El proyecto “Inventario Arqueológico de Pecios de los siglos XIX y XX en el Pacífico Mexicano”, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), capitaneado por Mariana Piña Cetina, registrará embarcaciones de diversas naciones que yacen bajo el mar en la costa de Baja California.
“Entre finales de mayo en curso e inicios de junio entrante iniciaremos el inventario con énfasis en dos puntos de alto potencial arqueológico: las islas Todos Santos, en la bahía de Ensenada, y el arrecife Sacramento, en la bahía del Rosario, luego de que exploramos durante 2021 y 2022”, explicó a equisgente Piña Cetina, especialista adscrita a la SAS.
La exploración histórica y documental indica que el arrecife Sacramento puede tener hasta cinco barcos de diferentes nacionalidades, del siglo XIX y principios del XX. En 2021, la SAS recibió el reporte de pescadores del lugar, sobre una vasija. Se realizó una visita de reconocimiento y encontró, al menos, dos contextos arqueológicos que podrían pertenecer a barcos diferentes.
De acuerdo con Piña Cetina, es un área que presenta obstáculos únicos, lo que requiere una temporada completa de exploración debido a las corrientes, los sedimentos y las dificultades para llegar a los lugares de buceo en el arrecife. La investigadora confía en la estrecha relación con la comunidad de pescadores para llevar el proyecto a buen puerto.
Aunque entre 2016-2019 y 2021, la SAS ha registrado de manera esporádica pecios en esta región del país, ahora este proyecto utilizará estrategias y técnicas de vanguardia, como el uso de sistemas de información geográfica y el registro mediante fotogrametría; luego hará recomendaciones de conservación y/o restauración de los bienes que se lleguen a registrar.
Debido a las dinámicas sociales en los litorales del Pacífico mexicano, la iniciativa pugna por la colaboración con las comunidades locales, así como la difusión en éstas, en el resto del país y en foros internacionales, de los resultados obtenidos. “Se busca la protección y apropiación responsable de los contextos por parte de las poblaciones aledañas”, señaló.
El arrecife Sacramento fue bautizado con ese nombre luego del naufragio, en diciembre de 1872, del SS Sacramento, un sidewheeler construido en 1864 en Nueva York. Hacía viajes regulares de carga y pasaje de Nueva York a San Francisco, California, para lo cual rodeaba hasta el Estrecho de Magallanes, en el sur del continente, abundó la experta.
“Esa es una de las naves que la SAS podría localizar este año, a solo cinco metros de profundidad pero de gran peligro, pues ahí hay muchas corrientes”, anotó Piña Cetina, quien informó que la ubicación de Baja California la colocó, en los siglos XIX y XX, como paso obligado de barcos que durante más de 300 años habían sufrido una ruta de islas, arrecifes, bajos de arena y otros elementos.
Los barcos podían fondear en las cercanías y eso propició también un sitio ideal para la caza de lobos marinos y otros animales que fueron comercializados por los balleneros norteamericanos, canadienses, e incluso rusos, con una presencia importante en la costa norte de México. Es decir, se trata de una zona marina de enorme importancia comercial.
Sobre la Bahía de Todos Santos, en 2022 el buzo José Sierra avisó de la presencia de un barco hundido ahí. La SAS hizo el reconocimiento y se ubicó en un contexto específico, a 35 o 37 metros de profundidad. “Lo que nos llama la atención es que, de acuerdo con él, se trata de un barco de construcción mixta con madera local”, concluyó la buza experta. En esta temporada el equipo de la SAS pretende registrarlo, descubrir con precisión de qué nacionalidad era, a qué venía, y toda la información que pueda recuperar de su contexto histórico, social, político, comercial y cultural. Se trata, en síntesis, de un proyecto arqueológico de largo aliento para registrar embarcaciones históricas bajo el mar de Baja California.
