miércoles, abril 16, 2025
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ATRIO DE SAN FRANCISCO, UN OASIS EN LA CDMX

La historia del Templo de San Francisco (iglesia principal del antiguo Convento de San Francisco, primera fundación religiosa de la Nueva España) es importante. Encierra historias, datos y espacios sumamente interesantes; fue la primera iglesia que se edificó en el siglo XVI, aunque con el tiempo derivó en la actual, que data del siglo XVIII.

La Capilla de Aranzazú fue abierta en 1692 como símbolo del poder de la comunidad del País Vasco en la Nueva España. Y Sebastián de Aparicio, beato insigne, quien durante el segundo tercio del siglo XVI introdujo en la Nueva España la carreta como utilísimo medio de transporte, tomó los hábitos religiosos en este convento el 9 de junio de 1574.

Dicho Templo y Monasterio consagrado a San Francisco, ubicado en la calle Francisco I. Madero de la Ciudad de México, fue uno de los recintos franciscanos más poderosos de la Ciudad, y albergó a los primeros 12 frailes franciscanos que llegaron de Europa a la Nueva España; fue edificado donde estuvieron los jardines zoológicos de Moctezuma II.

El Atrio de San Francisco es un espacio que invita a la introspección y a la meditación. (Fotografías, Graciela Nájera Sánchez)

Durante sus mejores años, el enorme complejo incluía la primera y más importante escuela para indígenas, y otros edificios más. Actualmente sólo queda la iglesia, pero los espacios que hoy ocupan la Iglesia Metodista (sobre la calle de Gante) y la panadería La Ideal (en la calle 16 de septiembre) formaron parte del sacro complejo, y el Templo de San Felipe de Jesús ocupa un terreno donde se demolió una de las capillas del conjunto.

La iglesia que luce actualmente ante los asombrados ojos de propios y extraños es la tercera que se construyó en ese sitio, entre 1710 y 1716. La entrada y la fachada que se ven desde la calle Francisco I. Madero eran el acceso a la capilla de Balvanera. La entrada principal de la iglesia está bloqueada por una construcción en la calle de Gante.

Este convento fue patrocinado por Hernán Cortés en 1524. El templo, como se encuentra actualmente, es resultado de la reedificación realizada en 1716. Nada más se conserva el Templo y la capilla Balvanera, donde destaca la fachada del siglo XVII y el retablo del altar mayor, obra de Jerónimo Antonio Gil, reconstruido en los años cuarenta del siglo XX.

El turista curioso puede entrar por una puerta lateral bellamente ornamentada por una extraordinaria fachada barroca. En su interior puede admirar los murales Francisco ante el Cristo de San Damián, Cántico de las creaturas, Tránsito de San Francisco, Impresión de las llagas, El nacimiento de Greccio y Renuncia a la casa paterna.

El retablo es de estilo neoclásico, simétrico y consta de tres partes y un remate. Como parte de la arquitectura, destacan los arcos y las bóvedas con sus varias reedificaciones: 1525-1529, 1590-1710 y 1857-1949. El recinto es una joya de arte religioso, histórico, y arqueológico. La iglesia está en funciones y admite visitas en horarios fuera de las misas.

Sin embargo, el atrio del Templo y Monasterio de San Francisco, conocido popularmente sencillamente como Atrio de San Francisco, fue el atrio de la Capilla de Balvanera. Hoy en día es usado para exposiciones temporales y manifestaciones artísticas emergentes que casi siempre se desparraman hasta la ahora concurrida calle Francisco I. Madero.

El Atrio de San Francisco se ha convertido, al mismo tiempo, en un espacio para que las personas cansadas de andar por las calles y barrios del Centro Histórico puedan descansar del eterno ruido y el bullicio de esa zona de la capital del país. De zoológico personal de Moctezuma, donde el emperador mostraba su poderío, pasó a ser un remanso de paz.

El “Jardín de las Sombras”, un oasis en el centro de la gran ciudad. (Fotografías, Graciela Nájera Sánchez)

De ser un sitio prehispánico para guardar animales de todo tipo, provenientes de tierras lejanas para luego usarlos en los sacrificios, el terreno es en la actualidad un sitio donde se respira tranquilidad. Un espacio especial del atrio es el “Jardín de Sombras”, verdadero oasis verde en medio de la gran ciudad. El acceso, atractivo adicional, es gratis para todos.

En el “Jardín de Sombras” del Atrio de San Francisco hay bancas donde trabajadores de la zona acuden a la hora de la comida para degustar las viandas que llevan de sus propias casas o que compran en el amplio abanico de posibilidades gastronómicas de la zona. Otros, aprovechan las bancas y la sombra de los árboles y plantas para leer o charlar.

En estos días que el calor azota a la Ciudad de México, el “Jardín de las Sombras” es perfecto para descansar y evitar un golpe de calor. En temporada de lluvia huele bonito y cuando hace frío, la escarcha convierte al paisaje en una estampa invernal, entre gorras, chamarras y bufandas. Los 365 días del año, ese jardín es un sitio que realmente enamora.

Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos C., es periodista con más de 40 años de experiencia en temas culturales. Entre otros muchos, ha merecido el Premio Internacional de Periodismo “Ludwig Von Mises” de las Naciones Unidas y su labor como reportero ha sido antologada en diversos libros y revistas.
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