jueves, noviembre 21, 2024
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CAMBIO CLIMÁTICO, EL RETO ACTUAL DE LA HUMANIDAD

Incendios forestales, inundaciones y olas de calor extremas, el resultado de una esperada y anunciada catástrofe climática.

Desde milenios atrás se han dado a conocer las evidencias científicas sobre el cambio climático en el mundo, sin embargo, sigue siendo un problema vigente para la humanidad y, sobre todo, poco atendido en las agendas políticas de los tomadores de decisiones.

Durante el siglo XIX se comprobó que ciertos gases -como el dióxido de carbono (CO2) – atrapan el calor que escapa del planeta Tierra, siendo este calentamiento la causa de los diversos cambios climáticos que amenazan la vida. Fue justamente nuestro compatriota Mario Molina, quien en 1995 ganó el Premio Nobel de Química, quien descubrió que los gases de efecto invernadero generan agujeros en la capa de ozono, la cual nos protege de la radiación dañina del sol, otro factor que incremente el aumento de temperatura.

A pesar de que cada vez se tiene más información al respecto y esto permite generar estrategias globales para mitigar los efectos del cambio climático, se ha demostrado muy poco interés para implementar acciones al respecto por parte de los líderes mundiales.

En los últimos meses hemos presenciado eventos catastróficos como la sequía extrema de África que obligó el traslado de cientos de animales que habitaban en una reserva ecológica del sur del continente a una reserva del norte, o en California donde se presentó uno de los mayores incendios forestales del 2022, ocasionado la evacuación de un gran número de personas.

Pakistán quedó devastado después de las lluvias monzónicas que dejaron un tercio del país debajo del agua, considerando que este territorio es el responsable de emitir los porcentajes más altos de las emisiones de carbono a la atmósfera. En Europa una ola de calor se presentó en países como Suiza, España o Francia, generando incendios y sequías extremas en la región.

El aumento de temperatura no es un evento aislado o nuevo para el planeta, en Estados Unidos se están enfrentando a la tercera ola de calor consecutiva. Lamentablemente México no se queda atrás en cuanto las consecuencias del cambio climático, las temperaturas en el país van en incremento desde 1960.

(Fotografía: Aldo Hernández)

Por otro lado, es importante considerar que la relación entre el cambio climático y el agua es inherente. Para comprender este panorama es importante considerar que el 70% de nuestro planeta está cubierto por el vital líquido, sin duda, el ciclo hidrológico varía por el aumento de las temperaturas, provocando menor disponibilidad de recursos hídricos o, por lo contrario, diluvios extremos.

México se encuentra en el ranking de los países con mayor riesgo al estrés hídrico, particularmente en las zonas con altos número de población y gran actividad económica. El estrés hídrico se refiere a que la demanda del agua en determinadas regiones es mayor a su disponibilidad, un problema que no solo afecta la cantidad de agua en las regiones hidrológica, sino también su calidad, provocando contaminación, intrusión salina y eutrofización, es decir, un aumento desmedido de los nutrientes en los cuerpos de agua, que altera su calidad.

El estrés hídrico también obliga a que las zonas de mayor explotación busquen fuentes de abastecimiento de otras regiones. Tal es el caso de “Proyecto Monterrey VI” para trasvasar agua desde el río Pánuco hasta la zona metropolitana de Monterrey, un “proyecto costoso e insostenible”, como lo determina el Dr. Saldívar docente de la Facultad de Economía en la UNAM.

(Fotografía: Aldo Hernández)

La demanda mundial de agua conlleva un aumento en la necesidad suministro, es decir, mayor necesidad de transporte y tratamiento de agua, procesos que a su vez implican un alto consumo energético y, una vez más, emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Cualquier alteración en el clima genera consecuencias en los ecosistemas y la biodiversidad que albergan, por lo tanto, también nos pone en peligro a los seres humanos. Con el cambio climático se presenta un símil al efecto dominó, si se ven afectadas las funciones de los ecosistemas, los servicios que éstos nos proveen serán limitados o menores.

Para dar un ejemplo: el aumento de temperatura y la contaminación en el océano afecta la vida de los arrecifes de coral, uno de los ecosistemas con mayor diversidad animal y vegetal en el océano, una red de nutrientes y energía para toda la cadena alimentaria, al verse afectada dicha red, también se pone en peligro una de las principales actividades económicas de los humanos, la pesca. Asímismo, los arrecifes de coral son barreras indispensables para las costas, prevén la erosión y nos protegen del oleaje durante tormentas y huracanes.

El impacto de las olas de calor, aridez, precipitaciones intensas, huracanes y ciclones, también se ve reflejado en la salud humana con el incremento de enfermedades como malaria y enfermedades transmitidas por el agua, otro impacto social es mayor pobreza, hambrunas por los cambios negativos en los rendimientos de los cultivos y, por ende, migraciones de poblaciones de formas masivas.

El efecto dominó continua y la catástrofe ambiental no para, parece que el clima está fuera de control, cada vez con más frecuencia. Los retos en torno al cambio climático son muchos, pero básicamente todo se resume en que la humanidad sea capaz de eliminar el CO2 y gases de efecto invernadero (GEI) de la atmósfera, hasta ahora ningún escenario mundial apunta hacia esto.

(Fotografía: Aldo Hernández)

Existe un Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) que analiza modelos económicamente óptimos para cumplir el acuerdo de París. Recordemos que este acuerdo entro en vigor en 2016 y consiste en disminuir en 2 grados el calentamiento mundial, aunque en los últimos años se ha hablado de disminuir al menos 1.5 grados centígrados. Este es el primer acuerdo en la historia al respecto.

Por otra parte, la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, se realiza cada año y se trata de llegar a negociaciones a nivel internacional en torno al cambio climático.

Desde 2016 hasta la fecha, los modelos previstos por los expertos aún no demuestran que se pueda mantener el calentamiento por debajo de 1.5°C sin una transformación económica y social, esto se complejiza por los intereses de los grupos con mayor poder monetario en el mundo.

Por lo anterior, el Acuerdo de París y la COP resultan más bien un simulacro dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas, donde los países se reúnen para comunicar las contribuciones que han hecho para reducir las emisiones de GEI y también las acciones que tomarán para adaptarse a los efectos del cambio climático, sin llegar a resultados de gran trascendencia. (1a de 2 entregas)

  • Fotografía en la portada: Aldo Hernández.
Ana Solórzano
Ana Solórzano
(Guanajuato, Gto. 1993) Bióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco. Promotora del cuidado del agua y la conservación de la naturaleza, a través de los medios de comunicación y proyectos comunitarios. Su principal motivación profesional es desarrollar estrategias sustentables para la conservación del agua.
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