De la Columna de la Independencia, ubicada sobre el Paseo de la Reforma de la CDMX, se puede decir mucho. Por ejemplo, que la primera piedra fue colocada por Porfirio Díaz la helada mañana del 2 de enero de 1902; que costó 2 millones de 150 mil pesos de esos años, o que tiene 36 metros de altura y una escalera de 200 escalones en su interior.
También, que en la base tiene cuatro esculturas sedantes que representan la guerra, la paz, la ley y la justicia, hechas de bronce en Florencia; que en lo alto hay un mirador con capitel adornado por cuatro águilas; y que está coronada por la “Victoria Alada”, figura femenina cubierta de oro, que sin embargo se conoce como “Ángel de la Independencia”.
Junto a esas cuatro esculturas está otra más, un hermoso león de bronce guiado por un niño, cuya simbología es la fuerza en la guerra y la docilidad en la paz. Ante la vista de quien visita la monumental columna constituida por el centenario de la Independencia de nacional, una placa de mármol señala: “La Nación, a los Héroes de la Independencia”.
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Erigir esa columna nació en la cabeza del entonces presidente de la república, Porfirio Díaz, quien personalmente encargó el proyecto al arquitecto Antonio Rivas Mercado. Las esculturas son obras del italiano Enrico Alciati, y para reflejar el verdadero espíritu de la independencia se seleccionó la figura de una victoria alada, confundida con un ángel.
Noticias publicadas por la prensa de la época refieren que en 1925, el presidente Plutarco Elías Calles mandó que las urnas de los héroes de la patria, resguardadas en la Catedral, se llevaran a la columna. Los restos se creían de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Vicente Guerrero, Mariano Matamoros, Miguel Bravo y Hermenegildo Galeana.
La Columna de la Independencia es un monumento hermoso que, como ya se dijo, mide 36 metros, en tanto que la “Victoria Alada” de bronce con recubrimiento en oro mide 6.7 metros y pesa siete toneladas. Es un recordatorio constante de la lucha de los antepasados mexicanos por la independencia. En su cima, el “ángel” parece volar alto, hacia el cielo.
A partir del pasado miércoles, 5 de febrero de 2025, también se puede asegurar que la Columna de la Independencia luce tan encantadora como cuando se inauguró el 16 de septiembre de 1910, gracias a que concluyeron los trabajos de limpieza y restauración en el basamento y las esculturas que conforman ese emblemático y monumental conjunto.
Un grupo de especialistas coordinó la liberación de cantera, retiro de resanes, juntas e intervenciones anteriores inestables, limpieza de la superficie de cantera, aplicación de resanes en juntas, modelado de elementos ornamentales, y aplicación de pátina tonal en zonas intervenidas, que en este proceso permitieron la lectura original de la cantera.
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Se realizó la restauración de las siete esculturas de mármol, destacando la figura del cura Miguel Hidalgo, quien aparece acompañado por representaciones de los héroes José María Morelos, Francisco Xavier Mina, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. Tarea titánica fue la limpieza puntual de los escurrimientos y las manchas generadas por la intemperie.
Se atendieron las cinco esculturas de bronce (el león, la guerra, la ley, la paz y la justicia) cuya intervención consistió en limpieza general en toda la superficie, estabilización del metal expuesto por intemperismo, regeneración de la pátina en toda la superficie de las esculturas y la aplicación de capa de protección para garantizar su buen estado futuro.
Cabe señalar que el proyecto de restauración fue coordinado por la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, cuyos expertos trabajaron del 14 de noviembre 2024 al 5 de febrero 2025. Así, el “Ángel de la Independencia”, como lo conocen los capitalinos y el resto del país, luce tal y como lo soñó Don Porfirio Díaz.