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VENENO SIN ANTÍDOTO, UN REPORTERO ENMASCARADO QUE LUCHA EN EL RING Y EN LAS REDACCIONES DE LOS MEDIOS. 

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A los 10 años de edad, en la década de los 80, Amado —nombre ficticio— era un verdadero fanático de los encuentros dominicales de lucha libre, que eran transmitidos por la televisión desde las arenas Coliseo, la México y la del Toreo de Cuatro Caminos. 

A pesar de que no era el único niño en casa ya que en su familia hay 5 varones y 4 mujeres, él fue el único que tuvo inclinaciones por el arte de los costalazos.

En su hogar, al lado de sus padres en Río Verde, San Luis Potosí después de hacer las tareas y de ayudar en la casa “siempre me ponía a ver las luchas”.

Después no solo era la televisión, también las revistas especializadas como una que se llamaba Colosos, donde había biografías de los más famosos, explicaban las técnicas de la lucha, las llaves y tenían posters: Octagón, Máscara Sagrada, Conán, el Vampiro Canadiense, Canek, Los Villanos, entre otros eran sus ídolos. 

“A esa edad, le pedí a mi madre que me hiciera un muñeco, un títere grandote para pelear y con la ropa que ya no usaba en ese momento, un pantalón, una playera, los fue cosiendo hasta hacer la figura de un luchador, que estaba relleno de más ropa deshilachada, retazos, en fin, lo que sirviera y ese fue mi rival”. 

Cuando estuvo listo, el luchador de trapo, puse 4 sillas, para simular las 4 esquinas de un cuadrilátero, “de ahí me subía a las sillas y me dejaba caer en plancha a ese muñeco, ahí fue creciendo mi gusto por la lucha libre”, y aunque duró algunos años nunca hubo oportunidad de entrenar, porque no había en dónde y seguir con ese meta. Más adelante entrenó un poco de box y tae kwon do, pero se quedó con la espina clavada de la lucha libre. 

Amado creció y siguió en la escuela, luego comenzó a trabajar como reportero de varios medios impresos, cubriendo casi todas las fuentes, deporte, política, seguridad, actividad en la que sigue siendo su principal sostén aunque ahora ha logrado empatar su trabajo con su pasión por los catorrazos.  

El reportero-luchador cuenta que hasta que llegó a Guanajuato capital, encontró la escuela de Lucha Libre que está en la deportiva Juan José Torres Landa, con la dirección del Lobo Ríos, y él lo invitó luego de una entrevista que le hizo sobre una función de este deporte.  

“Y a mí cuando me entrenas, le solté jugando; cuando gustes fue la respuesta, me dio los horarios, pero se pasó el tiempo y no fui por asuntos de trabajo, hasta que le hice otra entrevista y al finalizar le volví a decir, cuándo me recibe y la respuesta fue yo siempre te he estado esperando y tú no vienes”.  

“Un día decidí, hace como 5 años, acudir a los entrenamientos y al año debuté como Veneno, Sin Antídoto, luchador técnico, enmascarado, porque aunque hay otros luchadores que se llaman Veneno y para evitar controversias o pleitos legales, le añadí el hashtag, Sin Antídoto y está en proceso de registro”, narra. 

Aunque ya perdió la cuenta de cuántas luchas ha sostenido, comenzó en un aniversario de la escuela de Lucha “donde se armaron los buenos trancazos” y de ahí para adelante. 

Ahora, Amado alterna la lucha diaria por ganar la nota, con los rounds con sus rivales en el ring, donde aún no se ha jugado la máscara ni la cabellera, pero le pone las mismas ganas porque una es la chamba y la otra actividad, la pasión.

“Cuando te pones la máscara te transformas, el personaje te llama y en mi caso soy una persona reservada, pero cuando me pongo la máscara y estoy en el ring, me pongo a echar pleito con la gente, me pongo a gritar, pero está también el lado amable y me saco fotografías y videos con ellos”. 

Además “lo bonito del personaje es que se volvió altruista y visita a niños con cáncer; en Purísima del Rincón visitamos a una niña con leucemia y he estado en albergues llevando mensajes de motivación para los pequeños y los chavos, para que puedan luchar contra la enfermedad”. 

En cuanto a los combates los han llamado para luchar en varios municipios como en León, Irapuato, Romita, Salamanca y en el estado de Querétaro. 

“Hemos pisado el mismo cuadrilátero que otros grandes luchadores de renombre como Canek, Solar, Fuerza Guerrera y eso es un logro y aunque para mí sería una satisfacción enfrentarme a alguno de ellos, para calarme a ver qué tanto traemos”, señala entusiasta. 

Sobre las personas que saben su secreto Amado dice que su familia y otras 5 personas, contando a quien hace esta entrevista. 

Veneno Sin Antídoto, entrena 3 horas a veces diario o cada tercer día, una de acondicionamiento y las otras dos de entrenamiento rudo, donde también pueden sufrir lesiones, que en su caso han ocurrido en el cuello, en los tobillos, las rodillas o en los codos y que han tardado en sanarse un par de meses. 

Antes de cada lucha también hay que prepararse mentalmente, repasar lo aprendido de llaves y trucos, “cuando te estas poniendo el equipo, también hacemos oración para pedirle a Dios que todo salga bien; que tanto nosotros como el rival salgamos en buenas condiciones, porque subimos bien, pero no sabes si así vas a bajar, porque puedes salir lesionado o no salir. Cuando subo al ring, saludo al público, voy a una de las esquinas toco la lona y nos encomendamos a Dios”  En un mensaje para los jóvenes, afirma que “sobre todo es ser perseverantes porque hay ocasiones que podemos tener problemas en la vida, pero hay que perseverar, hay que centrarse en los objetivos, en nuestras metas y hay que luchar hasta que lleguemos, porque si nos cruzamos de brazos nos vamos a quedar con las ganas; nunca te debes quedar con dudas de hacer algo, inténtalo y si no puedes sigue intentando de otras maneras hasta lograrlo”.

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