Dicen que fue hijo de Salvador Aceves Parra, pero en San Pancho reclaman la paternidad para Pascual Aceves Barajas
Nació el 4 de mayo de 1938, murió el 19 de junio de 2010. Fue hijo de Ester Monsiváis —su “máster” y madre educadora— y, de acuerdo con las biografías oficiales, del destacado médico Salvador Aceves Parra. Pero como el gran intelectual se llamó Carlos Pascual Monsiváis Aceves (segundo apellido que integró cuando era mayor), hay otros datos: fue hijo de otro médico, polifacético político, coleccionista y amante del arte y la cultura: el francorrinconense Pascual Aceves Barajas.
Carlos Pascual Monsiváis Aceves
Vivió en la colonia Portales, en una casa heredada de su madre, una mujer que trabajó como secretaria. De 1955 a 1959, Carlos Monsiváis cursó la carrera de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue investigador del Centro de Estudios Históricos de Antropología y colaborador en los más importantes periódicos, revistas y programas nacionales de televisión y radio.
Luis Hernández Navarro, en Carlos Monsiváis. El periodista, dice que Carlos Pascual Monsiváis Aceves tuvo en vida dos actas de nacimiento. Una con su apellido paterno y otra, registrado como “hijo natural”, sin él. El biógrafo afirma que así lo hicieron también Andrés Henestrosa y Francisco Toledo.
También destaca que Carlos Pascual creció discriminado por pertenecer a una minoría religiosa, “mitad metodista y mitad cuáquera”.
En la Preparatoria 1 de San Ildefonso ingresó a la Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (la juventud masónica), donde hizo amistad con personajes como Alfredo V. Bonfil, Raymundo Ramos y Pedro Vázquez Colmenares. Luego se unió a la Juventud Comunista.
Así lo define el biógrafo: hijo ilegítimo, protestante segregado, juarista de logia, militante de una disidencia política marginal.
Fue ensayista y “ajonjolí de todos los moles” (por participar como observador en cuanto movimiento social había), sin empacho para fotografiarse con quien lo pidiera, guionista de historietas, amante de los gatos, defensor de causas de la diversidad sexual que nunca salió del clóset (porque su clóset era de cristal, afirma el periodista Braulio Peralta).
Lo mismo debatía con Octavio Paz (quien, soberbio, dijo que Carlos sólo escribía ocurrencias), que escribía guiones para historieta o salía en películas independientes (Los Caifanes, del guanajuatense Juan Ibáñez) o en cintas de cine popular al lado de la exuberante Rosa Gloria Chagoyán en Lola la Trailera 2 o en el videoclip producido por Pedro Torres, tomando la copa con Lola Beltrán, Juan Gabriel, Katy Jurado, Amalia Mendoza y Ofelia Medina, mientras Luis Miguel Canta “La media vuelta”, de José Alfredo Jiménez.
Mucha madre
Carlos fue criado por dos mujeres. La primera fue su madre, Ester Monsiváis, una secretaria de religión cristiana. A la señora le llamaban la “máster”, quien —de acuerdo con el periodista Paris Alejandro Salazar Rodríguez— tuteló la primera formación del ensayista. Ella le enseñó a leer y a tener amor por los libros. Fue el sostén de la familia. Vivió con “El sabio Monsi” en la colonia Portales y lo hizo protestante en un México predominantemente católico.
La segunda fue María Monsiváis Biadas, hermana del escritor, quien al morir Esther se dedicó a cuidarlo. Fue ella la que recibió las condolencias cuando el cronista falleció. Él se fue a los 72 años; ella, 87 en ese momento. Tenía 15 años y medio cuando vio nacer al que fue fruto de un amor sin matrimonio.
María, la tía Mary, declaró en una entrevista para el semanario Proceso, publicada en julio de 2020 por el periodista Jenaro Villamil, auxiliar del escritor: “Carlos nació junto al templo, en la calle de Rosales. Nosotros vivíamos en la calle de Isabel La Católica. Cuando Carlos tenía tres años, nos cambiamos un tiempo a la colonia Álamos y poco después a San Simón Ticomán, en la colonia Portales”.
Carlos Monsiváis relató, en la primera página de su autobiografía, esas mudanzas: “Un carromato polvoso, una familia apiñada que entretiene la odisea cantando himnos, pruebas del cielo bajo la forma de agentes de tránsito y al final Canaán-Portales, la tierra prometida donde los hijos crecerán en paz, sin el espectro del hambre y la intolerancia.”
La tía Mary confesó a Villamil que llevó al niño Carlos al kínder en la calle Quintana Roo y a jugar en el Parque Hundido: “era un niño muy tranquilo. No sabía leer, pero ya le gustaba agarrar los libros y hojearlos”.
Añade que Ester compró la enciclopedia “El tesoro de la juventud” apenas el niño aprendió a leer. Añade algo que el mismo Carlos reconoce en su autobiografía de 1966: luego leyó muchos textos religiosos. De adolescente, en el templo, hacían concursos de citas bíblicas, indica, y “en medio minuto, Carlos encontraba la cita bíblica; ganaba todos los concursos, hasta que el pastor le pidió a su madre que ya no concursara para que dejara ganar a otros”.
Doña Ester le recitaba siempre el poema de “Por mi madre, bohemios”, que a él le gustaba mucho y que —a la postre— le dio título a su más afamada columna.
La madre soltera, antes de ser secretaria, había tenido un estanquillo de hilos, velas, camisetas, sobre la calzada de Tlalpan y acabó poniendo en la accesoria de esta casa una tienda de regalos. Esa referencia inspiró a la creación del monsivaisiano “Museo del Estanquillo”.
La presunta raíz michoacana del sabio Monsi
Salvador Aceves Parra nació en La Piedad de Cavadas, Michoacán, el 4 de abril de 1904 y falleció el 14 de junio de 1978. En 1932, señala una biografía publicada por la UNAM, se recibió como Médico Cirujano con la tesis El metabolismo de calcio en los tuberculosos.
En 1933 ingresó al cuerpo docente de la Facultad de Medicina de esa universidad como ayudante de Clínica Propedéutica. Fundó y dirigió la Sociedad Mexicana de Cardiología, de 1947 a 1949; además, fue miembro de la Academia Nacional de Medicina figurando como su presidente de 1952 a 1953.
Esto es: acorde con esa cronología, era profesor de la UNAM cuando se vinculó con la madre de Carlos.
Durante el periodo presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, Salvador Aceves se desempeñó como Secretario de Salud de octubre de 1968 a noviembre de 1970, también fundó y dirigió el Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”.
¿En qué momento Ester, humilde secretaria, se relacionó con el destacado médico? ¿Dónde? Huelga decir el cómo, pues de ahí nació Carlos. Lo cierto es que la mujer tenía a Mary, de casi 15 años en ese momento, cuando resultó embarazada.
En la entrevista con Villamil, la tía Mary nunca menciona la relación de Ester con médico alguno. Sólo evidencia que Carlos fue un Edipo irredento.
Las supuestas raíces guanajuatenses de Carlos Monsiváis
Sus nombres eran Carlos Pascual, lo que generó la inquietud de otros datos sobre la ascendencia del cronista. Para empezar, en los pueblos (son ya ciudades, pues, pero así se les conoce) del Rincón (San Francisco y Purísima) corre la versión de que el padre del escritor es Pascual Aceves Barajas:
La presidencia municipal francorrinconense dice en la biografía de este ilustre personaje que nació el 27 de mayo de 1907 en San Francisco del Rincón. Sus padres fueron don Pascual Aceves Torres y doña Matilde Barajas. Fue bautizado el jueves 23 de junio. Sus padrinos fueron el presbítero Rafael Aceves y la Sra. Francisca T. Vda. de Aceves.
Estudió en la Escuela Médico Militar de la ciudad de México, donde se recibió de médico cirujano el 24 de agosto de 1929, cuando el otro Aceves todavía estudiaba medicina en la UNAM. Luchó contra la rebelión escobarista en el norte del país, con el grado de mayor médico cirujano. Regresó a su tierra natal donde se dedicó el resto de su vida a una labor altruista: mejoró el Hospital Civil y los servicios de la Cruz Roja, institución que atendió personalmente, además de fundar varios dispensarios médicos.
Fue Presidente Municipal en el bienio 1944-1945 y diputado en el Congreso de la Unión (1946-1949) y en la Legislatura guanajuatense entre 1950-1953, para quedarse definitivamente en su terruño y dedicarse a dar consultas y reforzar una de sus obsesiones: conocer y coleccionar la obra de Hermenegildo Bustos, esencialmente sus exvotos y sus retratos.
En 1956 publicó su primer libro: Hermenegildo Bustos, vida y obra, editado por la Universidad de Guanajuato. También editó un opúsculo biográfico del padre José María Juárez y en 1964 su último libro: Victoriano Rodríguez, poeta de las muchedumbres.
La versión que corre en San Francisco del Rincón es que Pascual y Ester se casaron muy jóvenes, cuando él terminó la carrera, pero debido a que la diferencia de religiones provocó conflictos familiares, el matrimonio se disolvió. Se reencontraron después —1938—, cuando el muchacho era médico militar y él la embarazó. Ella optó por ser madre soltera. La versión francorrinconense no menciona que Ester tuvo a una hija antes que Carlos: Mary, quien nació en 1923.
La leyenda del Rincón dice que Pascual Aceves Barajas no supo que había sido padre de Carlos Pascual. Se quedó en su pueblo y siguió con su labor de médico de pobres y articulista en periódicos de la región. Falleció en la ciudad de León el 10 de noviembre de 1965. Su hijo, el historiador Gutierre Aceves ha continuado la labor de estudio y promoción de la obra de Hermenegildo Bustos que iniciara el médico.
Pascual Zárate Ávila, apasionado de las letras y la cultura, afirma en su espacio “Arcadia Salvaterrense” que en una conferencia magistral impartida en 1977 en la Universidad Iberoamericana campus León, Carlos Monsiváis habló de ética racional, moral púbica y los cambios que vendrían: expuso los derechos de la mujer a ser libre, incluyendo el derecho a abortar y a embarazarse. Su temática fue variada y dijo que los cambios morales iban en el sentido de la secularidad y la racionalidad en todo México, excepto en Salvatierra.
Se acercó a su tocayo y le preguntó por qué había citado a Salvatierra, dijo que era el primer nombre que se le vino a la lengua. Pascual Zárate afirma que Carlos Monsiváis tiene familiares en Salvatierra, con cierta cercanía de parentesco: “su papá —Pascual Aceves Barajas— en vida fue hermano de Carmelita Aceves Barajas, esposa de Luis Castanedo Arce, comerciante de la ciudad. El nombre debió ser Carlos Pascual Aceves Monsiváis, pero la señora Monsiváis invirtió los apellidos debido a que fue madre soltera”.
Don Pascual Aceves es admirado en el Rincón, pero también tiene detractores. El tema de esa paternidad no reconocida está vedado. Dicen que llegará el momento de aclarar el misterio.
Carlos Pascual Monsiváis Aceves murió sin hablar de su sexualidad ni de su padre. De adulto agregó a su acta de nacimiento su segundo apellido. La tía Mary ya no está.
El escritor siempre criticó al catolicismo, religión de sus dos potenciales padres. Ninguno de ellos habló públicamente de él.
Mucha madre y dos médicos con paternidad disputada por biógrafos nacionales e historiadores rinconenses.