Los tianguis o mercados de México presentan y ofrecen una gran diversidad de especies medicinales. Ya Hernán Cortés daba cuenta de ello en sus Cartas de Relación enviadas a Carlos V en el siglo XVI, donde decía: “Hay calle de herbolarios, donde hay todas las raíces y hierbas medicinales que en la tierra se encuentran. Hay casas como de Boticarios, donde se venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos y emplastos…”.
El explorador y militar español Hernán Cortés (1485-1547), quien conquistó al Imperio Azteca para ponerlo bajo el dominio de la Corona de Castilla, dando lugar a la creación del Virreinato de la Nueva España, se sorprendió de lo que sus ojos veían en esa calle de México-Tenochtitlán, tanto, como un ciudadano del siglo XXI se puede asombrar en el Mercado Sonora o en el Museo de la Medicina, ambos ubicados en la Ciudad de México.
El museo es un espacio consagrado al estudio y conocimiento de la medicina. Nació con un espíritu científico y humanista, donde el arte de sanar el cuerpo y la historia nacional dejan ver el devenir de esa materia fundamental para la preservación de la especie. El Museo de la Medicina Mexicana está abierto diariamente de 9:00 a 18:00 horas, excepto días festivos y en vacaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El museo, creado por la UNAM, se localiza frente a la Plaza de Santo Domingo en pleno Centro Histórico. Ocupa uno de los edificios con mayor historia y más representativos del patrimonio arquitectónico y cultural de la capital del país. En esa sólida edificación estuvo el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, que sembró terror en la Nueva España desde que se estableció en 1571 hasta el 10 de junio de 1820 cuando cerró sus puertas.
La sistematización del estudio científico de las plantas medicinales de México comenzó en el siglo XVIII, y un siglo más tarde aparecieron las primeras farmacopeas. En 1888, con la fundación del Instituto Médico Nacional, iniciaron los trabajos multidisciplinarios respecto a las plantas medicinales y la investigación científica, como lo refiere una cédula escrita por los especialistas Abigail Aguilar, Carlos Viesca y Mariblanca Ramos.
El Museo de la Medicina Mexicana fue fundado en 1980. Viendo hacia atrás, vemos que luego de que la Escuela Nacional de Medicina se trasladó a la Ciudad Universitaria en 1956, el Palacio de la Escuela de Medicina fue restaurado para convertirlo en un museo. Fue hasta 1976 que el rector de la UNAM, Guillermo Soberón Acevedo, propuso crear el Museo Histórico de la Medicina Mexicana. Los estudios y preparativos iniciaron pronto.

Fue inaugurado con siete salas dedicadas a la historia de la medicina en México, con una colección de imágenes, instrumentos médicos de diversas épocas, modelos anatómicos y especímenes humanos usados para la enseñanza. La apertura incluyó la exposición Ars Médica proveniente del Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos, en la que destacó una serie de impresionantes grabados que cubren un periodo que va del siglo XV al XX.
Con los mismos acelerados pasos de la investigación científica y el evidente progreso de la medicina, el Museo de la Medicina Mexicana ofrece actualmente información clara y documentada en 24 salas de especialidades. En 3 mil metros cuadrados, distribuidos en los dos pisos del viejo palacio, las salas brindan un paseo por el cuidado de la salud, del uso terapéutico de plantas en la época prehispánica a la actual cirugía reconstructiva.
La salud de la sociedad depende de su alimentación, de la asistencia pública y de sus conocimientos médicos. Mantenerla y evitar los males implicaba encontrar el punto medio. Era una cuestión de equilibrio, de moderación y de cumplir con las obligaciones en relación con el cuerpo, la sociedad y los dioses. La ruptura de ese balance era causa de múltiples enfermedades. O sea, la salud era equilibrio y la enfermedad era desequilibrio.
Entre las salas están las de “México Antiguo” y “México Virreinal”. En la primera, se revisa la medicina prehispánica, con sus métodos tradicionales de curandería, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días. En la segunda, se expone la combinación de la medicina europea con las prácticas prehispánicas durante la Época Colonial, además de incorporar conocimientos importantes de las medicinas árabe y china. Aquí ejemplos:

Los médicos mayas debían dominar el conocimiento de un complejo sistema calendárico, ya que era necesario tener un perfecto manejo espacio-temporal para prevenir o aminorar las malas influencias que pudieran darse al momento del nacimiento. Cuando un niño o niña nacía se conjuntaban los dioses, se conjugaba una serie de procesos, y dejaban caer sus influencias sobre los recién nacidos. Así, los médicos garantizaban buenos augurios.
Por otro lado, el doctor Carlos Viesca, explicó que Ometecuhtli fue para los nahuas el Dios creador del Universo, inventó el fuego, el cielo, la tierra y el camino de los muertos. Poseía una dualidad masculina y femenina. “Este pueblo tuvo un avanzado conocimiento de plantas, animales y minerales que aprovechaba por sus propiedades medicinales, y desarrolló métodos terapéuticos y técnicas quirúrgicas notables hasta la actualidad”.
Viesca sostiene que el periodo Virreinal es uno de los más significativos en la historia de la medicina en México. Etapa de grandes contrastes en el que la presencia de guerras, conquistas, epidemias, hambrunas, insalubridad, así como la pérdida de conocimientos médicos autóctonos, fueron causas que se conjugaron para que durante el siglo XVI se diera una drástica disminución del índice de población indígena en el todo el país.
Durante los 300 años de vida de la Nueva España se desarrolló una cultura que mostró contradicciones ideológicas, educativas, de enfermedades y hasta curativas. Pero la más significativa es que se experimentó un sincretismo cultural, una mezcla de indígenas, españoles y miembros de otros grupos étnicos que dieron origen a una nueva cultura mestiza. Un hecho importante fue la apertura de la Universidad, en el año de 1553.

Veinte años después se estableció el Santo Oficio de la Inquisición que combatió los cultos ancestrales indígenas. Sin embargo, con la actividad de los galenos europeos que llegaron a la Nueva España el tema médico se enriqueció, debido al interés que tuvieron por los métodos terapéuticos y la manera en que los médicos nativos abordaban las enfermedades, así como por la gran cantidad de plantas que utilizaban para sus remedios.
Otra sala es la de Herbolaria, que exhibe una versión facsimilar del Códice De la Cruz-Badiano, el texto médico más antiguo de América (1552) quizá la fuente más antigua de la medicina mesoamericana. También se recrea la Botica del doctor Manuel Esesarte (1885, Oaxaca) origen de las farmacias de hoy. Expone herramientas para la práctica boticaria, como morteros y frascos con los nombres de las sustancias que se mezclaban.
El museo cuenta con otras interesantes salas, además de la llamada La Academia donde se rinde honor a las contribuciones surgidas de la Academia Nacional de Medicina, fundada en 1873 y con sede en el Palacio. El recinto tiene una colección de casi 6 mil 500 objetos, en resguardo y en exhibición. El diseño museográfico y la curaduría se deben al doctor Omar Arroyo Arriaga, director del museo por 42 años hasta que murió en 2023.