viernes, septiembre 20, 2024
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POR AQUÍ PASABA EL TREN

Del Nejayote a la plaza de toros, una flamante

calle conecta la existencia habitual de la gente

El flujo de personas es continuo. Hombres y mujeres -niños, jóvenes, adultos, personas mayores- que van o vienen de la escuela, el trabajo o del paseo se cruzan a diario bajo los intensos rayos del sol, al caer la tarde e incluso entre las sombras de la noche. No falta el jubilado que aprovecha el trayecto para trotar de un extremo a otro. A un lado o dentro de la cancha techada, jóvenes de ambos sexos practican boxeo o se enfrentan en emocionantes y disputados encuentros de futbol de salón.

En las banquetas, al atardecer, algunas señoras sacan sus sillas para platicar como se hacía “a la antigua” y grupos de jóvenes, semi ocultos a la entrada de los callejones o en oscuros rincones, escuchan música mientras platican o toman “caguama”, aunque también hay quienes hallan placer en fumar cierta hierba de penetrante olor.

Uno de los murales que adornan la cancha.

Todavía no hace mucho, allí donde las vías se bifurcaban para separar a los convoyes (sitio al que por eso se le dice “El Cambio”), existía un campo de beisbol. A raíz de la desaparición de los trenes de pasajeros, se construyó en su lugar la nueva cancha y el viejo camino ferroviario quedó en el abandono. Paulatinamente, desaparecieron los rieles, los durmientes y hasta el macizo puente de madera que, a la altura del Encino, permitía el paso del arroyo que, más abajo, llenaba la presa de Rocha, ahora totalmente azolvada.

Tiempo ha que el chucu-chucu-chucu del tren dejó su lugar al ruido de motores automovilísticos; la vieja ruta encajonada entre cerros fue ensanchada, pavimentada y, en lugar de los postes del telégrafo, se ven ahora los de lámparas led que han disipado las penumbras y permiten caminar con relativa seguridad entre la plaza de toros y la ex estación del ferrocarril, aunque algunos vecinos aconsejan no hacerlo a altas horas de la noche… no vaya a ser.

La colonia Noria Alta, desde el camino de la vía.

La calle, construida en varias etapas, aparece con el nombre de Palmas en Google Maps, aunque el municipio la nombra Ave María; pero para la mayoría de los guanajuatenses es, simplemente, el “camino de la vía”. Pese a ser amplio, se utiliza poco, así que el tráfico es fluido e inexistentes los embotellamientos. En cambio, se ha constituido en una ruta novedosa que comunica el centro histórico con los barrios del Pueblito de Rocha, El Encino y la colonia Santa Fe. Su recorrido no deja de tener interés para el caminante con tiempo suficiente para observar el entorno.

El Nejayote sigue siendo el barrio de siempre, con sus casas al borde del cerro y otras junto a la vialidad, en la que no puede faltar un colorido y bien elaborado mural, que sirve como signo de identidad a los jóvenes habitantes del vecindario, al igual que la muy cercana capilla dedicada a San Miguel Arcángel y que también celebra, como no podía ser de otro modo, su ruidosa y alegre fiesta.

Más adelante, hay una excelente panorámica de la colonia Noria Alta, cuyas cuidadas viviendas contrastan con las más modestas del Barrio de Rocha, aunque ambas zonas son colindantes. Justo a mitad del recorrido, el muro de la represa del Encino protege un conjunto de relucientes juegos infantiles y bancas, en un espacio excepcionalmente bien iluminado por la noche.

Pequeño jardín en el cruce de caminos.

Poco más allá, exactamente en el cruce que lleva, por un lado, al Pueblito de Rocha, y por el otro a Noria Alta, existe un jardincito que proporciona una nota de alegría, con su césped bien cuidado, algunos cactus y una roca que funge como original monumento. Metros más allá, un muro semicircular protege una pequeña maravilla: un manantial con abundante agua, sitio que es importantísimo preservar del mal uso y la contaminación (algunos taxistas suelen lavar ahí sus autos).

El manantial que brota del subsuelo.

Finalmente, al llegar a la carretera, la casi derruida plaza de toros asoma a la derecha, el Auditorio del Estado a la izquierda y, de frente, se ve la colonia de donde surgió Ángel Quezada, músico que ha alcanzado fama internacional con el nombre artístico de  Santa Fe Klan, quien periódicamente organiza conciertos multitudinarios frente a su tienda de souvenirs, ubicada donde alguna vez fue su hogar.

La calle continúa por varios kilómetros, en un solo sentido, hasta Las Teresas, atravesando populosos caseríos entre colinas y parches de la vegetación original, pero más allá del puente de la Escuela Piloto es diferente la experiencia, al ser mayores las distancias con el centro urbano, por lo que esa zona amerita su propia y detallada narrativa, que por ahora pospondremos para una futura colaboración.

Los juegos en lo que fue la contrapresa del Encino.
Benjamin Segoviano
Benjamin Segoviano
Maestro de profesión, periodista de afición y vagabundo irredento. Lector compulsivo, que hace de la música popular un motivo de vida y tema de análisis, gusto del futbol, la cerveza, una buena plática y la noche, con nubes, luna o estrellas. Me atraen las ciudades, pueblos y paisajes de este complejo país, y considero que viajar por sus caminos es una experiencia formidable.
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