Traída por el Segundo Conde de la Valenciana a Nueva España en 1803 y luego a Guanajuato en 1826
Existe otra figura similar en España, llevada de Roma en 1822
Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato. Se avanzan unos 30 metros y, pasada una de las puertas laterales, a la diestra, en su nicho de cristal, está la figura incólume de Santa Faustina. Ahí se encuentra desde julio de 1826, cuando su cuerpo embalsamado llegó a esta ciudad, gloria de la Nueva España y de la insurgencia, de rezos, rosarios y procesiones de una ciudad de administrada por criollos y construida por indios y mestizos.
Un cuadro con un collage de rostros testifica sus milagros, mientras que el vaso de cristal donde está su sangre seca se encuentra roto. La figura tiene una palidez casi grisácea de polvo y su cubierta se abre poco a poco. En la urna, opaca con el humo y los años, así está la Santa Faustina de Guanajuato, pues en Guipúzcoa, España, también se jactan de tener ese cuerpo venerado.
Mártir y Santa sin concordancia histórica
Dice la tradición que Faustina y “su hermana Librada, originarias de la región de Piacenza en Italia, se opusieron a casarse contra su voluntad. Su padre quería armar matrimonios por conveniencia, pero ellas optaron por Cristo y terminaron perseguidas y sacrificadas por los romanos en el año 580. Sus restos fueron depositados en las Catacumbas de Santa Ciríaca en Roma”.
La historia oficial, difundida por la municipalidad de Pasaje (Pasaia), España, señala que Faustina era hija de un noble romano de los primeros siglos, quien la degolló al enterarse de que era cristiana y se negaba a abjurar de su fe. El texto recalca: “El corte sangriento que se observa en el cuello de la niña recuerda esta degollación”.
Lo real es que desde el siglo IV los romanos ya no perseguían cristianos. No hay archivo formal que documente que el martirio de la mujer fue por romanos anticristianos. Cual sea la verdad, la leyenda de la santa virgen y mártir iniciaba.
A principios del XIX, prosigue la leyenda, el cuerpo, impoluto, fue sacado de las catacumbas para su veneración.
En sus Efemérides Guanajuatenses, don Lucio Marmolejo escribió que el 28 de julio de 1803 se oficializó la autenticidad del cuerpo de Santa Faustina. Que había sido traída a América por financiamiento del segundo conde de la Valenciana, Antonio de Obregón y Barrera (1773-1833), hijo del primer conde Antonio de Obregón y Alcocer (1722-1786). El cuerpo fue colocado en una capilla de la casa del noble, ubicada en la calle de Plateros (ahora Madero), en la ciudad de México.
La independencia de la Nueva España y su conversión en México no opacó el amor del Conde Obregón y Barrera por su tierra natal, a la que donó el cuerpo de la italiana. En julio de 1826, unos años antes de la muerte del noble minero (1833), la Santa fue colocada en la Basílica Colegiata de Guanajuato. Como se estilaba en esa época, las misas fueron en latín, con un sacerdote que oraba de espaldas a los feligreses.
La otra Santa Faustina
Al noreste de España, al extremo del país vasco, casi pegado a Francia y bañado por el Cantábrico, se encuentra la región de Guipúzkoa. En el municipio de Pasaje (Pasaia, en vasco), pegado a San Sebastián, está la parroquia de San Juan Bautista y ahí también veneran a Santa Faustina, la mártir romana. En la página web del municipio explican:
“El Papa León XII a través de su Vicario General, donó la Santa al sanjuandarra D. Juan Manuel Ferrer. La imagen enlaza con el documento de la entrega, acreditativo de que el cuerpo de la Mártir se extrajo el 27-1-1822 de las Catacumbas de Santa Ciríaca de Roma; que se vistió cual noble romana y, con tierra del sepulcro teñida con su sangre, se colocó en una urna sellada y se envió. Hoy, son muchos los que la visitan en la Parroquia de San Juan y crece el número de quienes agradecen favores a su intercesión”.
En Guipúzcoa saben que existe una Santa Faustina en Guanajuato, señalan que la de ellos es más hermosa y debaten sobre la autenticidad de una y otra.
Uno de los debatientes explica que no se trata de cuerpos impolutos: ambas figuras están hechas de cera y tienen en su interior el esqueleto de dos mártires del mismo nombre, extraídas de las catacumbas de Ciríaca en Roma.
Agrega que se trata de “dos corposantos de mujeres mártires con el mismo nombre, extraídas del mismo cementerio, y donadas a dos lugares del mundo diferentes, cada una con sus evidencias y sus papeles, pero que son totalmente distintas una de otra y tan auténticas una como la otra”. De acuerdo con los datos difundidos en Europa, una puede ser Faustina y la otra su hermana Librada.
La Santa ya no tiene quién le cante
La urna con la Santa quedó a la diestra con relación a la entrada, en un nicho construido por el afamado arquitecto Eduardo Tresguerras, resguardada por un cristal que ha perdurado por siglos. Y ahí ha estado entre la veneración y el pago de ofrendas por los milagros concedidos.
En julio 2003, al cumplirse 200 años de la llegada de Santa Faustina a la Nueva España, el entonces Abad, Juan Rodríguez Alba, inició un proceso de reivindicación de la memoria histórica reforzando la veneración. A partir de ese año se le celebraba formalmente y la cantante duranguense Alma Montenegro García mostraba su devoción por la santa cantando con primorosa voz en misa especial a la 1 de la tarde en la Basílica Colegiata de Guanajuato, antes oficiada por el sacerdote Juan Rodríguez, ya fallecido, y ahora con el nuevo rector, Rubén de la Cruz.
Alma Montenegro escribió el libro Mi encuentro con Santa Faustina y también compuso las canciones que interpreta durante la misa a la mártir. La mujer labora en el Instituto de Cultura de Durango y desde allá venía a honrar y venerar a la Santa. La pandemia de covid 19 cortó en 2020 la tradición
Contactada por Messenger, aclaró: “Después de 19 años ininterrumpidos tuvimos que cancelar el año pasado. Este año es probable que vaya sólo que un poco después debido a que el contagio está tomando fuerza”.
En los estrados de notificaciones de la Basílica no hay aviso alguno de la celebración a la Santa, cuya mano derecha muestra un seco y blanco hueso, junto al grial roto, del polvo negruzco que un día fuera fresca sangre humana.
Los fieles locales pasan de largo; algunos visitantes sí la observan y leen la inscripción de su historia, colocada en la columna donde se inserta la urna. La Santa duerme impasible
Referencias:
Lucio Marmolejo, Efemérides Guanajuatenses, tomo III, p. 184, edición facsimilar de la Universidad de Guanajuato, México, 2015.
https://www.pasaia.eus/es/iglesia-san-juan-bautista?inheritRedirect=true
https://preguntasantoral.blogia.com/2009/060901-santa-faustina-y-seguimos-con-pol-micas.php