Soprano salmantina ganadora de múltiples premios
El “¡Mexicanos al grito de guerra!” resonó con voz de soprano y los pechos se pusieron henchidos. Era la voz de la soprano Fabiola Venegas, salmantina, egresada del Conservatorio Nacional de Música. El interpretar con ese ímpetu de arte y patriotismo llevó a buscar la charla con una de las más destacadas cantantes guanajuatenses, discípula de Alicia Cascante. Su voz es de amplia emisión, de legato sostenido, con gran facilidad para las coloraturas.
Vieja Xidoo
Salamanca, como muchas ciudades, era pródiga en tertulias con voces privilegiadas. Así lo consignó el inolvidable Juan Diego Razo Oliva en su álbum “Salamanca dulce nido”, grabado en 1988.
Fabiola lo confirma en entrevista para una revista especializada en ópera:
“A principios del siglo XX se hacía mucha zarzuela y opereta, en las que participaron mis tíos abuelos. La gente nativa de Salamanca gusta muchísimo de la música, pero cuando llegó la refinería y con ella gente de muchas ciudades, se vio afectada la actividad cultural. Sin embargo, el sitio conserva aún sus raíces”.
Añade:
Mi familia materna es de un gusto por la música como por la vida. A todos les gusta cantar. Yo me crié en casa de mis abuelos: mi abuelo era bajo y cantaba en un coro masculino los fines de semana; ése era su más grande gusto. Mi mamá estuvo 18 años en un coro que dirigía un pianista salmantino, David Gutiérrez Ledesma. Ella me llevaba siempre a los ensayos y fue como empecé a aprenderme mis primeras piezas vocales.
Y evoca el origen de su pasión:
“La primera fue la Novena Sinfonía de Beethoven. La cantaron cuando yo tenía cinco años. Recuerdo muy claramente cuando se presentaron en la Catedral de León. Mi mamá me dejó sentada en el altar, donde no me viera. Y ahí sentada, con un vestido blanco, la escuché y canté toda. Así pasé mis primeros años, estudiando solfeo y piano hasta que llegó la etapa de entrar a la preparatoria”.
Su voz diáfana tiene un legado genético: “mi mamá tiene una voz tremenda, grandísima, y siempre quiso estudiar canto”.
Fabiola estudiaba preparatoria en Salamanca y tomó clases libres en la entonces Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato (EMUG). Iba dos o tres veces por semana a pasar tardes de estudio en la capital. Al terminar la preparatoria decidió dedicarse sólo al canto.
A la conquista del mundo
Empezó a estudiar como mezzosoprano, pero también podía ser soprano y con ese arranque de vida se fue a la ciudad de México a estudiar en el Conservatorio Nacional de Música, donde la maestra Eugenia Sutti le confirmó que ése era su talento principal.
En 2001 ganó el primer lugar en el concurso de Canto de Ópera y Concierto del Conservatorio y luego fue seleccionada para el POPI 2003 (Opera Performance Institute), en Portland, Oregon, donde estuvo con grandes de la ópera como Shirley Verrett, Justino Díaz, Joey Evans, Tito Capobianco, Corradina Capporello, Danielle Orlando, David Lofton y Carol Lukas, apoyada por su maestro, el barítono mexicano Luis Ledesma.
Ganó en 2005 el segundo lugar del “Carlo Morelli”, de Bellas Artes, un concurso bellísimo porque resultó vencedora junto a María Alejandres, que fue el primer lugar, y Diego Torre, el tercero. Luego ganó el tercer lugar del Concurso de Ópera de San Miguel.
Estuvo en el Neue Stimmen Meisterkurs 2008, en Alemania, para el que resultó seleccionada gracias al maestro Francisco Araiza. Ahí trabajó con él, y con Ute Terkel, Franz Grundheber y Gustav Kuhn.
En 2009 ganó el primer lugar en el Concurso Internacional de Canto de Sinaloa. El dinero ahí ganado fue usado para pagar sus clases, compró algunas partituras de óperas y cumplió su anhelo de viajar a Nueva York.
Ha cantado con numerosas orquestas, pero recuerda con especial cariño el cantar en el teatro del Bicentenario, de León, en el festejo de los 60 años de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).
Los mexicanos tenemos buena voz gracias a la canción ranchera
Recuerda que en su estancia en Alemania, uno de sus maestros dijo: “Tenemos muy buena voz y cantamos bien todos”. Refrenda lo que le dijeron en Europa respecto a las y los mexicanos: “Yo creo que tiene que ver mucho la canción ranchera, que cantan con toda su voz, se desarrolla la voz”. Añade en la entrevista:
“La música vernácula hace que cantemos con toda el alma, con toda la pasión y permite el desarrollo de la voz”
En la charla se comenta que los estudiosos consideran que la música ranchera tuvo como base el Bel Canto del siglo XIX. La soprano cita a los grandes del canto guanajuatense:
“Jorge Negrete cantaba zarzuela, José Alfredo componía y cantaba rancheras”.
Recuerda a Pedro Vargas y, “de los actuales que se dedican a la lírica José Luis Duval”, tenor cortazarense.
Fabiola quiere cantar con “mil heroínas con las que me volvería loca para empezar mi carrera: Leonora (Trovatore), Cio-Cio San (Butterfly), Mimì (Bohème), Violeta (Traviata), porque es ahí, en ese tipo de obras justamente, donde ubico mi voz: en ese repertorio perfecto”.
Termina la charla con una cita a San Agustín: “El que ora cantando, ora dos veces”.