Aunque la prensa oficial y la científica pregonaban que no había motivo para preocuparse, miles de personas creyeron que el 18 de mayo de 1910 se iba a acabar el mundo cuando el cometa Halley y su enorme cauda, de cerca de 300 millones de kilómetros de longitud, apareció en el cielo. En Guanajuato, como en muchos lugares del país, el temor se extendió y las misas y remedios contra los males esperados, o bien la resignación ante el fin de los tiempos y el consecuente Juicio Final, invadieron los espíritus de los creyentes.
Crispín Espinosa describe así el fenómeno: “Paso de la Tierra por la enrarecida cauda del cometa Halley. Su proximidad a la Tierra es de 23,000,000 de kilómetros. La conjunción de la Tierra, el cometa y el Sol fue a las 9 y 13 minutos de la noche, terminando a las 10 y 11. La Tierra comenzó a pasar por la cauda a las 7 p.m. y terminó a las 9 y 15”.
Y aclaraba: “sustancias que contiene: cianógeno, en pequeña cantidad, y sodio, completamente inofensivas”. A pesar del aviso, hubo reacciones de alteración de conducta:
“Fue mucho el pánico que en la sociedad produjo este fenómeno; muchas personas, aún caracterizadas, ocurrieron a las autoridades científicas en demanda de sustancias propias para contrarrestar los gases venenosos que pudiera traer la cauda o el núcleo. Otras acudieron a los sacerdotes para suplicarles que no cerraran los templos en toda la noche para guarecerse en ellos de la influencia de los gases cometarios. En el año de 1861, el 30 de junio, la Tierra atravesó por la cauda del cometa Donatti, y siendo aquella más densa que la del Halley no causó ningunos perjuicios. Pero como de este suceso está hoy ignorante todo el pueblo y aún gran parte de la sociedad culta, trabajo costó a las eminencias médicas persuadir a la multitud de que no había ningún peligro, como en efecto no lo hubo”.
Así fue: llegó la fecha esperada y nada sucedió. El cometa fue avistado durante varios días más y la calma volvió a la gente. Sin embargo, para los políticos y para almas pícaras como la de José Guadalupe Posada, el fenómeno cósmico fue el pretexto para ilustrar y tomar partido en el tema de moda de la época: el espiritista Francisco I. Madero y su lucha contra Porfirio Díaz (“Don Porfirio”, ¡irrespetuoso escribano!).
Los preparativos y los temores
Los astrónomos habían informado que la Tierra tocaría la cola del Halley en la noche del 18 de mayo. Los científicos explicaban el fenómeno y la prensa guanajuatense hacía el correspondiente eco, como la pequeña nota publicada el 30 de abril de 1910 en La Prensa, “Periódico de Política, Ciencias, Artes, Literatura, Variedades y Anuncios”: “Despacho de la Prensa Asociada.- Pasadena, Cal., 25 de Abril- El Cometa de Halley es ya visible con toda claridad desde la cima del Mount Adams. El profesor Wilson, encargado de hacer las observaciones, dijo hoy que el espectro muestra que el núcleo del cometa está rodeado de cianógeno. La cauda está compuesta de gas hidro-carbonado. Se están haciendo grandes preparativos en Mount Wilson para observar la esperada electrización de la atmósfera de la tierra el 18 del próximo Mayo. The Mexican Herald.
Los agoreros tuvieron su propia lectura y difundieron la noticia de que la cola tenía cianuro y era letal. En México y Sudamérica hubo fiestas de despedida, suicidios, se vendieron bombonas de aire y otros remedios para intentar salvarse de una muerte probable. La cola del cometa llegó a medir cerca de 30 millones de kilómetros, abarcando casi la mitad del cielo y según testimonio de testigos presenciales, la visión de la cauda fue espectacular.
María de las Nieves Rodríguez y Méndez Lozada, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirma que la noticia de que el Cometa Halley pasaría cerca de la Tierra conmocionó a gran parte de la población que se vio muy influenciada por las declaraciones de algunos científicos en la prensa sensacionalista de la época. Desconcertados por lo novedoso e increíble de la noticia, redactada con el estilo pretencioso y lleno de adjetivos de la época, conferían al cometa poderes sobrenaturales y llegaron a afirmar que, a su paso, “dejaría un rastro de fuego que incendiaría toda la ciudad; así, no se dejaron esperar los suicidios entre algunos sectores poblacionales”.
Cometa y política
“El cometa, que había pasado cerca del planeta unas treinta veces aproximadamente desde su primera aparición documentada en el año 239 antes de Cristo, fue, para algunos grupos, indica Rodríguez y Méndez Lozada, muestra del designio divino que indicaba la perpetuación del régimen porfirista y la exaltación de los festejos que su administración había preparado para la celebración del centenario del inicio de la Independencia de México”.
Sin embargo, cuando la revolución estalla, hubo quienes interpretaron la aparición como el augurio del triunfo maderista. Un corrido explica la interpretación de ligar a Madero con el “cometa” que pasa y arrasa con el mal gobierno:
Cometa, si hubieras sabido
lo que venías anunciando,
nunca hubieras salido
por el cielo relumbrando;
no tienes la culpa tú,
mi Dios, te lo ha mandado.
¡Ay que Madero tan hombre,
bonitas son sus acciones!
Mandó a los cabecillas
echar fuera las prisiones.
¡Madre mía de Guadalupe,
llénalo de bendiciones! […]”.
Posada y el Cometa
Rodríguez y Méndez Lozada afirma que “el paso del Cometa Halley por el país supuso, en 1910, el tema perfecto para que el grabador mexicano José Guadalupe Posada desarrollara, a lo largo de tres grabados, una crítica a los festejos del Centenario del inicio de la Independencia de México organizado por el Gobierno del General Porfirio Díaz”.
El lunes 30 de mayo de 1910, Posada publicaba en El Diablito Cojo, un periódico satírico opositor, un grabado del cometa sobre la ciudad de México. En el cuerpo del astro se encontraba el rostro de Madero y en la cauda estaba el de Porfirio Díaz. Abajo, el correspondiente verso crítico:
Llegó el cometa por fin,
y en la región alta y sola,
con su inmensidad de cola
armó la de San Quintín;
y al tender por el confín
su regia cauda de pavo,
deja ver, al fin y al cabo,
cuando la noche destella,
una cabeza en la estrella
y una cabeza en el rabo.
Y unos dicen que es la paz
y otros dicen que es la guerra,
y otros, que tal cosa encierra
una evolución fugaz.
Y el pueblo, que ya es capaz,
y EL DIABLITO,
que es su amigo,
no más ven, como un testigo,
tanta bola y algarada
y a ver si de chiripada
Meten su burrito al trigo!
En otros dos garbados, Posada ilustra cómo la población percibió al cometa y se burla de los temores de la gente. Cumple en ellos la doble función de cuestionar a Díaz y la de “educar al pueblo”, como rezaba la consigna liberal de la época.
Reacciones en la prensa de Guanajuato
Falta por ubicar y encontrar periódicos publicados el 18 de mayo de 1910 o en los días posteriores a la aparición del cometa.
El ejemplar más cercano a la fecha y que se puede consultar en el Archivo General del Estado es La Opinión Libre, periódico que se ostentaba como “Semanario Independiente”, pero que era subvencionado por el gobierno del estado.
En su edición del domingo 22 de mayo de ese año, publica un reportaje en el que ilustra las características de los cometas, la historia de sus apariciones y las referencias sobre estudiosos del fenómeno en el mundo. No alude a las reacciones de la gente, pero sí hace una contribución a criticar los temores populares:
“La ignorancia y la superstición hicieron creer antiguamente que los cometas presagiaban algún mal. Moctezuma II creyó que el cometa y demás fenómenos que hubo durante su reinado anunciaban la ruina de su imperio”.
El autor, que firma como “M. y M.”, ilustra que durante el Virreinato se mantuvo el discurso de atribuir al cometa los males que aquejaron a los habitantes de la Nueva España. Y remata: “Hoy mismo no ha desaparecido enteramente del vulgo el miedo á los cometas, pues aun se oye decir á algunas viejecillas que será bueno prepararse á morir cristianamente por sí o por no”.
Lo grave del asunto es que siete meses después empezó la revolución y le dio la razón a quienes rezaron y pusieron remedios contra el mal.
Fuentes:
Espinosa, Crispín, Efemérides Guanajuatenses, ediciones La Rana, México, 1999.
Rodríguez y Méndez Lozada, María de las Nieves, La Celebración del Centenario de la Independencia de México en 1910 a través de algunos grabados de José Guadalupe Posada, UNAM, 2006.
Periódicos
La Prensa, 30 de abril de 1910.
La Opinión Libre, 22 de mayo de 1910