El pintor, caricaturista, ilustrador y muralista mexicano Jorge Flores Manjarrez llevó a una caravana de artistas, las más afamadas luminarias de la “Época de Oro”, al Metro de la Ciudad de México. Y ahí dejó a Joaquín Cordero, Ninón Sevilla, Gloria Marín, David Silva, José Alfredo Jiménez y una pléyade de actores y actrices más que hoy son íconos.
Recientemente se develó el mural Época de Oro, que hace referencia al cine nacional, en la estación San Lázaro de la Línea 1 en su área de transbordo con la Línea B. El calor era insoportable, el ambiente de fiesta, y el público usuario, niños y adultos, se contaron por centenas, porque la 1 y la B son de las líneas más utilizadas de toda la red del Metro.
El dato que se debe tener en cuenta para comprender el mural de hermosa factura, es el que indica que la “Época de Oro” del cine nacional es el periodo de grandiosos éxitos de taquilla, deslumbrantes actuaciones de actores y actrices, extraordinarios argumentos, direcciones escénicas insuperables, e historias que aún perviven en la memoria colectiva.
Inició el 6 de octubre de 1936, memorable fecha en que se estrenó la película Allá en el Rancho Grande, un romance dramático con Tito Guízar y Esther Fernández en los roles estelares. La dirección estuvo a cargo de Fernando de Fuentes, autor del guion junto con Guz Águila y Antonio Guzmán Aguilera. La música fue encargada a Lorenzo Barcelata.
Esa época culminó en 1956 y se le denomina “De Oro” porque en ese lapso la industria fílmica mexicana fue semillero de la más grande producción de películas comerciales en toda América Latina y países de habla hispana. Comedias rancheras, dramas citadinos y vicisitudes de rumberas, cine de terror y fantasía, así como cine negro, son sus géneros.
Ejemplo de lo anterior son Los de abajo (1940), Los tres García (1946), Campeón sin corona (1946), Nosotros los pobres (1948), Angelitos negros (1948), Rosenda (1948), Salón México (1949), Doña Diabla (1949), Aventurera (1949), El Rey del barrio (1950), Los olvidados (1950), y En la palma de tu mano (1951), entre otras.
Ahora, el esplendor del cine mexicano se manifiesta en el mural Época de Oro. Una magnífica pintura mural de acrílico sobre madera y tela de gran formato (5.55 por 14 metros) del artista plástico Jorge Flores Manjarrez. Desde su inauguración hace unas semanas, cada día es observada por más de 32 mil usuarios de ese medio de transporte.
En el mural se observa a grandes figuras que forjaron con su trabajo la nueva identidad nacional, cultural y musical durante el periodo 1936-1956. Es la tercera obra del maestro Manjarrez, las anteriores son Un viaje por el rock and roll, en la estación Auditorio, y Urbanohistorias, en la estación Chabacano. En los tres casos son sumamente visibles.
En el Metro de la Ciudad de México conviven cada día cuatro millones de usuarios, lo que convierte a ese sistema en la metafórica segunda ciudad más grande del país. Ahí, la gente charla, se arremolina, se apretuja, hace nuevos amigos, nacen romances, se ofrece infinidad de servicios y productos, y todo sin salir a la calle. Ahí se viaja y come a la vez.
Durante la inauguración, se destacó que las obras de Manjarrez demuestran que el arte no es solo para recintos cerrados, también para espacios abiertos. El mural incluye rumberas, villanos, divas, galanes, cómicos, actores y actrices de carácter, directores y bailarines en una ambientación de los años 50, ahora vista y presentada a través del pincel del siglo XXI.
Están presentes Abel Salazar, Chavela Vargas, Dolores del Río, Pedro Infante, Agustín Lara, Elsa Aguirre, Katy Jurado, Jorge Negrete, Joaquín Pardavé, María Félix, Germán Robles, Yolanda Ivonne Montes Farrington “Tongolele”, Adalberto Martínez Chávez “Resortes”, Lorena Velázquez, y los hermanos Andrés, Domingo y Fernando Soler.
Germán Cipriano Teodoro Gómez Valdés y Castillo “Tin Tan” y su carnal Marcelo, Lilia Prado, Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo” o “El Enmascarado de Plata”, Emilio “El Indio” Fernández, Pedro Vargas, Pedro Armendáriz, Fannie Kauffman “Vitola”, María Victoria, José René Ruiz Martínez “Tun”, y Luis Aguilar “El Gallo Giro”, también.
Igualmente Carlos Navarro, Miguel Aceves Mejía, Libertad Lamarque, Fernando Soto Astol “Mantequilla”, Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes “Cantinflas”, Ignacio López Tarso, Lola Beltrán, José Antonio Hipólito Espino Mora “Clavillazo”, Roberto Cañedo, Eulalio González Ramírez “Piporro”, y el grandioso Jesús Martínez Rentería “Palillo”.
Destacan además Arturo de Córdova, Manuel Palacios Sierra “Manolín”, Estanislao “Schillinsky” Bachanska, Rafael Banquells, Armando Soto La Marina “Chicote”, Óscar Pulido, Rosa Carmina, Miroslava Stern, Juan Orol, Roberto Gavaldón, Sara García, Alejandro Muñoz Moreno “Blue Demon”, Sara Montiel y Roberto Cobo “Calambres”.
Respecto a los edificios y monumentos plasmados por el muralista en su “Época de Oro”, se pueden citar el Ángel de la Independencia, el Salón Los Ángeles, el Palacio de Bellas Artes, el monumento a Moctezuma, el Teatro Lírico, la estación de radio XEW, el Teatro Blanquita, el centro nocturno Folies Bergere, y otros más de aquella época de oro puro.
Aparece un Trolebús, el famoso auto convertible de “El Santo”, el nostálgico tranvía de La ilusión viaja en tranvía, la Torre Latinoamericana, el auto de la Dinastía Soler, un taxi cocodrilo y autobuses urbanos de aquellos años. Un sondeo rápido realizado por equisgente arrojó que jóvenes, adultos y adultos mayores reconocen a gran parte de las figuras del mural.