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DOÑA CARALAMPIA: PERIODISMO SATÍRICO Y FEMENINO GUANAJUATENSE DEL SIGLO XIX

Eusebia González editó un periódico inspirado en un personaje creado por Irineo Paz e ilustrado por Posada.

En 1881 circuló en la ciudad de Guanajuato un periódico satírico llamado Doña Caralampia, que se presentaba con el siguiente verso:

Vieja, pero con calzones,

como no estoy espoleada,

les probaré casi nada!

que los públicos bribones,

no tienen vida privada.

Se trataba de un impreso que rememoraba a “Doña Caralampia Mondongo”, personaje creado por Irineo Paz, abuelo de Octavio Paz, definida como “el espíritu de la crítica” e ilustrada por José Guadalupe Posada desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Además de manifestar su humor al señalar que “Doña Caralampia saldrá como las brujas, los sábados”, tenía una peculiaridad: una mujer, Eusebia González, era la editora responsable, situación poco común para su época.

Existe sólo un ejemplar de Doña Caralampia en el Archivo General del Estado de Guanajuato. Es el número tres de una segunda época, publicado el domingo 1 de junio de 1881, lo que implica que había tenido un intento previo. Era distribuido por suscripción de 20 centavos al mes, “adelantados”, y los números sueltos costaban 6 centavos, un precio alto para su tiempo, pues tan sólo a principios del siglo XX los periódicos costaban regularmente dos centavos. El periódico ironizaba en su presentación: “Los remitidos de interés público se insertarán grátis. Los de interés particular y avisos á precios convencionales”. 

Portada de “Doña Caralampia”, impreso en la ciudad de Guanajuato en 1881.  (Archivo Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Guanajuato). A su lado, retrato de Irineo Paz.

El contexto nacional

Irineo Paz Flores fue un escritor, periodista y político liberal. Nació en Guadalajara en 1836 y luchó al lado de Porfirio Díaz contra los franceses. Mantuvo su lealtad hacia él en su confrontación con el también liberal Benito Juárez.

En 1875, en el preludio de la rebelión de Díaz contra Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor del recién fallecido Benito Juárez (murió en 1872), Paz publicó el Almanaque del Padre Cobos. Era un calendario donde el verso mordaz cuestionaba al remanente de un juarismo que, tras cumplir su papel como libertador ante los franceses, se convirtió en un gobierno autoritario, inepto y corrupto.

El Irineo Paz poeta, escritor formal y ferviente orador, optó por la sátira. Al ser firme opositor a cualquier dictadura, cuando Díaz llegó al poder luego de promulgar el Plan de Tuxtepec (bajo la consigna de “¡Sufragio efectivo, no reelección!”), el escritor se desencantó y se convirtió en opositor. En su libro Algunas campañas, Irineo Paz escribe sobre Díaz: 

“Le quise mucho y admiré sus buenas cualidades, pero no estuve ciego para ver que sobre el inestable beneficio de la paz idiota que pudo proporcionarnos, acabó con el prestigio de las instituciones democráticas, dándonos una República de puro nombre. Así lo comprendieron todos los liberales, pero ninguno se atrevió a decírselo…”. 

Tras la decisión del oaxaqueño por imponer a Manuel González (su compadre) y aplastar a la oposición e imponer la paz a sangre y fuego, Irineo agregó a sus almanaques a un singular personaje: “Doña Caralampia Mondongo”, concebida y publicada inicialmente en las columnas políticas del liberal y publicadas en el periódico que llevaba el nombre de su personaje masculino El Padre Cobos. Sin embargo, fue tal el éxito de la “señora”, que le hicieron su propio almanaque.

Tres imágenes alusivas a la publicación: caricatura del Padre Cobos, Don Chepito Marihuano y Doña Caralampia Mondongo.

De la letra al dibujo

El lema del impreso perfilaba con exactitud su intención editorial: “Periódico alegre, campechano y amante de decir indirectas… aunque sean muy directas”. El humor, la ironía, el sarcasmo sobre la vida política hicieron que varios grabadores se interesaran en esos personajes. José Marta Villasana, editor de El Ahuizote fue el primero que les dio fisonomía gráfica. 

Irineo, poeta y hombre de verso, recurrió a un formato literario propio de la época: la rima. Primero fueron los calendarios (impresos desde 1778) y luego las ahora ya míticas “calaveras”.

El genial Guadalupe Posada habría de agregar a Don Chepito Marihuano, como personaje complementario a los anteriores. Luego siguió con La Calavera Catrina para ilustrar a las “calaveritas”, como una manera de cuestionar al gobierno de manera gráfica y jocosa.

Doña Caralampia Mondongo, escribió el investigador Ricardo Pérez Escamilla, fue la encamación de la vena crítica de la litografía y del periodismo mexicanos del siglo XIX. Con ese personaje, Paz y Posada fraguaron la imagen de la mujer socarrona y vivaracha que bravamente controla y sacude la opinión pública y fue la figura del almanaque que publicó hasta principios del siglo XX.

En 1880, el calendario de Doña Caralampia publicaba el siguiente verso:

El segundo calendario

con chistes y novilunio

va a salir el mes de junio

de lo más estrafalario.

Contiene mil travesuras,

quinientas barbaridades,

política, variedades

Y también caricaturas…

Irineo Paz utilizó a Doña Caralampia para criticar a Porfirio Díaz, pero también logró que el personaje se convirtiera en bandera de liberales radicales y, como en el caso de Eusebia González, de las mujeres que querían hacer escuchar su voz. 

Ese era el sentido de la publicación guanajuatense, inspirada en un liberalismo aún más radical y que antecedió al discurso democrático contemporáneo. La edición de Doña Caralampia se hacía en la imprenta de la viuda e hija de F. Soria, a cargo de I. Dávalos, ubicada en Puente Nuevo, Mesón de San José. Era, sin duda, una mujer valiente, de avanzada en su tiempo, que formó parte de tres formas de periodismo no tan comunes: crítico, sarcástico y femenino. Como diría el insigne filósofo “Clavillazo”: ¡nomáaaaas!

Almanaque de doña Caralampia Mondongo.

¿Qué decía Doña Caralampia?

En el número mencionado, impreso por doña Eusebia, un editorial critica la política del gobierno de la administración de Manuel Muñoz Ledo (gobernador porfirista de septiembre de 1880 a marzo de 1884) del estado de matar a quienes se encuentren armados. En el texto, firmado por “Cuca” (seguramente un pseudónimo de la editora), se hace la referencia a la ley del 3 de octubre de 1865, signada por el invasor europeo Maximiliano de Habsburgo con la finalidad de “legalizar” las ejecuciones sumarias de rebeldes liberales juaristas.

La periodista cuestiona el argumento del gobierno en turno de justificar la ley bajo el pretexto publicado en el número 46 del periódico oficial en el sentido de que “el crímen ha disminuido sensiblemente, por mas que declamen lo contrario los gratuitos de la administración y de la ley”. Cualquier semejanza con la retórica de los defensores del gobierno en turno es mera casualidad.

El texto, escrito al más puro estilo del liberalismo, que reclama el respeto a las garantías individuales y el respeto a la vida de los ciudadanos en ejercicio de su derecho a disentir, hace la referencia a que el gobierno estatal justifica la medida en aras de igualar la ley local con una disposición federal. Es, a final de cuentas, un discreto cuestionamiento al gobierno de Porfirio Díaz que con esa ley justificaba su famosa frase de “mátalos en caliente”.

El argumento de la redactora concluye que su derecho a disentir es parte de una facultad democrática asumida como parte de “los derechos del hombre” que “siendo la base y el objeto de las instituciones sociales, son los únicos que llevarán en breve á la República, á la cima de la ilustración y el progeso”. Mejor cucazo de “Cuca” no podía haber.

Y en satírico verso, en una rima titulada “Entre comadres”, firmada por “Chole y Tiburcia”, responde a un periodista leonés de El Veneno, de apellido Balcarras,el afán de defender al gobierno en turno: 

¿Comadrita, se acuerda del muchacho

del letradito aquel,

qué fue asesor en las marciales cortes

en mi pueblo leonés?

Mediante versos se mofa de las acciones gubernamentales como la inauguración del ferrocarril central, disposiciones del juez 3o. de lo civil y un decreto del “congresito” de acá sobre las corridas de toros. De igual manera responde en tono burlón de notas publicadas en el Periódico Oficial del Gobierno de Guanajuato, la Revista Municipal y el periódico oficioso El Veneno. Hace una alusión al gobierno de Zacatecas que dispone la exigencia de cumplimiento de la ley para rematar con un verso contra los políticos de Guanajuato, conservadores con piel de liberal:

Pues Caralampia desea

sacarlos á la ventana,

y que todo el mundo vea

liberales de sotana.

Una carta enviada presuntamente desde San Miguel Allende por una ficticia “Robustiana Parlanchín”, en la que se burlaba del gobernador Muñoz Ledo, evidencia que la editora seguía el discurso crítico de Irineo Paz.

La marcha de Doña Caralampia

Doña Caralampia Mondongo no sólo inspiró letras: también música. Tanto así que la compositora Ana Ortega creó la Marcha de Doña Caralampia. Veamos la historia:

En noviembre de 1880, Ireneo Paz terminaba la impresión de la publicación más importante de juventud: El Padre Cobos. Este impreso le había dado reconocimiento nacional. 

Los vaivenes políticos habían hecho que el periódico cerrara y reapareciera y ya estaba en su cuarta época gracias al apoyo de políticos, abogados y pensadores liberales.

El periódico satírico cerraba edición el sábado 27 de noviembre y subsistía con una periodicidad semanal con la subvención de amigos, agobiado por la presión financiera de Díaz.

En ese momento, Díaz, otrora víctima del fraude electoral (así lo venció Juárez en 1871), imponía como candidato a su compadre Manuel González. Paz apoyaba a otros candidatos, en especial al liberal Trinidad García de la Cadena.

Ante el triunfo gonzalista, las ventas irregulares de ejemplares y para evitar mayores conflictos que pudieran dañar sus negocios personales, el editor cerró la publicación.

Fue entonces que la compositora Ana Ortega creó una obra musical para agradecer a Paz sus aportaciones a la lucha liberal democrática. Eligió a Doña Caralampia Mondongo, quien se había convertido en paradigma de humor de su tiempo, con parodias, albures y crítica política.

Página 2 de Doña Caralampia de Guanajuato. (Archivo Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Guanajuato)

Doña Caralampia representaba a la mujer del pueblo, sin mayor instrucción académica, pero que no se dejaba del gobierno y alzaba la voz.

Así nació la Marcha Doña Caralampia, pieza musical compuesta para ser bailada y disfrutada en las reuniones típicas de la época. La obra de Ana Ortega fue creada en el postmodernismo del siglo XIX, con el nacionalismo europeo como corriente dominante. La obra tiene la virtud de una alegoría mexicana, pero la musicalidad de la pieza la rige la técnica pianística europea con influencias como la de Franz Liszt y Béla Bártok.

Es una obra compuesta en la tonalidad de Mi bemol (Eb), a usanza de la época, presenta en su estructura dos movimientos con una forma: Intro- A- A’- B- B’. 

(pueden escucharla en

https://zonaoctaviopaz.com/detalle_conversacion/486/la-danza-de-dona-caralampia)

Octavio Paz recordaba así a su antecesor:

Mi abuelo, al tomar café, 

me hablaba de Juárez y de Porfirio, 

los zuavos y los plateados, 

Y el mantel olía a pólvora… 

En esa mesa seguramente al niño Octavio rodeaban las ánimas del Padre Cobos, Don Chepito Marihuano y, claro, Doña Caralampia.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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