viernes, octubre 18, 2024
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LA TACITA DE TÉ DE CÉSAR PIÑERA, DE SUS MANOS A TU MESA

La historia del té y las infusiones es ancestral. A su alrededor giran un montón de ritos, secretos, y leyendas. Como la que dice que el emperador Shen-Nung se puso a hervir agua debajo de un arbusto para descansar de la batalla. Cayeron sobre su bebida unas hojas de esa planta, el agua se convirtió en un líquido dorado y el aroma embriagó a Shen-Nung, que gritó “T’sa” (que significa “lo divino”). A él se le atribuye el descubrimiento de esta bebida popular en todo el mundo, la tercera en las preferencias para ser exactos, antes están el agua y el café.

La filosofía que gira en torno al té es profunda y fascinante. Los bebedores de infusiones saben que desde el primer sorbo la serenidad se instalará en el interior y la armonía llegará con sensaciones distintas, distribuyéndose en todo el cuerpo, todas agradables. Para los ingleses es tradición, para las geishas seducción, para las madres el alivio a todas las enfermedades. 

Lo cierto es que alrededor de cada tacita de té servida empieza el susurro de un nuevo relato nacido de ese momento. Como el de hoy, y que comienza con un padre de familia y esposo amoroso, preocupado por la salud y el bienestar de su familia.

“Tacita de té” es una historia que comienza con un padre de familia y esposo amoroso, César Piñera, preocupado por la salud de su esposa y el bienestar de sus hijas.

Su objetivo era aprender a deshidratar frutas para que su esposa, a quien le diagnosticaron diabetes, pudiera tomar tés y tisanas frescos; y para que sus hijas, que rechazaban la fruta, no crecieran sin el aporte nutricional que estas brindan. “Para mí fue la manera más viable, deshidratar las frutas y dárselas de comer a través de juegos, o como si fueran dulces. Así que comenzaron a comérselas sin ningún pero y hoy, la falta de frutas en su dieta ya no es tema de preocupación”.

Él es César Piñera, originario de Irapuato, quien, interesado en el proceso de la deshidratación, usó los conocimientos de física que tenía para fabricar su propio deshidratador artesanal: “No uso nada de gas ni luz eléctrica, todo es con luz solar. Y así fue como empecé este negocio. Yo soy el creador de todas mis herramientas”.

Con el tiempo y la práctica, César se dio cuenta de todas las ventajas que ofrecen los deshidratados: “el producto, guardado en las condiciones idóneas, puede durar más de un año fresco, seco y con sus propiedades intactas”. Y es que, lejos de lo que se piensa, las frutas deshidratadas son ricas en nutrientes, tienen alto contenido en fibra, sacian el hambre, previenen enfermedades cardiovasculares, son aptas para diabéticos, antioxidantes, entre otros beneficios.

Así que mientras él deshidrataba y procesaba, el tiempo pasó. Entonces, llegó el 2020, y con él la pandemia. Unos nos despedimos de otros pensando que muy pronto todo volvería a la normalidad, pero no fue así. Tuvieron que pasar dos años para volver a salir. Cuando la situación estaba en su punto más alto, se hizo necesario para César buscar una manera de salir adelante, y así nació Tacita de té. Esta opción de sobrevivencia no solo los ayudó en los momentos más críticos, sino que ahora se ha convertido en la principal actividad económica de la familia. Juntos sacan adelante su emprendimiento.

“No ha sido fácil. Me enfrento a muchos obstáculos en mi actividad, como la renuencia de la gente a comer sano. Esa es mi principal dificultad, porque desde que les ofrezco una prueba del producto, dicen que no, y no entiendo por qué, pues probar no es nada malo. Cada uno determina si le gusta o no, pero si no lo prueban, ¿Cómo van a saber si les gusta? Quizá piensan que los productos son caros o que si prueban están obligados a comprar, pero no es así. Una prueba es sólo eso, y si preguntan por los precios, descubrirán que no son elevados. Es posible disfrutar de una rica tisana por aproximadamente 15 pesos, en cualquier cafetería pagas cuatro veces más por esa misma taza. Solo es atreverse a probar y a conocer cosas nuevas”.

A los tés, las tisanas y las frutas deshidratadas le siguieron las salsas, que nacieron gracias a la inquietud de César al querer acercar a los estudiantes en Guanajuato un producto que les hiciera sentir que estaban en casa, aunque no sea así: “Cuando comencé a venir a Guanajuato, me di cuenta de que hay muchos chavos estudiantes a los que sus mamás los quieren mucho y les envían sus salsas, pero estas solamente les duran dos o tres días, y los demás ¿Qué hacían? Las salsas comerciales ni siquiera se acercan al sabor real de una salsa. Entonces creé una basada en el mismo proceso de deshidratación, a la que nada más le tienes que agregar agua, ¡y es todo!”.

Llegar hasta ella y al punto exacto para que pudiera quedar como él quería, también requirió observación y experimentación: “Me gusta mucho ver Shark Tank. Una vez participó una persona que hacía productos deshidratados, a sus salsas les agregaba un ingrediente extra para que quedaran más espesas. No me gustó eso. La salsa debe ser como es, así que yo no le añado nada que no sean los ingredientes normales de una salsa. Me ha dado resultado”.

Recientemente, a sus productos se les ha unido un nuevo compañero: el tostado de mezquite: “Lo estoy maquilando porque no tengo la capacidad de hacer yo la molienda y el tostado del tamaño que se requiere. Hubo una persona, que se dedicaba a hacer café de higo, pero el kilo de higo es muy caro. ¿En cuánto tendrías que darlo? Me topé con el mezquite. Procesándolo de la manera en la que lo hago, da un sustituto de café muy rico”.

A los tés, las tisanas y las frutas deshidratadas le siguieron las salsas, y actualmente el tostado de mezquite como sustituto de café.

La tacita de té de César Piñera lleva mensajes dulces en cada una de sus versiones. El principal es la unión, la tenacidad y el amor de una familia que lleva hasta otras mesas y otras tazas la esencia de su propio hogar, y el secreto para vivir felices y de la mano.

“Los invito a que entren a mis páginas en Facebook e Instagram, nos sigan y si tenemos la oportunidad de estar en alguna de las ciudades donde radican, vayan y prueben, aunque no compren, pero lo importante es que se den una idea clara de lo que es el producto que hacemos con tanto cariño, y conozcan su sabor”.

Después de todo, como dijo Ralph Waldo: “Hay una gran cantidad de poesía y buenos sentimientos en una cajita de té”.

Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz es licenciada en Ciencias de la Comunicación, escritora, editora en Pacholabra Ediciones. Fundadora de los proyectos Alas para niños y jóvenes escritores y Manos en Vuelo.
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