sábado, noviembre 23, 2024
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TRASFONDOS DE UN ARTE PARA NIÑOS: ARTE XCUINCLE

En un inmueble del mero centro de Guanajuato Capital se instaló la Casa de las Artesanías donde se reunieron creadores de diversas partes del estado. En el patio que se abre tan solo de entrar a la casona, descuella un stand donde se exponen y están a la venta títeres así como un teatrino. Inevitable verlo dado su colorido y lo expresivo de sus piezas. Gelos Giles y Trinidad Pedret están allí, atendiendo en persona al público devoto de esta creación expresiva. Esto es así porque llevan muchos años dedicados a esta actividad de tal suerte que son conocidos por varias generaciones además de por las virtudes de su quehacer profesional como titiriteros. Prestos al contacto con las personas, de trato agradable y sonrientes, accedieron a conversar con un ojo al gato y otro al garabato, es decir sin dejar de elaborar títeres en la trastienda, de atender a posibles compradores, de charlar con niñas y niños interesados en sus mágicas figuras. De la mano de Gelos Giles, entreveradas sus respuestas con los comentarios de Trinidad Pedret, cobra forma esta andanza. 

¿Qué es hoy Arte Xcuintle?

Es una compañía de cuenta cuentos, de títeres, de dibujantes, escultores, muralistas, de creadores. En su mayoría para la infancia, en su mayoría para que las infancias disfruten y se diviertan. En su mayoría para que los niños puedan disfrutar color, diversión, guiñoles, obras de teatro. Una compañía siempre dispuesta a ayudar a todo pedagogo, maestro, psicólogo, tanatólogo, ahora también a policías, que deseen integrarse a este mundo. Arte Xcuincle: diversión de una manera artística y lúdica. Arte para niños. Como compañía seguimos teniendo mucha creación y seguimos innovando. Llega algo que necesitan los niños, y lo proponemos. A esta exposición por ejemplo traemos lo novedoso, lo que es un boom ahora: el títere de calcetín, los títeres de dedo, algunos personajes en su mayoría de nosotros y algunos que son de televisión. 

Gelos Giles y Trinidad Pedret en su stand de maravillas.

¿Cómo es la respuesta de los niños hipertecnologizados ante sus títeres?

Como a nosotros se nos hace tan fácil pensarlo, y luego crearlo, y luego llevarlo con mucho cariño al puesto o a la escena, creo que eso jala mucho. Hemos estado en las ferias y, por ejemplo, algunos niños desde que están en mitad del pasillo gritan “¡títeres!”. Ya sabemos que vienen desde allá gritando “¡títeres!”, se paran en el puesto y… pues los compran. Gracias a Dios tenemos muchos niños que llegan con sus ahorros ¡a comprarnos un títere! Y eso es algo muy bonito. Se nos ha hecho increíble el hecho de que saquen su dinero y lo estén contando y nos lo den. Es por ellos mismos. No fueron a comprar un cable para su teléfono, no fueron a comprar una tarjeta de google play para meterle saldo a su tarjeta para sus juegos. ¡No! Ahorraron para un títere. Eso es lo que nos pasa con los niños. Hay niños que son nuestros clientes y nos preguntan: “¿Ahora qué sacó?”. Les mostramos y se lo llevan. Otros llegan con sus canastas, llegan las niñas con su canastita, con su cama, con sus títeres de calcetín. Hay unos niños que son super fan, y nos dicen “Tengo este, tengo este otro” y como son todos diferentes, es decir, no se repite un solo títere, aunque son los mismos calcetines son diferentes, tienen diferentes expresiones, diferentes botones, pues… Ahora, en cuanto a la tecnología, nosotros no tenemos ninguna preocupación por eso. Nosotros tenemos ese gran privilegio de tener este don y al mismo tiempo poderlo compartir así en el stand y poderlo compartir con nuestras obras y pues no nos ha pasado que digan a fuerza “cómprate este títere”. No. Una señora pasó ayer y dijo: “Es que yo te quiero mostrar estos títeres” y el niño no hizo caso. De rato, cuando el niño vio que afuera había unos niños jugando con sus ajolotes y sus brujitas, llegó y le dijo: “Yo te dije que aquí”. El niño ni siquiera se había dado cuenta, hasta que un niño lo tenía en la mano y le empezaba a hablar (al títere). El títere además es la iniciación al teatro y a cualquier tipo de lenguaje, cosa que muchos neurolingüistas nos han pedido: títeres. Muchos psicólogos, tanatólogos, maestros, sorprendentemente muchos niños llegan al puesto. Llegan y nos han dicho frases hermosas, literalmente: “Venimos pasando tráfico, y sólo venimos por el títere”. O que de pronto me dice mi hija: “Mamá, estuvimos en la clase de inglés y un niño llevaba su títere para estar practicando su idioma con él”. Otro: “Maestra, le comparto este video. Mire. Es mi clase de teatro. Les dejé hacer unos monólogos y sacaron su títere”. Entonces queremos fomentar eso. Digo, no es que lo aventemos así como confeti; cuando hay posibilidades y se presta contamos un cuento aquí, ofrecemos nuestros cuentos, contamos en kamishibai (teatro de papel) y tratamos de que los niños siempre se lleven algo de nosotros. Hace unos días una niña empezó a llorar porque no le compraban un títere. Me acerqué diciéndole a la señora: “No tiene que comprar nada, pero si me permite regalarle un cuento”. Tal vez pensó que le iba a regalar un cuento impreso. No, no. no: “Siéntate. Escucha. Y te llevas tu cuento”. Así, la niña se fue muy contenta ya sin llorar. Ella sintió que se llevó algo. Ese es precisamente el espíritu de los niños: los niños se conforman con poco y queremos darles tanto que les sobra, que no lo aprecian ni lo necesitan. Entonces un cuentito que les contemos, un poema, una canción, con eso quedan felices los niños. Y quedan más felices si les compran un títere, pero no es necesario. En cuanto a los adolescentes, en mi página de facebook podrán ver muchos adolescentes con sus títeres, y muchos adultos que llegan a comprar títeres porque son fan de los títeres. Entonces es muy bonito ver que tenemos un mercado muy amplio pero todos con espíritu de niños. 

¿Cómo se da la relación con pedagogos, psicólogos, lingüistas?

Se da a partir de tantos años. Los que nos conocieron en ferias anteriores ahora tienen hijos, y estos hijos tienen sus hijos. Se ha dado una cadena de relaciones y de sucesos muy bonita. Esa es una. Y ahora, pues con las magníficas redes sociales, que son un monstruo de comunicación, a través de tik-tok, de pinterest, de correos electrónicos. Ahora es más fácil a través de las redes, a través de los festivales, a través de los cuentos, a través de muchos amigos con quienes nos intercambiamos este tipo de información. Y también obviamente el prestigio, la presencia. Treinta y siete años de permanecer haciendo esto. 

¿Cómo es el trabajo con los policías desde una compañía de títeres, hacia dónde se dirige?

Mi esposo y yo fuimos, a solicitud de una institución oficial estatal, los primeros en capacitar a la mayoría de los niños narradores en Guanajuato. Tuvimos el orgullo de ayudarlos y que crecieran en este desarrollo del lenguaje. Bancos, instituciones de ahorro, organizaciones ecológicas nos han pedido obras didácticas para la concientización del cuidado del agua, del cuidado de los bosques, el reciclaje. En esta ocasión el Instituto Cultural de León nos dio la posibilidad de capacitar a los cadetes de la policía, que son chicos demasiado disciplinados, gente que tiene mucha capacidad. Se espera que egresen policías cuenta cuentos. Empezamos ya a capacitarlos. Hay mucho entusiasmo. Tenemos veinticinco cadetes a nuestro cargo para poderlos capacitar, inclusive se quiere que en la próxima Feria Nacional de Libro unos cadetes estén allí para contar cuentos. Les comentaba a los cadetes que si en algún momento llegaran a tener algún niño en crisis, y para calmarlo pudieran decirle un cuento, que pudieran tener esa sensibilidad para ayudarlo. Sé que un poema bien dicho cae en el alma, y puede llevar a los niños a tener otro tipo de emociones. Y que además, siendo un poema no necesita entenderlo, simplemente sentirlo, con esa magia que tienen los poemas. Entonces tienen por obligación durante el curso aprenderse un poema, una copla, para que si en dado momento se llegan a topar con ese tipo de crisis en las familias, si la situación se presta, utilizar estas armas espirituales, mágicas, para ayudar a las víctimas. La institución confía en nosotros para que podamos llevarlos como cadetes narradores. 

La exposición y venta les permite asimismo continuar elaborando títeres y establecer un contacto directo sobre todo con los niños.

¿Cuál es su relación con quienes también laboran con títeres?

Trinidad Pedret: Considero que todos los titiriteros del mundo somos una gran familia. Ahora sí, como dice la maestra Gelos, con eso de las redes sociales conocemos lo que hacen los titiriteros del otro lado del mundo, en general, y en ese sentido compartimos cosas. Entre los titiriteros no hay esa secrecía de que “yo hago, y no le digo a los demás cómo hago”. UNIMA que es la red internacional de la marioneta tiene sus asociados en todo el mundo, en cada país y eso hace que las UNIMAs se comuniquen entre ellas; publican y podemos ver todo lo que publican, publican construcción de sus títeres, de sus producciones, de todo. En ese sentido, nosotros somos afortunados porque, de manera personal, nos piden otros grupos de títeres que les hagamos títeres, que les hagamos algunas producciones. Entonces nosotros con todo gusto las hacemos. Y de esa manera nosotros estamos contribuyendo con otras compañías a que los espectáculos de los titiriteros en general tengan una mayor calidad. Si un títere está bien resuelto, entonces se puede manipular más fácil y eso hace que el títere en escena sea más orgánico, porque ya no hay necesidad de estar viendo cosas como que el pie o la mirada se le va, porque ya está controlado eso. Un títere bien resuelto ayuda a todo titiritero que lo va a usar a montar una puesta en escena mejor. Entonces nuestra relación con otros titiriteros a mí me parece que está bien, yo creo que se da una buena relación así como una gran familia. Hay compañías que trabajan uno, dos, tres años. Igual son titiriteros, los consideramos titiriteros. Si ya después dejan de hacer títeres, bueno lo lamentamos. Y hay compañías que tienen cuarenta, cincuenta años, haciendo títeres y entonces las respetamos mucho también. Yo considero que nuestra relación como compañía con las demás pues es así como de miembros de una gran familia. 

Se dice que el mundo de los títeres tiene sus encantamientos, sus sucesos raros. ¿A ustedes les ha pasado algo extraordinario con los títeres?

Trinidad Pedret: Cuando nosotros hacemos que un objeto inanimado cobre vida, lo animamos, precisamente, le damos una anima, y en ese momento la magia puede permanecer en el títere o puede desaparecer cuando la mano que interviene ese objeto inanimado deja de estar presente. El títere es el más privilegiado de los objetos animados porque está muy cercano a nosotros, porque nuestra mano está en contacto directo con él. De esa manera el títere cobra vida y si cobra vida tiene espíritu. Nosotros le llamamos al cuerpo del títere “alma”. Lo que otros llaman funda, que es donde está nuestra mano en contacto con el títere, nosotros le llamamos “alma” y entonces esa alma está animada con nuestra mano directamente, y desde allí comparte nuestra energía. Son uno solo. El títere y el titiritero en el momento que están en escena, en el momento que están animándose es una sola cosa, no hay diferenciación entre un títere y el animador. No. Es una sola cosa. Claro que sí pasan a veces cosas extraordinarias.

Gelos Giles: En San Pancho nos pidieron una obra. Entonces, llevábamos la obra del rabino Levi y la bruja Kunagunda. Nos dieron una carpa cerrada para poder actuar. Les pedí de favor que tuvieran cuidado con los títeres porque los queremos mucho. Además no podíamos representar la obra si nos faltaba uno. Fueron como cinco funciones en esa carpa. Y el último día cuando llegamos, el muñeco que es el Rabino nos lo habían robado. Y a la bruja le habían cortado los hilos y las manos. Entonces nos dijeron que habían entrado unas brujas, porque San Pancho es un lugar de brujas, nos decían. No lo podíamos creer. Las manos de la bruja y los hilos. Y la cruceta de la marioneta estaba enterrada en el escenario, porque era de tierra el piso. Era casi como si hubieran hecho un ritual. Fue muy… llegamos y todo vandalizado: el rabino no estaba y la bruja estaba así de maltratada. Casi como diciendo “no estás haciendo bien tu trabajo” o “te voy a cortar las manos para que no eches hechicerías”. No sé. Pero nunca aparecieron las manos. Fue lo que nos pasó. Claro, el municipio tuvo que pagarnos el títere. 

Sin embargo también es importante saber que cuando hacemos un personaje nuevo, yo le digo a mi esposo “yo no puedo hablar todavía como lo haría, no sé, Francisca (señala un títere en el stand), todavía no, porque todavía no me presta su voz”. Y eso sí es bien mágico porque… llega un momento en que al día siguiente ya me la prestó y ya puedo hablar como habla ella. Esa transmutación, ¿no? de hecho ella (señala otro títere) necesito ponerle un letrerito que diga: “Yo no soy la de Coco”. Hasta me dan ganas de ponerle allí porque siento que ella me lo dice: “Yo no soy la de Coco ni he visto la peli”. Y literalmente no la he visto. Me molesta mucho, me molesta mucho que México haya vendido así nuestras tradiciones.

Trabajar con los títeres es su forma de vida, de la que desprenden experiencias que atesoran.

Trinidad Pedret: En ese sentido, el personaje es más fuerte muchas veces, el títere que el titiritero. Sí. Así como al escritor le dice el personaje “Espérame, que yo jamás haría eso. No escribas eso de mí”, así los títeres tienen algunos una personalidad tan fuerte que ellos dictan cómo es que tiene que ser su manipulación y su puesta en escena.

Gelos Giles. Sí, no, no, no. No dan permiso. Es cuando salen tan mal las obras, y es cuando decimos: “Es que él no ha convivido con el títere, él no ha tenido una relación personal con el títere”. Por eso es importante que los que somos titiriteros, lo hagamos desde abajo: esperar los nueve meses de creación, no así tanto, pero sí. Aquí casi casi para montar una obra completa son casi nueve meses, de nueve a diez meses, para montarla bonito. No se hacen como pizzas. Y hay que tener una relación con el personaje. Por eso decimos: Qué falta de respeto hacia sus personajes, pobrecitos. Incluso cuando se van, nos da mucho gusto que los niños se lleven su títere contento. Pero cuando alguien se los lleva de mala gana, siento que casi dice: “Ay, por favor, no me lleves”. Y a veces hemos dicho “No, no le compren nada” a algún niño y se sacan de onda. Tratamos de no ser tan exagerados, no es que sean nuestros hijos, pero sí llevan parte de nosotros y siento que a veces cuando el títere se va, se va triste. Como una señora, que llegó al stand, pidiendo un títere y que no lo quería rosa. Le digo pero es que todos tiene detallitos rosa, es que yo los creo y mi esposo. Le digo: “¿Qué hago?”. Me dice: “Ash, ya démelo”. Me arrebató el títere y lo aventó en la carriola. Y yo casi digo: “No, no”. Me partió el corazón. ¿Por qué? Porque lo aventó. Sí nos duele cuando se los llevan de mala gana. Es que somos titiriteros y tenemos una relación personal con el títere.

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Jorge Olmos Fuentes
Jorge Olmos Fuentes
(Irapuato, Gto. 1963) Movido por conocer los afanes de las personas, se adentra en las pulsiones de su vivir a través de la expresión literaria, la formulación de preguntas, el impulso de la curiosidad, la admisión de lo que el azar añade al flujo de los días. Cada persona implica un límite traspuesto, cada vida trae consigo el esfuerzo consumado y un algo que debió dejarse en el camino. Ponerlas a descubierto es el propósito, donde quiera que la ocasión posibilite el encuentro. De ahí la necesidad de andar las calles, de reflexionar en voz alta para la radio, de condensar en el texto la amplitud vivencial.
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