Lugar donde había “moscas” en el tren
Ahí por donde pasaba “La Mulita”, con sus vagones de carga y de pasajeros, donde la chiquillería se trepaba para vivir en ese viaje a ocho kilómetros por hora una aventura inolvidable. Bajaban en Nochebuena, cuando el tren disminuía su velocidad para iniciar la cuesta arriba.
Ahí también fue el gran centro del deporte popular de Guanajuato; ahí también se encuentra el Centro de Iniciación Deportiva de la Ex Estación de Ferrocarril, iba a ser derrumbado y dejar su vocación de espacio deportivo a la de un moderno Museo de Momias (Mumo) con centro comercial incluido. Tras el anuncio de que el nuevo exhibidor de cuerpos áridos no será construido (por ahora), el espacio deportivo será rehabilitado.
El barrio del Nejayote tendrá un espacio que también beneficiará a gente de la colonia Presa de Rocha y la Trasladera del Panteón, unas ocho mil personas.
Nejayote: barrio tradicional y deportivo
Nejayote es uno de los barrios con mayor actividad deportiva, donde se han formado equipos de fútbol, béisbol y básquetbol. Originalmente el asentamiento tenía una cancha de fútbol y otra de béisbol. Ahí había juegos de la Liga Rielera, y se formaron equipos como Orioles, Calaveras y Ya Merito Sultanes, Alacranes Alijadores y chicos malos de Paso de Perules.
El fútbol dio lugar a la creación de equipos como Correcaminos, Deportes Tigre, Supermachos, Comodines y Terremoto, así como Racing FC, Deportivo Gremio, Cachorros FC y más reciente BTUN.
A partir de la década de 1990 destacó el accionar de la Liga de Futbol Uruguayo, con competencia libre de lunes a viernes, por las tardes, y que llegó a contar hasta con 20 equipos de todos los rumbos de la ciudad. Ahí habría de construirse el Centro de Iniciación Deportiva a cargo del CODE, el cual fue edificado justo en medio de ambos campos. El estacionamiento destinado a albergar especialmente a autos y autobuses de visitantes al museo de las Momias acabó con esos espacios.
Con la cancha techada, a la que se puede acceder vía cuota, llegaron también áreas de estacionamiento que terminaron por casi sepultar la tradición deportiva del barrio.
Como está ahora, la cancha sirve para balonmano, básquetbol, fútbol rápido, karate y tae kwon do. Tiene butacas de plástico para 300 espectadores. El Nejayote, barrio otrora ferrocarrilero, donde reinan callejones y graffiti, que lo mismo rinden homenaje a Cándido Navarro que a las pandillas del rumbo, mantendrá su identidad como depositario de uno de los pocos espacios deportivos del centro de la ciudad.
La nostalgia por La Mulita
A mediados del siglo pasado y hasta los ochenta, desde la estación de Irapuato, y con paso por Silao, salía un tren con cuatro y cinco vagones: uno o dos de pasajeros y el resto de carga. Llegaba a la estación de Tepetapa y ahí en una mesa giratoria lo volteaban para su regreso.
Cuando era la hora del regreso, la chiquillada se trepaba por la zona donde estaban los campos deportivos (donde ahora es un estacionamiento). Generalmente los empleados del ferrocarril lo toleraban, pues entre los polizones había conocidos suyos.
El paseo duraba unos minutos: cuando el tren pasaba lo que hoy es el fraccionamiento Las Teresas, ya llevaba cierta velocidad, pero debían bajarla porque adelante había cruce con la carretera.
Pasado el puente de Nochebuena, iniciaba la cuesta y la marcha se hacía más lenta. Era el momento de descender y regresar el camino a casa. El paseo valía la caminata.
La llamada “Mulita” debió dejar el paso al ya lujoso tren “Constitucionalista”, que operó hasta la década de los noventa y que desapareció con la privatización de los Ferrocarriles Nacionales de México.
“La cancha de la estación” quedó como sustituto de los llanos para jugar fútbol y béisbol; el trazo por donde transitaba el tren es ahora vialidad urbana.
Sin embargo, el Nejayote, que se libró de ser exhibidor de momias, ahí está, viendo pasar el tiempo, los coches y la juventud que baja por los callejones y quiere su espacio para el deporte.
Parece que suena “La Mulita”; no: es el claxon de un autobús que transporta turistas.