Con el objetivo de honrar a las mujeres, sobre todo a las mujeres indígenas, y más aún a las mujeres indígenas que luchan por superarse y superar a su comunidad día tras día, la “Joven de Amajac” ya se encuentra empoderada sobre el pedestal que ocupaba Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma desde tiempos del Emperador Maximiliano de Habsburgo.
El rey Leopoldo de Bélgica decidió regalar a su yerno, Maximiliano de Habsburgo, una escultura de Cristóbal Colón para edificarle un monumento en la Ciudad de México. A lo largo de los años, la Glorieta de Colón fue emblemática del Paseo de la Reforma, con su monumento de casi 15 metros de alto coronado por ese navegante y cartógrafo genovés.
Ahora, esa escultura tallada por el escultor francés Charles Cordier en 1873, ha cedido su lugar a la “Joven de Amajac”. Se trata de una réplica de la escultura original que data de los años entre 1450 y 1521, hallada en 2021 cerca del Río Tuxpan, en Veracruz. La colocada en Paseo de la Reforma mide 4.5 metros de alto y tiene un peso de 10 toneladas.
Mirando en retrospectiva, cabe recordar que en agosto de 2020 la estatua de Cristóbal Colón fue retirada de su pedestal en la famosa glorieta capitalina con la intención de restaurarla y protegerla del vandalismo de las protestas feministas y anticoloniales. Sin embargo, una vez retirada, a las autoridades de la capital del país las asaltó una idea.
Llevar a Colón al Parque Las Américas, en Polanco, y poner en su viejo lugar la efigie de “Tlalli”, una escultura de Pedro Reyes con tintes mexicanistas. La idea evolucionó y por último se decidió que sería la “Joven de Amajac”, una mujer de élite, de clase pudiente y perteneciente a la clase gobernante, quien ocupara el pedestal del explorador europeo.
La original (y la réplica) “Joven de Amajac” representa a una dama de élite gobernante y no a una deidad prehispánica. La escultura está elaborada en roca caliza y mide 60 cm en su parte más ancha y 25 cm de grosor. Tiene ojos huecos, en los que probablemente en algún momento lució piedras preciosas su rostro es pequeño y tiene un enorme tocado.
Luce un collar (oyohualli) con un adorno en forma de gota y está descalza. Se halló entre las zonas arqueológicas de Tochpan (Tuxpan) y Castillo de Teayo, por lo que se le asocia con la tradición escultórica y a la cultura huasteca. Además, presenta rasgos del centro de México, cuando en la región influyó la Triple Alianza, lo que la coloca en el Posclásico Tardío.
Con sus camisas de manga larga y faldas hasta los tobillos, la escultura fue encontrada el 1 de enero de 2021 en la comunidad de Hidalgo, Amajac, en Álamo, Veracruz, cerca del río Tuxpan. Por sus características, para los expertos, tiene marcadas influencias de las culturas huasteca y náhuatl. La original está en el Museo de Antropología e Historia.
De esa forma, la antigua Glorieta de Colón, se ha convertido en la glorieta de la lucha anticolonialista de pueblos, comunidades y mujeres indígenas, de acuerdo con lo dicho por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, a integrantes del Colectivo de Mujeres de Amajac, quienes lucharon mucho por lograr este cambio.
El funcionario apuntó en el acto que de esa manera se reconoce la intensa lucha de las comunidades indígenas contra el colonialismo y el racismo. Se pretende reivindicar y honrar la lucha de las mujeres indígenas en la historia de México, como símbolo del anticolonialismo y antirracismo, y reconocer a las indígenas residentes en la CDMX.
“La Joven de Amajac” reúne muchos símbolos de la subalternidad. “Es indígena, es mujer, es joven, pero al mismo tiempo fue gobernante. La colocación de su escultura, es un homenaje de los pueblos, de las comunidades indígenas, de los pobres, de las mujeres, es decir, de lo subalterno de la otredad”, dijo agitado y elocuente Batres Guadarrama.
Reconoció a la “Joven de Amajac” como la primera mujer gobernante en la historia del país antes de la conquista, y advirtió que fueron las comunidades indígenas las que propusieron colocar una escultura de una mujer indígena de esa glorieta, “para cambiar el monumento al colonialismo, en el del anticolonialismo”, enfatizó Batres grandilocuente.
En su oportunidad, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, señaló que “La Joven de Amajac”, en Paseo de la Reforma, deja atrás la visión que se quiso imponer sobre Cristóbal Colón y los conquistadores españoles, a quienes se les ha visto como los civilizadores y desarrolladores de nuestros pueblos mesoamericanos.
“Este monumento se erige donde hubo un pretendido reconocimiento a quienes según nos vinieron a colonizar. La verdad, en Mesoamérica, en México, ya existían pueblos social, científica y culturalmente desarrollados, y con este monumento cae por tierra la visión machista del emperador, del rey que limitaba a las mujeres a las labores del hogar”.
Lo cierto es que el Paseo de la Reforma ahora se engalana con la presencia de “La Joven de Amajac” tres veces mayor que la pieza original, tallada en cantera por artesanos de Chimalhuacán. Es una figura con espíritu, es mágica, es cosmogónica. Su cara expresa firmeza y a la vez nobleza. Su tocado con chalchihuites significa “cosa preciosa”.