¿Cuántos kilómetros estarías dispuesto a recorrer para alcanzar tus sueños? Hace seis años, Aman Soni se hizo esta pregunta y a los 23 años decidió viajar a Barcelona. A su alma artística le interesaba salir de la India, inspirado por corrientes artísticas como el cubismo de Picasso o el surrealismo de Dalí, que emergen en las calles de la capital catalana.
Después de un año de estudio de pintura, decidió abandonar la academia y se adentró en el mundo de la fotografía. Actualmente, ha perfeccionado sus habilidades en esta disciplina y se dedica a los retratos, además de trabajar en un hotel.
—Cada mañana me levanto con entusiasmo para ir a trabajar —me dijo sonriendo.
—¿Realmente disfrutas tanto de tu trabajo? —le pregunté asombrada—. ¿Por qué te gusta tanto?
—Bueno, conseguí este trabajo el día de mi cumpleaños, así que lo considero como un regalo. Trabajo en la administración del hotel; me encargo de las reservaciones, del equipo de limpieza y recepción, y de que todo esté en orden en general. Me gusta mucho mi equipo de trabajo y sobre todo, porque es un trabajo muy relajado. Tengo varias horas libres durante las cuales puedo editar mis fotografías y estudiar algo.
—¿También tomas fotografías en el hotel?
—No realmente, pero allí conozco a muchas personas, de todo tipo, incluso modelos. Entonces puedo hacer algunas fotografías para la gente que voy conociendo, lo que me permite seguir practicando.
Aman no tiene prisa por la vida; está feliz, avanzando a su propio ritmo. Aún así, me dio curiosidad saber si tanta distancia lo hacía extrañar a su familia y su hogar. A lo cual me respondió: “Sí, a veces extraño a mi familia, pero estoy contento porque vendrán a visitarme en marzo del próximo año. Hace dos años que no los veo”.
Es difícil encontrar un trabajo que realmente disfrutes y que, además, te paguen bien. Por eso, Aman se considera afortunado y está aprovechando su tiempo para mejorar como fotógrafo. “Cada vez avanzo más en la fotografía, pero no tengo prisa. No tengo que hacer fotos para nadie; lo hago para mí”, dijo con satisfacción.
Otro de los pasatiempos de Aman es hacer ejercicio. Le gusta ir al gimnasio y practicar taekwondo; al menos intenta ir cinco días a la semana. Todo está yendo bien para él y parece que está viviendo el mejor momento de su vida. Pero esto no siempre fue así.
Aman me contó que antes no tenía mucho dinero; tuvo que hacer trabajos difíciles. El primer año recibió apoyo de sus padres, pero el resto del tiempo tuvo que arreglárselas para estar estable:
—Antes trabajaba en un restaurante con un ambiente tóxico. Yo trato de ser una persona positiva y disfrutar la vida, pero no eran las mejores condiciones. Por eso valoro tanto mi trabajo actual —comentó de forma reflexiva.
Al inicio no tenía los documentos necesarios para quedarse por más tiempo en España. Entonces, un profesor de su academia de arte lo ayudó mediante la figura legal de la “pareja de hecho”. Fue así como logró obtener su visa de residente por cinco años, pero ahora está por vencerse su visa y tendrá que hacer nuevamente el trámite.
Para los soñadores extranjeros como es el caso de Aman, es un alivio obtener la residencia para conseguir un trabajo estable. De lo contrario, la vida de un inmigrante no es nada fácil. Pero Aman es joven y activo, por lo que ha logrado moverse para construir lo que tiene ahora.
—Cuéntame más sobre tu trabajo como fotógrafo —le dije con curiosidad—. ¿Cuál es el proyecto más grande en el que has participado?
—Hice un trabajo para una película catalana y quedé muy satisfecho con el resultado. Además, conocí a mucha gente. Antes también trabajaba como actor y pude conseguir trabajos con grandes marcas como Fanta o Coca-Cola, pero luego decidí enfocarme solo en las artes visuales y dejé la actuación.
—¿Cómo te visualizas a futuro, aún en Barcelona? —le pregunté.
—Me veo trabajando en el hotel durante algunos años más, y sí, mi principal objetivo es construir una carrera como fotógrafo. En el hotel creo que podré alcanzar una mayor estabilidad financiera. Quisiera seguir manteniendo una buena salud y, si es posible, establecer una relación estable. Me imagino aún en Barcelona, tal vez trabajando en otros lugares, pero siempre considerando a Barcelona como mi base.
—¿Por qué te gusta tanto Barcelona, Aman?
—Barcelona me ha enseñado muchas cosas sobre mí mismo y en mi trabajo puedo conocer a mucha gente de la que también puedo aprender cosas sobre la vida.
Barcelona made me. Dijo esta última frase textualmente, en el idioma en el que realizamos la entrevista.
A punto de cumplir 29 años, Aman Soni, mi amigo indio, está haciendo realidad sus sueños, pero sin grandes pretensiones, simplemente disfrutando de la vida. Quizás en su sangre corre una sabiduría ancestral y él lo sabe: la vida se trata de disfrutar.