jueves, noviembre 21, 2024
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EL ALEGRE SONAR DE LA PACHANGUERA

La banda se levantó de la tragedia y

se sostuvo al ritmo de la existencia.

Renato Valencia suele mostrarse serio, pero sonríe con frecuencia. Hay razones para ello: la banda que dirige desde hace 15 años va viento en popa, actualiza su repertorio y representa el sustento de un buen número de familias de Los Lorenzos, comunidad ubicada entre cerros y cañadas, junto al río Silao, que en esta época es apenas una ancha senda color ocre, pero cuya corriente desciende impetuosa en temporada de lluvias.

Renato Valencia, el líder.

Inteligente, dedicado y perspicaz desde niño, según constatan sus antiguos maestros, El Rena, como se le llama, inició muy joven sus andanzas en la música. Llamaba la atención de los adultos porque, desde los ocho años de edad, marcaba el ritmo en las “tarolas”, como parte de la banda en que tocaba su papá Gregorio, aunque tenía que treparse a un banquito para alcanzar los platillos del instrumento.

Don Goyo, el patriarca.

Los Lorenzos es un poblado que ama la música. Cuenta con tres bandas, dos conjuntos musicales y varios personajes que forman parte de distintos mariachis. Otrora gran productor de aguacate —cultivo lamentablemente venido a menos—, vive también de los dólares que envían los “norteños”, quienes cocinan o realizan diversas labores en sitios como Pittsburgh (Pensilvania), Fort Wayne (Indiana) y Chicago (Illinois), todos en el vecino país del norte.

También, en años recientes, parte de la fuerza laboral de la comunidad se ha empleado en las empresas automotrices de Silao, aunque en condiciones casi de explotación, por lo que algunos de los habitantes optaron por buscar su propia fuente de ingresos. Renato es parte de estos últimos. Casado desde muy joven, ante el dilema de abandonar a su familia por largos meses para obtener el sustento en Estados Unidos, o trabajar por largas horas en las líneas de montaje, por un sueldo mínimo, decidió crear su propia banda.

Fue el 9 de noviembre de 2007 cuando La Pachanguera tomó forma. No fue una tarea sencilla: hubo que buscar a los músicos, enseñar a otros a ejecutar algún instrumento y tocar muchas puertas para lograr ser contratados. Pero, con constancia y dedicación, el grupo se abrió camino, al grado de que, poco después, era requerido por bares de la capital del estado para amenizar las noches guanajuatenses. Asimismo, mejoró la economía: pronto, se adquirió un microbús para los traslados.

Sin embargo, un día de diciembre de 2008, el sueño se convirtió en tragedia. De viaje a una presentación, al dar vuelta en una curva dieron de frente contra dos tráileres encarrerados, sobre la peligrosa carretera Silao-San Felipe. Pese a la maniobra del conductor para esquivar a los pesados vehículos, no pudieron evitar el choque. A consecuencia del mismo, dos de los integrantes, José Fredy y José Manuel, perdieron la vida.

Fue un golpe demoledor para la estructura y la moral de la banda. El costo económico y emocional resultó altísimo. Más Renato no se dio por vencido: una vez recuperado del impacto, rehizo su grupo, al que se integraron sus hermanos Miguel Ángel y Juan Antonio, así como su papá, Don Goyo, y volvió a las andadas. Pronto, las notas salidas de trompetas, clarinetes, tuba y demás instrumentos volvieron a sonar.

Miguel Ángel Valencia.

Al paso de los años, se oyen cada vez mejor. Década y media después, la armonía de sus ejecuciones se acompasa con el ritmo de la vida. La Pachanguera ha tocado, con éxito, incluso en la misma meca de las bandas: Sinaloa. En cierta ocasión, probó suerte en aquel estado, ganándose los aplausos noche a noche, durante la temporada que radicaron en Mazatlán, de donde volvieron sonrientes y fortalecidos.

Juan Antonio Valencia.

Renato, su papá, sus hermanos y compañeros, así como las respectivas familias, saben que, pese a los múltiples obstáculos (la pandemia fue una época muy difícil) y a la creciente competencia, pueden confiar en sus propias capacidades para salir adelante y seguir en el gusto de sus numerosos seguidores. Sin duda, hay banda para rato.

Banda La Pachanguera, de Los Lorenzos.
Benjamin Segoviano
Benjamin Segoviano
Maestro de profesión, periodista de afición y vagabundo irredento. Lector compulsivo, que hace de la música popular un motivo de vida y tema de análisis, gusto del futbol, la cerveza, una buena plática y la noche, con nubes, luna o estrellas. Me atraen las ciudades, pueblos y paisajes de este complejo país, y considero que viajar por sus caminos es una experiencia formidable.
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