Escultura monumental a pie de carretera, destruida
Guanajuato, Gto.– Una extraordinaria escultura monumental del artista celayense, Octavio Ocampo, fue dañada, secuestrada y quizá se encuentre muerta, despedazada en alguna chatarrera local, con lo que se habría consumado un lamentable articidio en el municipio de Guanajuato capital.
Sobre esta fabulosa pieza de arte, que lo mismo era un rostro de mujer, que la de un varón, y que vista de frente, miraba siempre el cielo con un atisbo de esperanza, vale decir que no se tiene referencia de ninguna otra parecida, por lo que podría decirse que era única en su especie.
El 22 de febrero de 2020, se publicó la primera nota advirtiendo que la pieza estaba en completo abandono y que estaba en riesgo de perderse, víctima del vandalismo y estar en total abandono por parte de los propietarios de la pieza y por parte de autoridades, si fuera el caso.
En aquel momento se relató que se trataba de una obra que formó parte de un proyecto fallido denominado Museo Carretero, según constaba —porque también lo han desaparecido— en uno de los múltiples letreros que estaban antes y después de la mencionada obra, en la que se podía leer la denominación: “Árbol-Rostro”.
Las indagatorias sobre el año en que fue colocada la escultura y el des-propósito que tenía al ser colocada en ese inhóspito lugar, no tuvieron respuesta.
De sobra se sabe cada trienio o sexenio, las obras del gobierno antecesor, son dejadas en el olvido, aunque también hayan sido pagadas con dinero del erario público.
Aunque alguna de las versiones eran que tenía dueño y se trata de un particular, lo que no sería raro, ya que hay una historia de unos cisnes de bronce que estaban en las inmediaciones de la Presa de la Olla, y que eran emblemáticos de la ciudad, que desaparecieron o volaron, cuenta la leyenda.
El caso, es que esta escultura estaba en una zona que podría ser de competencia federal o estatal, sin embargo, ninguna de las dos instancias se hicieron cargo de darle mantenimiento y rescatarla del evidente deterioro.
El Gran Rostro, permanecía como un árbol maravilloso, colocado a unos mil 500 metros de la caseta de cobro de Guanajuato capital, en un lugar inadecuado, porque lejos de provocar su encuentro y descubrimiento, parecía que se le quería esconder de la mirada de los conductores que tampoco podrían distraerse para verla.
Durante meses la base de la mencionada obra, construida en una estructura de herrería forrada de cemento, permaneció totalmente reventada y grafiteada, luciendo unas varillas retorcidas y oxidadas; al interior de ese basamento hueco.
Los alambres que anclaban el rostro monumental, también estaban rotos, por lo que, por decirlo así, parecía uno de esos cuadros caprichosos de Ocampo donde cientos de aves se encuentran y a la distancia dibujan el rostro de una mujer en el cielo.
Octavio Ocampo nació en Celaya en 1943 y es un artista que cuenta con una vasta producción de cuadros y murales, cuya magnitud se puede apreciar en el edificio de la presidencia municipal de Celaya. De hecho es un artista tan reconocido que el 10 de abril de 2018, abrió sus puertas el Museo de Arte de Celaya Octavio Ocampo, en su honor.
El 7 de julio de 2021, se retomó el tema del abandono total en la que se encontraba y ya se advertía que podría desaparecer, sin que a nadie le importara.
Hace meses, que se buscó la opinión de autoridades que pudieran rehabilitar la pieza, o que la llevaran de ese sitio donde era totalmente invisible para un eventual público, a algún lugar más visible para el disfrute de la gente —Los Pastitos, los cerros aledaños al Palacio Legislativo, el Campus de Guanajuato de la UG, etc.— donde pudiera ser apreciada en todo su esplendor.
Ojalá hubiera sido rescatada como se hizo con El Corazón más grande del Mundo de Vladimir Cora, el artista nayarita que supo, en su momento, lo que es el vandalismo chatarrero.
Cora dejó su corazón en Guanajuato, porque al participar en el Festival Internacional Cervantino, en 2014, presa de una alegría inmensa, donó su escultura al festival y a la ciudad.
Cuando se acabó esa edición de la fiesta del espíritu, esa pieza estuvo en la zona de Los Pastitos, solitaria, hasta que los ladrones de metal, que lo mismo se roban los cables de las instalaciones eléctricas de una escuela, o las tapas de una coladera, comenzaron a cortar las arterias del corazón a punta de segueta.
Le cortaron varias piezas.
El corazón fue trasladado en terapia intensiva a la plaza del Músico donde los comerciantes, colgaron las lonas de sus puertos y los niños, la usaron para treparse y jugar.
Finalmente y con la amenaza de que la obra sería llevada a un museo para obras de gran formato en el estado de México, fue movida y colocada en la glorieta intermedia de Pozuelos, a unos metros de los bomberos voluntarios, y ha recobrado un lugar más digno, aunque las venas tronchadas, nunca se recuperaron.
Hace unos días la Mujer Árbol, o el Árbol-Rostro, obra del maestro Ocampo, la que gritó auxilio con una contundencia silenciosa, pidiendo rescate y dignidad, cayó rota primero a la mitad, y así permaneció un par de días, antes de desaparecer por completo, dejando solo la triste columna de cemento, que la mantuvo firme los últimos años. Octavio Ocampo (1943), tiene obra reconocida en los murales del Palacio Municipal de Celaya y también forma parte de importantes colecciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en la Ciudad de México y en el extranjero en centros culturales como el Jimmy Carter Museum (Atlanta, Georgia), Museo Reina Sofía de Madrid, y la Colección Jane Fonda. Como muralista Ocampo ha dejado la muestra de su arte en sedes como el Palacio Nacional en la Ciudad de México, Grossenbacher Oil Co. (Harlingen, Texas) y la Casa de gobierno de Guanajuato (Guanajuato). Es autor de la pintura con el rostro del Quijote de la Mancha, más famosa que existe y que se exhibe en el propio Museo Iconográfico del Quijote, en Guanajuato capital.
