El amor a los libros y a la palabra, y la inspiración que toma de Sor Juana Inés de la Cruz, son el motor y la energía que guían la vida académica e intelectual de Carmen Beatriz López-Portillo Romano, galardonada el pasado 3 de diciembre en la FIL Guadalajara.
Desde niña se vio rodeada de importantes libros de la literatura universal. Compartió la mesa con los autores trascendentales, como el Nobel Octavio Paz, y con los libreros de abolengo innegable, como don Enrique Fuentes, memorable propietario de la Librería Madero fallecido en marzo de 2021 a los 82 años, víctima de la pandemia de Covid-19.
Ya en su época estudiantil, Carmen Beatriz López-Portillo Romano no perdió tiempo y se tituló como Licenciada en Derecho en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y posteriormente obtuvo la Maestría en Historia por la Universidad de La Sorbonne. Entre 1991 y 2024 fue Rectora de la humanista Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ).
Entrevistada por equisgente poco antes de ser galardonada en la Feria Internacional el Libro (FIL) de Guadalajara, hizo un ejercicio de memoria, respiró profundo y dijo: “Sor Juana, me inspira; de don Enrique, quien al hablar de libros los iluminaba con su voz, tengo el mejor recuerdo; de la UCSJ, hice una institución privada con vocación pública”.
Lo andado por la maestra López-Portillo Romano fue reconocido por la FIL Guadalajara con el “Homenaje al Bibliófilo José Luis Martínez”, por su incansable labor de promoción de la literatura, los libros y la lectura. La acompañaron Ricardo Villanueva, rector de la Universidad de Guadalajara (UDG) y Marisol Schulz, directora de la FIL Guadalajara.
Así mismo estuvieron presentes: Héctor Raúl Solís, vicerrector ejecutivo de la UDG; Leonora Tovar y López-Portillo, hija de la bibliófila homenajeada, y Sergio López Ruelas, director del Sistema de Bibliotecas de la UDG. Entre otros, han recibido el galardón Andrés Henestrosa, Adolfo Castañón, Miguel León-Portilla, Enrique Florescano, y el editor Miguel Ángel Porrúa.
Antes de levantar el brazo derecho para poner en alto el galardón, en señal de orgullo y agradecimiento, ofreció un discurso lleno de recuerdos y anécdotas. “La semana pasada vi cumplida una promesa: inauguramos el Fondo Enrique Fuentes para honrar la memoria de un hombre generoso que compartió su tiempo y su saber con muchos de nosotros”.
Dijo que gracias a Andrea, hija de don Enrique, la UCSJ recibió la colección de reserva de la Antigua Librería Madero. Los volúmenes fueron entregados con el librero histórico y la vitrina originales que estaban en la primera droguería Sanborns. La maestra dedicó sus palabras a don Enrique, “amigo querido y bibliófilo en toda la extensión de la palabra”.
La homenajeada y el mítico librero cultivaron una amistad entrañable, nutrida por largas e interesantes pláticas y en la FIL Guadalajara confesó que no halla cómo hablar del libro y la lectura sin hacer referencia a su vida, “sin invocar la biblioteca de mi abuelo, la de mi padre, un espacio que hoy recuerdo como el lugar del descubrimiento y de la confesión”.
Cuando era niña entraba a la biblioteca de su abuelo como se entra a un templo o al oráculo frente al cual se ponía a prueba o se validaba la conducta y el compromiso, donde se merecía el derecho a la palabra y a la interrogación. “En la biblioteca se reunían los libros de generaciones pasadas. Simbolizaban el sentido de pertenencia y la gracia y el mérito”.
Tras suspirar y afinar la voz, anotó: “En esos estantes estaban los libros leídos o escritos por los antepasados que dejaron huella. Mi abuelo nos habló de Ricardo Corazón de León, de Juan sin Tierra, de Cortés y La Malinche; ahí descubrimos el país de nunca jamás, alcanzamos horizontes perdidos, aprendimos a cruzar el Aqueronte y a esquivar el Leteo”.
Ahí, la maestra encontró a la Cabaña del Tío Tom y conoció a Huckelberry Finn, bajó al país de las maravillas, viajó con El Principito, descubrió que hay rosas que le dan sentido a la vida, y que lo esencial es invisible a los ojos, y ahí, compartió las aventuras de los Tres Mosqueteros. Hermosos recuerdos de López-Portillo Romano salieron en tropel:
“En esa biblioteca y a los pies de mi abuelo, festejamos la fortaleza de Hércules y de Teseo, la belleza de Elena de Troya ante la que los viejos guardaban silencio cuando la veían pasar, ahí imaginamos a Penélope y esperamos el regreso de Odiseo; en esa misma biblioteca temimos encontrarnos a Procusto o convertirnos en él”, añadió emocionada.
Cuando cumplió 13 trece años, su papá le regaló el ejemplar de David Copperfield publicado en español en 1871 y que tanto él, como su abuelo, leyeron. “Ese es, junto con Corazón, Diario de un niño, uno de los tesoros que conservo como la representación de un legado recibido por gracia y que me he empeñado en merecer”, abundó la festejada.
La bibliófila deshiló muchas anécdotas, recuerdos y evocaciones más que se tejieron en las horas en que su abuelo y su padre le enseñaron el camino hacia el aprecio a los libros hasta llegar al otro tema que la tiene feliz: la Biblioteca Sor Juana de la UCSJ ya alberga el Fondo Enrique Fuentes-Librería Antigua Madero, establecimiento de gran reputación.
El rico acervo fue donado por la familia de Enrique Fuentes Castilla (1939-2021), quien fue director de ese espacio del saber y el conocimiento. Con más de dos mil libros sobre arqueología, antropología e historia de México y otros temas, la colección fue presentada la semana pasada a la UCSJ por Andrea Fuentes Silva, hija de Don Enrique Fuentes.
Varias son las joyas que conforman este acervo, como Breve bosquejo biográfico de los miembros más notables del ramo telegráfico y reseña histórica de la existencia y progreso de los telégrafos de la república mexicana, de Lázaro Pavia (1893) y Bibliografía científica del Estado de México, de Manuel de Olaguíbel y Enrique Iglesias (1899).
Hay libros dedicados a la Revolución Mexicana en diferentes Estados, a la vida y obra de Benito Juárez, antiguos planos arquitectónicos de iglesias y edificios gubernamentales, catálogos de monedas y/o billetes, libros relacionados con la agricultura y el mar, así como con el sistema de drenaje, y sobre economía también, entre otros temas variopintos.
Fueron 84 cajas donadas con un total de 4,075 libros, y tras una revisión y un minucioso inventario, se detectó que algunos títulos estaban duplicados. Debido a eso se donarán 1,984 volúmenes repetidos a la Red de Bibliotecas del Centro Histórico de la Ciudad de México, para garantizar su conservación, preservación, difusión y buen uso.
Fundada en 1939 por Tomás Espresate en la Avenida Madero, la librería fue una de las más antiguas de la CDMX. En 2012 se mudó a la Casa de la Acequia, en la esquina de San Jerónimo e Isabel La Católica, casi frente a la UCSJ. Ahí asistieron en su tiempo León Felipe, Carlos Monsiváis, libreros de viejo y quienes buscaban libros escolares.
Finalmente, cabe señalar que López-Portillo Romano dejó la rectoría de la UCSJ luego de más de tres décadas en el puesto. Al hacer un balance de su labor allí, dijo a equisgente: “Trabajamos muy duro para conseguir la cereza del pastel: lograr nuestro ingreso a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)”.
Otros logros mencionados son haber promovido la investigación y difusión de la vida y la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, el conocimiento del arte y la cultura de México, y el rescate del ex Convento de San Jerónimo, donde vivió y produjo gran parte de su obra literaria la Décima Musa. La sucede en el cargo Rafael Tovar, académico e historiador.