sábado, noviembre 23, 2024
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AQUÍ SE FUNDÓ LA GRAN TENOCHTITLÁN 

Todo mexicano que se precia de serlo, conoce la historia: los antiguos aztecas debían encontrar un lago donde hubiera una nopalera, sobre la cual un águila estaría devorando a una serpiente. Luego de un largo y penoso peregrinar, el obstinado grupo de hombres, mujeres y niños halló el lago, la nopalera, el águila y la serpiente. Ahí se establecieron. 

Lo que pocos saben es dónde está (o estuvo) ese sitio legendario. De acuerdo con las croniquillas más confiables, esa laguna se encontró dentro del perímetro que hoy es el Centro Histórico de la Ciudad de México. Exactamente sobre la calle peatonal Talavera en el barrio de La Merced. Para identificar el sitio, ahí está una escultura alusiva al hecho. 

Los aztecas fundaron en este sitio el pueblo de Tenochtitlán en 1325, sobre la actual calle peatonal Talavera en el barrio de La Merced, donde se localiza una escultura alusiva. (Fotografías: Juan Carlos Castellanos).

Ese espacio abierto, amplio, y casi todo el año bañado por el sol, se denomina “Plaza de la Aguilita”, y evoca el lugar exacto donde ese grupo hasta entonces nómada avistó la señal indicada por una vieja profecía. Era el año 1325. Ahora, cada día y a todas horas van por ahí miles de personas que hacen compras, van de paso, o sólo desean descansar. 

Los aztecas fundaron en ese sitio el pueblo de Tenochtitlán, que llegó a ser un imperio esplendoroso y lleno de gloria, donde el comercio floreció a la par que su cultura. Con esa herencia, la plaza está rodeada de locales y puestos ambulantes donde se compra prácticamente todo, cualquier tipo de bienes y servicios para cualquier evento o actividad. 

Describir la “Plaza de la Aguilita” es sencillo: un solar de grandes proporciones tiene en el centro una fuente circular de magnífico tamaño. De su centro nace una columna sobre la cual está una águila de metal finamente esculpida, y en su pico, una serpiente. Ese es, junto con la bandera nacional y el himno nacional, la triada de Símbolos Patrios. 

El conjunto artístico se completa con 42 águilas de todos los escudos nacionales hechas sobre Talavera de Puebla. La plaza cuenta con bastante espacio para que los transeúntes y visitantes puedan sentarse. Las jardineras completan la hermosa estampa que crea el sitio. Hasta hace unas décadas ahí era zona de carga y descarga de camiones de La Merced. 

También era estacionamiento y hasta basurero, pero en 2009 toda la plaza fue objeto de una remodelación integral que le devolvió la belleza de antaño. Se restauró la fuente, y se colocaron baldosas de cerámica donde se representan los 42 escudos de armas nacionales en cerámica de Talavera. La plaza probablemente data del siglo XVI, dicen algunos. 

Sin embargo, cronistas que ha tenido La Merced a lo largo de los años sostienen que la escultura y la fuente, o unas variantes de ellas, han permanecido ahí desde el siglo XV. En la esquina de la plaza y la Calle de Misioneros hay una placa de nomenclatura antigua que dice “Puente de Curtidores”, pues ahí estuvo el mayor mercado de curtido de pieles. 

Historiadores reputados, por su parte, coinciden en señalar que la existencia de una fuente con el símbolo de la fundación de Tenochtitlán ahí data del siglo XV con presencia hasta el XVIII. Para otros, es parte del paisaje urbano tras la Independencia, y hay quienes dicen que había una fuente igual en la Plaza Mayor y otra en la plaza de Santo Domingo. 

Algunas de las 42 águilas de todos los escudos nacionales hechas sobre Talavera de Puebla con las que se completa el conjunto artístico de la “Plaza de la Aguilita”. (Fotografías: Juan Carlos Castellanos)

Cabe señalar que la “Plaza de la Aguilita” tiene como nombre oficial “Plaza Juan José Baz” en honor a Juan José del Refugio Baz Palafox (1820-1887), un político y militar activo durante varios períodos importantes del siglo XIX. Sus biógrafos informan que nació en Guadalajara y se trasladó a la Ciudad de México en 1838, a los 18 años de edad. 

Ocho años después, en 1846, ya era un importante defensor de la Reforma, por lo que fue nombrado Gobernador de la Ciudad de México, en ese entonces conocido como Distrito Federal. Ocupó el mismo cargo en 1855 y 1856 y de nuevo en 1863. Ese gobernador liberal impulsó la desamortización de los bienes eclesiásticos, apoyando a Benito Juárez.

Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos C., es periodista con más de 40 años de experiencia en temas culturales. Entre otros muchos, ha merecido el Premio Internacional de Periodismo “Ludwig Von Mises” de las Naciones Unidas y su labor como reportero ha sido antologada en diversos libros y revistas.
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