A principios del siglo XVI, el explorador, capitán, escritor y fundador español Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano (1485-1547) encabezó una invasión al Imperio Azteca. Así, conquistó al pueblo de México-Tenochtitlan para ponerlo a disposición de la Corona de Castilla. De esa forma creó el Virreinato de Nueva España que duró 300 años.
Desembarcó, en el territorio que hoy ocupa el estado de Veracruz, con alrededor de 600 hombres (aproximadamente 500 soldados y 100 marineros), 16 caballos y yeguas, 14 piezas de artillería y un montón de chácharas, espejos por ejemplo, para el trueque con los indígenas. En expediciones posteriores llegaron muchos religiosos y comerciantes.
Mientras los sacerdotes tenían como misión evangelizar a los indígenas y convertirlos a la religión católica, los comerciantes buscaron nuevas formas de amasar fortunas, lejos de las armas pero con el catecismo bajo el brazo. Algunos de esos hombres de negocios eran personas letradas, cultas, bien educadas y amantes del arte en casi todas sus expresiones.
Gracias a uno de esos leídos y pulcros caballeros, pinturas, esculturas y relieves en piedra han perdurado hasta nuestros días, como el que recientemente se puso a la vista de todos en una tienda de ropa en la Avenida Francisco I. Madero de la Ciudad de México. Con un cedulario, se puso en valor ese relieve mexica descubierto al acondicionar el citado local.
La historia: en 2018, la empresa Inditex México remodeló un edificio virreinal, ubicado en la peatonal avenida Madero, para instalar una sucursal de su marca Bershka. Durante las obras se retiraron los aplanados de las paredes internas para dejar libre la mampostería del inmueble, lo que dio pie al hallazgo prehispánico en el muro oriental de la planta baja.
Ese relieve mexica con la figura de un mono araña (Ateles Geoffroyi) ya está a la vista de todos, con su cédula que informa detalles sobre su contenido y existencia. Lo anterior, gracias a la suma de esfuerzos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la empresa Inditex México, cuya firma Bershka vende ropa para mujeres y hombres.
Luego de una nueva remodelación en la tienda, en 2022, el área de Comunicación y Relaciones Institucionales de Inditex México, a cargo de Lizbeth Luis López, invitó al director del Proyecto Templo Mayor (PTM) del INAH, Leonardo López Luján, a crear un cedulario para el relieve mexica, el cual fue instalado recientemente al lado de la pieza.
El investigador, quien comentó que la primera noticia de la imagen le fue comunicada por la antropóloga física Jaqueline Castro y las arqueólogas Karina López y Mary Lady Hernández, redactó el texto de la cédula, complementado con un dibujo reconstructivo, realizado por Nicolás Latsanopoulos, dibujante especializado en temas de arqueología.
Sobre el relieve, tallado sobre una losa circular de basalto gris que originalmente debió medir 46 centímetros de diámetro, López Luján detalló que pertenece al estilo Imperial Tenochca, por lo que pudo haber sido creado entre finales del siglo XV e inicios del XVI. Si bien está girado 90 grados hacia la derecha, su iconografía es perfectamente clara.
Alude al glifo calendárico ce ozomatli, 1-mono, del tonalpohualli, esto es, el día 131 del calendario adivinatorio Tenochca, de 260 días. “Esta fecha tenía múltiples significados: por un lado, de acuerdo con los informantes indígenas de fray Bernardino de Sahagún, se consideraba propicia para iniciar expediciones mercantiles”, explicó el titular del PTM.
Abundó al decir que se creía que quienes nacían en esa fecha serían amigables, inclinados a la música y a oficios mecánicos, debido a que el mono araña estaba bien marcado por la personalidad de Xochipilli, dios de la alegría, la música, el amor, las artes, los juegos, las flores, el maíz, las flores, el placer, la ebriedad sagrada y la lascivia”. Un dios vigoroso.
Algo relevante: su ubicación al interior de una residencia que probablemente fue erigida en el siglo XVIII, centuria en que el pensamiento ilustrado impulsó la conservación de objetos arqueológicos. En vez de asociarlos con la idolatría indígena, comenzaron a ser vistos y entenderse como testigos artísticos e históricos que merecían ser preservados.
Así, por ejemplo, las autoridades virreinales decidieron no ocultar las esculturas de Coatlicue y la Piedra del Sol (Calendario Azteca) descubiertas en 1790. Por eso, muchos personajes adinerados, que por entonces erigieron sus mansiones, tuvieron el cuidado de empotrar en las fachadas o muros interiores los vestigios exhumados de sus cimientos.
Tal es el caso del relieve antes dicho y de otros elementos escultóricos, visibles en el Núm. 39 de la misma avenida Madero, donde se aprecia el glifo de un Chalchíhuitl (cuenta de piedra verde), o en la intersección de las calles José María Pino Suárez y República de El Salvador, donde se encuentra la enorme talla de una cabeza de serpiente emplumada.
En el Centro Histórico de la capital del país existen ventanas arqueológicas que brindan asomos a la magnificencia de la antigua Tenochtitlan; algunas son conocidas, como la del Gran Basamento en la calle República de Argentina, o la que muestra restos de las Casas Negras de Moctezuma II, en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo. Y hay más.