo, con Ignacio López Tarso como protagonista.

Revolucionarios en acción.

Merced a su semidesértico entorno, en el que encajan a la perfección los restos de abandonadas minas, casonas y haciendas, se ha vuelto un gran atractivo turístico regional, sobre todo a raíz de su nombramiento como Pueblo Mágico, en 2012, que le permitió recuperar algo de su esplendor urbano y dejar atrás la imagen de páramo desolado que tuvo por décadas.

Las Adelitas en un cuadro del bar.

Sus atractivos son múltiples, pero hoy nos detendremos especialmente en un sitio que, a la vera del camino, junto al jardín principal, permite hacer un refrescante alto en esta temporada, cuando el sol pega a plomo, abrasando el empedrado de las calles y el polvo de los caminos. El nombre del lugar, sugestivo, pese a la anglosajona comilla, es Emiliano’s.

Las charolas cerveceras enmarcan un trofeo taurino.

Aunque se denomina como “bar”, su interior recuerda más bien al de una elegante cantina, con barra en toda forma, mobiliario ad hoc y decenas de cuadros con varias temáticas, aunque predominan las fotos de la Revolución Mexicana: combatientes atrincherados, abriendo fuego o a bordo de un vagón ferroviario, guerrilleros a caballo; zapatistas, villistas, federales, constitucionalistas, un auténtico museo iconográfico de esa lucha armada que ensangrentó al país en la segunda década del siglo XX.

El lienzo de los ídolos del boxeo.

Si ya sorprende que muchas de esas imágenes son desconocidas para el gran público, el asombro aumenta con los numerosos carteles de películas mexicanas, también enmarcados, que se muestran en otra pared del establecimiento, e incluso de algún filme extranjero. Y no es todo: portadas y posters de revistas de boxeo y de ídolos del pugilismo completan la atractiva galería.

Con una cerveza, limonada o refresco en mano, puede uno pasarse largos minutos en la contemplación de esa sorprendente colección que recuerda a pasados campeones mexicanos del encordado, como Salvador Sánchez, Rubén Olivares, José Pipino Cuevas, Lupe Pintor. El futbol también tiene lugar: una playera del Atlas destaca sobre una chimenea y otro muro posee una del Guadalajara. Un sitio especial está destinado a una gran fotografía del Rey Pelé, por encima de un souvenir con el escudo del Scratch du Oro. Obviamente, no puede faltar una foto del gran José Alfredo.

Un juego de típicas charolas cerveceras rodea la cornamenta de un toro, mientras que un mapache, disecado, parece a punto de lanzarse sobre el cliente curioso y distraído, que se aproxima a admirar una original rockola con forma de barrica de licor. Al fondo de local, se accede a un patio donde una Santa Cruz protege las paredes de un añejo muro, lo que representa un luminoso contrapunto a la media luz que domina el interior del recinto.

Mapache al acecho.

Es hora de volver a la barra y pedir otra bebida, para asimilar ese desfile visual, con el que se constata que Pozos tiene, además de sus tesoros, sorpresas ocultas aún por descubrir.

La Santa Cruz.
Benjamin Segoviano
Benjamin Segoviano
Maestro de profesión, periodista de afición y vagabundo irredento. Lector compulsivo, que hace de la música popular un motivo de vida y tema de análisis, gusto del futbol, la cerveza, una buena plática y la noche, con nubes, luna o estrellas. Me atraen las ciudades, pueblos y paisajes de este complejo país, y considero que viajar por sus caminos es una experiencia formidable.
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