jueves, septiembre 19, 2024
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RODOLFO GAONA: TORERO INSPIRADOR DE TACOS Y TAQUERÍAS

Dicen que el escritor Marte R. Gómez dijo que México había producido tres celebridades que estaban fuera de toda discusión: Pancho Villa, Rodolfo Gaona y la Virgen de Guadalupe.

Hay plazas de toros y calles que llevan el nombre del torero. Existe una majestuosa construcción en la ciudad de México que él mandó edificar, su memoria aún persiste en España, México y América del Sur. Ahora, el Califa de León, a quien por ser torero no es políticamente correcto honrar, es noticia porque una taquería de la ciudad de México ganó una estrella de la Guía Michelín, premio que se concede a los mejores lugares de venta de comida en el mundo.

Pocos saben que en León, su ciudad natal, hay dos taquerías con el nombre de “El Rincón de Gaona”, que originalmente se llamó “Las Glorias de Gaona” y estuvo en la finca donde estuviera la casa donde nació el torero. Son los otros tacos para ofrendar al Califa.

El Califa de León, Rodolfo Gaona, y la casa donde nació, en Guadalupe Victoria y Mariano Escobedo en León, Gto.

El Gaona de la gaonera

Rodolfo Bernal Gaona Jiménez, el llamado Sumo Pontífice de la torería y El Califa de León, nació el 22 de enero de 1888, en León de los Aldama, Guanajuato, en el seno de una familia humilde; hijo del navarro Roberto Gaona y de Regina Jiménez, nacida en México. Al terminar su escuela primaria, el chamaco fue aprendiz de zapatero y su primer oficio fue el de curtidor.

Allá por 1897 asistió por primera vez a una corrida de toros realizada en su ciudad natal. Miró a Santiago Gil, Pimienta, y entre los banderilleros, Reverte Mexicano, quien luego de poner un par de banderillas, fue víctima alcanzado por los cuernos del toro que le puso al borde de la muerte.

Esa experiencia cautivó al niño Rodolfo y junto con otros chamacos entró al aprendizaje de la Fiesta Brava con la tienta de animales en los campos de la región, para luego pasar a formarse en la escuela taurina de León, regentada por Saturnino Frutos, Ojitos, banderillero de la cuadrilla de Frascuelo. Su primera corrida fue en un pueblo, al lado del torero Braulio Díaz, famoso por haber matado a balazos al espada Lino Zamora. Rodolfo pronto sobresalió: fue presentado en la plaza de toros de México el 1 de octubre de 1905 y en 1907 debutó en la plaza de toros del Toreo de la Condesa en Colonia Roma, México.

Rodolfo Gaona llegó a convertirse en una de las grandes figuras durante la edad de oro del toreo (1913-1918) junto a Rafael Gómez el Gallo y Vicente Pastor. Fue el inventor de la gaonera, un pase de capote por detrás y del pase del centenario (un lance similar a la gaonera pero realizado con la muleta y por el lado derecho). Lo califican como uno de los toreros más elegantes de la historia.

Pronto fue triunfador en México y España. Fue un campeón en los ruedos y el tálamo, pues por su fama y apostura era asediado y estableció relación con hermosas mujeres.

Se retiró de los ruedos el 12 de abril de 1925 en un festival celebrado en la Monumental Plaza El Toreo de La Condesa, de la Ciudad de México, en una tarde en la que estoqueó siete toros y falleció el 20 de mayo de 1975, en la capital del país, a los 87 años de edad​

¡Taaaacos, joveeen!

Rodolfo Gaona fue hombre de mundo y de amistades. Recorría la ciudad de México, en donde perduran historias diversas. Convivió por igual con gente de poder que con personas comunes. Una de ellas fue don Juan Hernández González, tablajero de oficio, nacido en 1919, un hombre mucho más joven que el torero.

En 1957, don Juan emprendió una pequeña lonchería en el barrio de San Rafael, sobre la avenida San Cosme, y en 1965 don Juan conoció e hizo amistad con Rodolfo Gaona, quien en ese momento tenía 77 años de edad.

Fue tal la impresión y el gusto por ese vínculo, que en 1968 don Juan Hernández le rindió tributo con uno de los cortes más emblemáticos para ser servido de manera majestuosa: el taco Gaonera; y así surgió el restaurante El Califa de León.

Ahora la taquería es atendida por Mario Hernández, hijo de don Juan. El continuador del negocio cumple el encargo de su padre:

“No hay que componer lo que está bien. Mi padre un día me dijo: «no tiene ningún sentido expandirse, porque la avaricia rompe el saco». Nos vamos a mantener igual”.

Ahora la fama lo alcanzó con la estrella otorgada por la Guía Michelín.

El Rincón de Gaona  

Al triunfar, El Califa de León dejó su casa natal y la finca se convirtió en la tienda “La Cruz de Mayo”. Con la modernización de León volvió a ser una casa más, ubicada en la esquina de Guadalupe Victoria y Pino Suárez, hasta que en 1984 inició una de las obras viales de la ciudad: las calles Guadalupe Victoria y Mariano Escobedo fueron ampliadas. Casas, edificios, escuelas y hasta el atrio del templo de Nuestra Señora de Lourdes fueron echados abajo.

Algunas fincas tenían cierto valor arquitectónico y la casa del Califa tenía valor histórico. De nada valió: cedió el paso a la modernidad estilo gringo, el primer paso a desnivel del centro de la ciudad y el proyecto de una vialidad que la cruzara de oriente a poniente se impusieron.

Imagen izquierda: taquería “El Califa de León”, en la calle Ribera de San Cosme, en la ciudad de México. Imagen derecha: tras la ampliación de la calle Guadalupe Victoria, la casa original donde nació el torero fue demolida y se construyó otra, donde estuvo la taquería El Rincón de Gaona. (Fotografías tomadas de Google Earth)

Esa casa fue reconstruida y ahí se estableció un negocio taquero que también honró a la memora del torero: el Rincón de Gaona, que originalmente se le conoció como “Las Glorias de Gaona”.

Una placa recordaba que en ese lugar estuvo la casa original. Ya sólo había quedado un pequeño espacio que se convirtió el lugar para el comercio. Las habitaciones y el resto de la casa se fueron a plantas más elevadas.

El negocio inició a finales de la década de 1980 y logró tener, incluso, una sucursal en la colonia Loma Bonita, sobre la misma Mariano Escobedo. La pandemia de Covid 19 obligó a dejar el local, pero el negocio reabrió y la matriz se encuentra en Francisco González Bocanegra, hacia el oriente de la ciudad, en la zona de San Isidro.

La casa sigue sola, llena de grafiti.

Ahora que ser aficionado a los toros es políticamente incorrecto, a Gaona se le honra no por su arrojo ni por su arte, ni por sus aventuras y mitos, ni por poner el nombre de México y León en alto, sino por unos deliciosos tacos.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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