La Biblioteca Digital de la Suprema Corte de Justicia de la nación explica que El Hijo del Ahuizote fue un semanario fundado en 1885, cuya línea editorial retomó la tradición de caricaturas y escritos de protesta del periódico El Ahuizote, creado en 1874. La palabra ahuizote, de origen náhuatl, posee el significado de “algo dañino o molesto”.
El espíritu mordaz y crítico de estos periódicos hizo del término “ahuizotada” sinónimo de “acción molesta”. Un ejemplo es el profundo disgusto que los redactores de El Hijo del Ahuizote causaron al gobierno porfiriano en torno al principal proyecto del Ministro de Guerra, Bernardo Reyes: la creación de la Segunda Reserva de civiles para la guerra.
El Archivo General de la Nación, a través de la Oficina para la Memoria Histórica de México (Memórica), destaca que el 23 de agosto de 1885 apareció el primer número de este semanario, una de las publicaciones más críticas contra el régimen porfirista, que sufrió en varias ocasiones los embates del sistema autoritario que predominaba en la época.
Con el tiempo, añade la misma fuente, ese semanario se convirtió en uno de los medios que encabezaría las luchas por la libertad de expresión y la democracia en México. Su irónico nombre se inspiró en otro diario: El Ahuizote dirigido por Vicente Riva Palacio y que fue el mecanismo propagandístico tras la primera reelección de Porfirio Díaz.
Uno de los aspectos más relevantes de esta publicación fueron sus imágenes, lo que ayudó a que tuviera mucho mayor alcance entre las clases populares, ya que causaban un impacto más directo y era más sencillo de entender que aquellas publicaciones clásicas doctrinarias con textos inmensos; incluía caricaturas que llamaban la atención del lector.
En un régimen que alababa la cultura extranjera y menospreciaba lo nacional, era un acto de rebeldía ocuparla para cuestionar al gobierno. De igual forma, en una población mayoritariamente analfabeta, las imágenes cumplían la función de informar. Lo anterior, sumado a la burla y la sátira expresadas en cada número, logró un gran éxito editorial.
Por lo mismo, puso en peligro la estabilidad política. Las recurrentes violaciones a la Constitución, la reelección indefinida, y la pobreza del pueblo, fueron algunos temas que desfilaron por ese semanario que en su origen estuvo a cargo de Daniel Cabrera y Manuel Pérez. A pesar de los ataques y la persecución a sus colaboradores, siempre fue fiel a sus convicciones.
Con el ideal de formar lectores críticos que propiciaran el cambio, el primer número de El Hijo del Ahuizote se vendió rápidamente, y pronto se hicieron una segunda y tercera tiradas, que también se agotaron. Porfirio Díaz, en ese entonces Presidente de México, no toleraba críticas y desató una severa represión contra la prensa que lo cuestionaba.
En esos años, muchos periodistas fueron asesinados o encarcelados, y las publicaciones que se atrevían a no estar de acuerdo con el régimen eran suspendidas, y las imprentas, clausuradas o destruidas. En suma El Hijo del Ahuizote cerró, obligadamente y para siempre, su redacción y sus talleres en enero de 1903, hace exactamente 122 años.
“El Fígaro”, seudónimo de Daniel Cabrera Rivera y el bando liberal perteneciente al semanario, satirizaban al régimen porfirista, y se aventuraban en temas que parecían difíciles de abordar dada la época, poniendo en riesgo su libertad e incluso su vida. The Two Republics, periódico estadounidense, le llamó El Punch (puñetazo, en inglés)
Las oficinas de El Hijo del Ahuizote estuvieron abandonadas hasta el 2007, cuando fue reconocida en las fotografías tomadas el 5 de febrero de 1903. En el 2008, Diego Flores Magón Bustamante, bisnieto de Enrique Flores Magón, propuso al Fideicomiso del Centro Histórico un proyecto de rehabilitación del inmueble que ocupó el semanario.
En 2010 se inició el rescate, y en el 2012 se concluyó la obra. El 5 de febrero de 2013 se inauguró el Centro Cultural “Casa de El Hijo del Ahuizote”, el edificio donde tuvo su redacción ese semanario y que hoy alberga el archivo de los hermanos Flores Magón con casi 35 mil documentos entre los que están las publicaciones de El Hijo del Ahuizote.
El edificio restaurado que alberga “La Casa de El Hijo del Ahuizote” se encuentra en la calle República de Colombia número 42, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México. En septiembre de 2024, el inmueble restaurado de la que fuera sede del semanario de ilustre memoria, fue declarado Patrimonio Cultural de la capital del país.
Durante el acto, se señaló que El Hijo del Ahuizote permitió a sus fundadores, y luego a los hermanos Flores Magón, quienes continuaron con la labor periodística en ese medio, denunciar el autoritarismo de Porfirio Díaz a finales del siglo XIX e inicios del XX. El director de “La Casa del Ahuizote” es el señor Diego Flores Magón Bustamante.
El inmueble remodelado permite, previo acuerdo entre autoridades, Flores Magón Bustamante y un grupo de comerciantes reubicados, que puedan coexistir en ese espacio histórico la casa en la parte superior, y una plaza comercial en la planta baja. La casa es un PILARES (Punto de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes) del gobierno local.