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PLAZA DE LA SOLIDARIDAD, HERMANDAD A FLOR DE PIEL

Frente a la cara poniente de la Alameda Central, el paseo familiar y de esparcimiento más popular de la Ciudad de México, está la Plaza de la Solidaridad. Aunque su historia aún es joven y su tradición está en formación, su significado es muy profundo y específico: condensa la protección, ayuda y respaldo que la sociedad civil sabe darse a sí misma.

Se trata de un jardín de pequeñas proporciones. En el centro, una asta bandera de tamaño monumental que en la base es sostenida por tres gigantescas manos, entrelazadas entre sí como uniendo fuerzas para que el asta, que simboliza al país, a la patria, a la sociedad mexicana en su conjunto, se mantenga firme, en alto, sin que nada ni nadie la derribe.

Su joven historia nació poco después del sismo de 8.1 grados que sacudió a una buena parte del país, de manera especial a la Ciudad de México, de las 7:17:49 a las 7:19:00 horas del 19 de septiembre de 1985. La tradición radica en la ceremonia anual que allí se realiza cada aniversario del devastador terremoto en memoria de las miles de víctimas que cobró.

La Plaza de la Solidaridad provoca emociones encontradas: la tristeza por el recuerdo de una tragedia, y la gratificante emoción por saber que la hermandad está en todos los mexicanos. (Fotografías, Graciela Nájera Sánchez)

La Plaza de la Solidaridad, con jardineras que tímidamente embellecen el paisaje, bancas que invitan a descansar y reflexionar sobre ese fenómeno natural de inmensamente triste memoria, y el asta, se levantó tras retirar los escombros del legendario Hotel Regis, el cual fue convertido en piedras y polvo por el mencionado sismo, con réplica el día 20.

Limpiar esa parte del Centro Histórico de lo que quedó de decenas de edificios, como los almacenes H. Steel y Compañía, Salinas & Rocha, un plantel del Conalep, el lujoso Hotel del Prado y varios más, exigió mucho tiempo, muchísimo trabajo físico, y una enorme dosis de solidaridad de la población civil, hermanada con la desventura de los demás.

Una vez libre de toneladas de escombros, se ideó erigir la plaza en el espacio que ocupó el Hotel Regis. Así, en 1986 se plantó el primero de decenas de árboles y se le llamó al sitio “Jardín de la Solidaridad”, para subrayar la adhesión de los habitantes de la Ciudad de México, y del país, inmediatamente después de la tragedia que generó el gran sismo.

Muy pronto su nombre cambió a “Plaza de la Solidaridad”, más que oficialmente, porque así la comenzó a llamar la gente, el pueblo a quien pertenece ese espacio público que de cierta manera es como una extensión que la Alameda Central tiene en su lado Suroeste. Sin embargo, el predio que ocupa tiene una historia que se remonta varios siglos atrás.

El Monasterio de San Diego ocupó un amplio terreno en esa zona, que tras las Leyes de Reforma fue fraccionado. Una parte fue adquirida por el periódico El Imparcial y más tarde se instaló allí el Hotel Regis, que fue ampliado a principios de 1908 y modernizado varias veces a lo largo de su historia. Hoy, un lote es el Laboratorio Arte Alameda.

A mediados del siglo pasado, el Regis, como simplemente le decía la clase pudiente que allí se hospedaba, era un edificio de ocho pisos representativo de la modernidad y aire cosmopolita de la capital del país. Competía sanamente con el edificio de siete plantas de los almacenes de modernos muebles y línea blanca, Salinas & Rocha fundados en 1946.

Los dos prominentes negocios funcionaron hasta las primeras horas del fatídico 19 de septiembre de 1985 cuando toda esa cuadra fue atormentada por sacudidas, explosiones, incendios y derrumbes. El anuncio “Hotel ЯHR Regis”, que por décadas estuvo en lo alto del hotel, se convirtió en una foto icónica una vez que quedó en el piso… casi intacto.

De acuerdo con datos oficiales que en el contexto de la tragedia nunca coincidieron con la información obtenida por rescatistas profesionales y voluntarios de diversas partes del país y del mundo que estuvieron en el lugar, fueron 136 fallecidos en ambos edificios, sin embargo, se asegura que fueron muchos más, pues se contaron decenas de desaparecidos.

La plaza está rodeada de sitios relevantes, como el Museo Mural Diego Rivera, la Alameda Central, la Torre Prisma y el monumental Caballito del escultor mexicano Sebastian. (Fotografías, Graciela Nájera Sánchez)

El gobierno del entonces Distrito Federal expropió el terreno que ocupaban ambos edificios y la Plaza de la Solidaridad estuvo lista un año después. El monumento que sostiene el asta bandera en el centro de la plaza se colocó en 1991, con dedicatoria fraternal al espíritu de hermandad de los habitantes y rescatistas de la Ciudad de México.

La plaza está rodeada de sitios relevantes: Al Norte tiene al Museo Mural Diego Rivera, donde se encuentra el mural que se terminó en 1947 para el Hotel del Prado; al Sur, un imponente, altísimo hotel internacional; al Oriente, la Alameda Central; al Poniente se vislumbra la Torre Prisma, y el monumental Caballito del escultor mexicano Sebastian.

Aunque los transeúntes pasan por ahí incesantemente, hay quienes se detienen por horas o por días. En el primer caso, son jugadores de ajedrez que practican el “deporte ciencia” bajo la sombra de los árboles. Los segundos son personas en situación de calle que han hecho de la plaza su morada. “Se resisten a ser llevados a un albergue donde se les brinda alimento y dónde dormir. Quieren vivir en la plaza”, dijo una mujer policía.

Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos C., es periodista con más de 40 años de experiencia en temas culturales. Entre otros muchos, ha merecido el Premio Internacional de Periodismo “Ludwig Von Mises” de las Naciones Unidas y su labor como reportero ha sido antologada en diversos libros y revistas.
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