Dos piezas teatrales fuera de lo convencional están disponibles en la Ciudad de México. El común denominador que ambas comparten es la bien pulida dramaturgia, la magistral actuación de sus respectivos elencos y los temas que abordan: la empatía y soledad en El desaire de los elevadores, y la amistad y la diversión en Hectorazzo y Paolinho.
El primer espectáculo escénico, Desaire de los elevadores, fue escrito por Alberto Villarreal y lo dirige Gerardo Daniel Martínez. Se escenificará del 15 al 25 de este mes, los jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc de la capital mexicana).
En la trama, mientras un atroz incendio devora el edificio, un grupo de desvelados vecinos que ahí habitan se reúne en un departamento del cuarto piso para compartir el vino, las risas, las tristezas y ciertos detalles íntimos de sus catástrofes cotidianas. Para ellos, lo que sucede fuera del departamento es absolutamente desconocido e intrascendente.
Son ocho personajes que hablan de sus soledades, miedos, pérdidas y abandonos, en un mundo en el que las relaciones no son garantía de la compañía mutua y el fracaso es la huella inevitable del contacto humano. La obra reflexiona sobre la forma como la humanidad se relaciona, convive y desarrolla sus vínculos afectivos en este momento.
A cargo de la compañía Teatro Chingué, Desaire de los elevadores, en un tono fársico y un ambiente onírico, evoca una realidad donde cada personaje se apropia del lugar para compartir sus sentimientos y forma de pensar en relación con su particular existencia, sus abandonos, desencuentros y cómo estos conducen cada una de sus cotidianidades.
La puesta en escena abre la puerta del departamento para incluir al espectador en dicha reunión de insomnes, de tal modo que en la cercanía e intimidad puedan sentirse vinculados, reflejados e interpelados por cada historia. Actúan Constanza Villanueva, Mariana Morado, Héctor Sandoval, Gerardo Gallardo, Xochitl Franco, Kaleb Oseguera, Pablo Iván Viveros y Lorea Montemayor.
Cada relato se articula con la experiencia colectiva de los personajes, potenciada por la creación de juegos escénicos y composiciones de imágenes en movimiento que muestran cómo los textos intervienen la narración de los actores, con una propuesta dinámica de la escena que acompaña al espectador en el tránsito de esta dramaturgia posdramática.
Con escenografía de Jesús Giles, vestuario de Gerardo Gallardo, musicalización de Alonso Burgos e iluminación de Sara Alcantar, la propuesta aborda problemáticas que se comparten con los otros, de tal modo que más allá de las diferencias, personalidades e identidades, se encuentran en la mirada de la empatía, el dolor, el abandono y la soledad.
La segunda oferta es el espectáculo Hectorazzo y Paolinho, una propuesta de teatro, música y clown que apuesta por el humor y la risa. En cada función se reinventa con nuevos números, invitados y sorpresas para alegrar a niños, adolescentes, adultos y adultos mayores. La obra es encabezada por los actores Héctor López y Paolo Becerra.
Ambos se presentan bajo la dirección de Jesús Díaz, con la participación de diferentes artistas invitados, hasta el 31 del mes en curso los sábados y domingos a las 13:00 horas en el Teatro del Pueblo (República de Venezuela 72, Centro Histórico de la Ciudad de México). El espectáculo ya giró con éxito por Guerrero, Querétaro y Estado de México.
Se trata de una dupla de payasos que en sus números celebran la amistad y la diversión, e invitan al público a un espectáculo único en cada presentación. En su cuarta temporada en la capital del país, Hectorazzo y Paolinho cuenta con la participación especial de Paola García Villegas, Martín Soula “Blondie”, Citlalli Muñoz y Mónica Magdiel.
Ellos crean un espectáculo que se caracteriza por utilizar un humor blanco y sin burlarse de estereotipos de géneros o color de piel. Asimismo, a lo largo de la temporada hay funciones en las cuales actuará el propio director. Cabe subrayar que esta propuesta cómica es resultado del Taller Permanente de Clown que Jesús Díaz imparte a los actores.
En ese taller, a través de ejercicios, juegos y dinámicas, se crea un ambiente de respeto, creatividad y libertad expresiva para encontrar respuestas en grupo a las preguntas personales. Al mismo tiempo se profundiza en el estudio de la risa y el complicado arte del clown para crear un humor libre de vulgaridades que revaloriza la figura del payaso.