Los anales de la historia del arte registran que, en el siglo XVIII, Francisco de Goya y Lucientes (España, 1746-Francia, 1828) pintó su alma de negro. Los Caprichos, su obra maestra, es un grito en la oscuridad, un testimonio de la locura y la razón. Goya, el genio, muestra el rostro oculto de la humanidad, rostro oculto desde que el hombre es hombre.
Los Caprichos son un espejo que refleja nuestras debilidades, nuestras supersticiones y nuestras crueldades. En esas 80 estampas, el artista desenmascara la hipocresía de la sociedad de su época y denuncia la injusticia, la corrupción y la ignorancia. Pero también muestra la belleza, la ironía y la paradoja. Esa obra es un manojo de contradicciones.
Goya lleva de la mano por un camino de sombras y luces, donde la realidad y la fantasía se confunden. En “El sueño de la razón produce monstruos”, Goya advierte al mundo que la imaginación puede ser nuestra mayor aliada o nuestra peor enemiga. En “La lealtad”, muestra la fidelidad como una virtud olvidada. Su contundencia ha sacudido al mundo.
Los Caprichos son un llamado a la reflexión y la conciencia. Son un recordatorio de que la humanidad es un laberinto de negaciones, pero también de que la belleza y la verdad pueden encontrar un lugar en el corazón del hombre. Goya dejó un legado que vale oro: la capacidad de mirar hacia adentro, de cuestionar y de buscar la verdad.
Así, Los Caprichos son un espejo que refleja nuestra humanidad, con todas sus luces y sombras. Esa serie de 80 estampas han sido admiradas en diversas ciudades alrededor del mundo, desde su creación, por generaciones enteras. Ahora y hasta marzo de 2025, en la Casa de Cultura Citibanamex-Museo Casa Montejo, en el centro de Mérida, Yucatán.
La exposición Los Caprichos de Goya reúne los 80 aguafuertes de la serie realizada entre 1793 y 1796 por De Goya y Lucientes y puede ser visitada gratuitamente de martes a sábado de 10:00 a 18:00 horas y domingos de 10:00 a 14:00 horas.
Un aguafuerte es una técnica de grabado en la que se emplea una solución concentrada de ácido nítrico en agua para remarcar las líneas o surcos del dibujo hecho sobre una plancha de metal. Los Caprichos se publicaron por primera vez en 1799 en el Diario de Madrid. En ellos, el pintor no sólo criticó con agudeza el pensamiento y la sociedad de su época, también abrió nuevos caminos en la creación plástica y el goce estético. Su calidad interpretativa y originalidad convirtieron a esta serie en pieza clave de la historia del arte en Occidente.
Durante el recorrido a través de la muestra, el visitante puede apreciar la actualidad de estos grabados y su repercusión internacional hasta nuestros días, la cual es palpable en las múltiples interpretaciones que han generado, además de la influencia que han ejercido sobre la pintura, la literatura y la música. Ciertamente, ha detonado otras formas de arte.
Francisco José de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos, Zaragoza, España, el 30 de marzo de 1746. Se inició en la pintura en 1759 en la Academia de Dibujo de Zaragoza dirigida por José Luzán, donde conoció al pintor Francisco Bayeu con quien estudió hasta 1770. En 1784 ganó un concurso para decorar la Iglesia de San Francisco “El Grande”.
Tras ese éxito, consiguió retratar a la Duquesa de Osuna, y por medio de ella conoció a la Duquesa de Alba. Con la fama obtenida por estos encargos, en 1789 fue nombrado Pintor de Cámara del Rey Carlos IV, continuando su labor en la corte de José Bonaparte y de Fernando VII. Aunque su relación con la realeza fue cercana, no dejó de frecuentar a sus amigos liberales.
A lo largo de su vida, Goya sufrió grandes depresiones debido a sus enfermedades y por la pérdida de la capacidad auditiva. Sus distintos estados de ánimo quedaron claramente expresados en la serie Los Caprichos, que Goya acompañó con un texto francamente atrevido para su época. En éste, advierte al público que la temática de los grabados está dada por asuntos caprichosos, producto de su propia invención.
En el mismo texto, asevera que la censura de los errores y vicios humanos no sólo puede ser tratada en la poesía, sino que es también objeto de la pintura. Declaró que su intención no había sido ridiculizar los defectos particulares de un individuo, sino utilizar el ridículo para aludir a la naturaleza humana. Absolutamente nadie lo ha refutado ni desmentido.
La serie completa de los 80 aguafuertes Los caprichos fue adquirida por Fomento Cultural Citibanamex y ha sido resguardada, conservada y expuesta en diversas sedes de la Ciudad de México, Coahuila, Durango, Guanajuato, Querétaro, Tabasco, Puebla, y ahora Mérida, reforzando uno de sus objetivos: acercar a los mexicanos a la cultura del mundo.
