La acompañaron su primo, el tenor José Marmolejo, y el pianista Jorge Reza. Fue un concierto que abrió con “Te quiero, dijiste”, de la leonesa María Grever; siguieron con “Notte strellata (The Swan)”, de Camille Saint-Saëns y Tony Renis; “Quando m’en vo’”, de La Bohème de Puccini, para irse a la zarzuela con “No puede ser” (La tabernera del puerto), de Pablo Sorozábal.
Otras más: “Nacida para amar”, de Agustín Lara, y de nuevo Puccini con “O mio babbino caro” y “Nessun Dorma”.
Más zarzuela con “Petenera” (La Marchenera), de Moreno Torroba y de nuevo ópera con la clásica “O sole mio”, de Giovanni Capurro, para regresar a León con “Alma mía”, de María Grever.
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Continuaron con “Con te partiro”, de Francesco Sartori, y otra del canto bello que levantó ánimos: “Vivo por ella” de Panceri. “El fantasma de la ópera”, de Webber, la superclásica “Libiamo, ne’ lieti calici”, de la inmortal Traviata, de Guiseppe Verdi. El cierre fue de nuevo de homenaje a la ciudad que cumplió años el 20 de enero: “Júrame”, de María Grever, cantada a dúo alternado.
El trío, de lujo, y la oportunidad de charlar con la invitada: Laura Leyva, soprano, licenciada en ciencias y técnicas de la información, oriunda de Culiacán, Sinaloa, quien ha estado ya antes en tierras guanajuatenses para cantar ópera, pero también ofrece zarzuela y canción popular, aunque en esta ocasión no pudo mostrar otra de sus pasiones: cantar con mariachi. Así lo dice:
—Para mí, cantar música mexicana es conectar con nuestras emociones; y para cantarla no necesariamente tenemos que estar impostando la voz como en la ópera. Es más clara en las palabras, no tenemos que estar pensando en la colocación de la voz o en la técnica, sino más bien en el significado de cada una de ellas, en lo que estamos contando y siento que así el sonido va fluyendo.
En el concierto ofrecido en el museo Gene Byron, el trío fue de la ópera a la zarzuela y deleitó con canción popular mexicana, “que es por allá muy famosa”. Precisa:
—Luego de haber cantado ópera y zarzuela, cantar canción popular mexicana en definitiva es un reto, pero me ha ayudado mucho cantar mariachi porque es una apertura vocal muy diferente; es algo más parecido a la música popular.
Añade:
—Tenía mucha precaución al abordar distintos repertorios, desde popular musical y luego otra vez la ópera, pero creo que lo principal es la relajación en la respiración, es lo que te ayuda muchísimo a seguir conectando desde todo tu aparato resonador y no tener miedo porque muchas veces estamos pensando “¿y si no me sale?”. Es lo que nos tensa. Se trata de disfrutar más que nada, sentir en tu cuerpo tus emociones y es la manera como he podido evolucionar mi voz.
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Respecto al cierre con María Grever, señala:
—La canción estaba en tonalidad de tenor. Para mí fue disfrutar la letra de lo que hice y, aparte, teniendo una gran pareja vocal con mi primo José Marmolejo, su acompañamiento me ayudó muchísimo a abordar mejor “Júrame”, de María Grever.
Del mariachi, lo que más le gusta y canta mejor, concluye, es “La cigarra” y “Échame a mí la culpa”:
—He abordado más mariachi que no tenga tuin, con la voz impostada de cabeza, me gusta más de pecho pecho.
Y a lo hecho, pecho, con una copa de vino para que siguiera resonando, ese trío donde estuvo la soprano que no deja del todo su acento sinaloense (que me toque la tambora también “El niño perdido” y por último “El torito” para ver cómo lo brinco).