Inicio Las otras resistencias LAS HEROÍNAS SIN CAPA, TAMBIÉN EXISTEN Y VUELAN POR SU SUPERACIÓN

LAS HEROÍNAS SIN CAPA, TAMBIÉN EXISTEN Y VUELAN POR SU SUPERACIÓN

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Hay una frase que dice que cuando lo que tú haces

te gusta, no es trabajo; nunca lo ves como trabajo.

Estamos en la plaza de las Ranas, que en realidad se llama Hidalgo; hace un calor de unos 28 grados. En medio de la plaza hay una pequeña carpa azul, enfrente unas 50 sillas donde están sentados funcionarios, integrantes del Ayuntamiento de Guanajuato capital y personal de seguridad pública. Mujeres y hombres que portan el uniforme azul oscuro, con la leyenda a la espalda de Policía Municipal. 

En cada bocina hay dos o tres reporteros grabando audios del discurso del alcalde. En un segundo circulo imaginario, hay más uniformados, al menos 4 binomios —perros con bozal, con su respectivo(a) adiestrador(a)—; en un tercer circulo, más amplio, hay al menos 5 patrullas, más policías que miran hacia donde está la gente o simplemente tienen la mirada al frente, imperturbables.

Inquebrantable vocación de servicio y de cuidado de los demás caracteriza el desempeño de Ana Hernández, policía.

Es impresionante observar a los agentes, siempre en forma vertical, con su uniforme impecable, algunos llevan al pecho y espalda placas de acero en los chalecos balísticos, portan gruesos cascos y armas largas además de las armas cortas, radios y bastones retractiles. Pasamontañas y goggles de seguridad oscuros.

Están tan acostumbrados a usar todo el equipo que es como una segunda piel, aunque es dura y pesada.

Hay que tener una inquebrantable vocación de servicio y de cuidar a los demás.

Al menos eso es lo que piensa Ana Hernández, quien a pesar de que lleva apenas dos años en la corporación, ha ocupado varias posiciones y ahora es parte de un binomio y la acompaña un perro en sus labores de atención a la población.

“Es una profesión que me gusta mucho y he estado aprendiendo muchas cosas en la corporación. Yo estudié algo que tiene mucho que ver con la policía, que es la licenciatura en Seguridad Pública, y ya estando en la corporación empiezas a poner en práctica todo lo que aprendiste, la verdad me gusta mucho”, reconoce.

Durante su trayectoria en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital, ha estado en la Policía Turística, cubriendo diversos turnos y ahorita está en el K9, con un perro policía a su cargo, “es ir conociendo de todo un poco”, señala.

En ella no aplica aquello que de niña hubiera deseado ser bombera o policía, lo que es innegable es que le gustaba y le gusta mucho el estudio.

“Siendo sincera de niña nunca me imaginé en llegar a ser policía; era más de enfocarme a los estudios, me gustaba mucho estudiar y me gusta mucho aprender; en la actualidad sigo estudiando y a la fecha estoy estudiando la licenciatura en Derecho, lo que ha resultado un poco más difícil por los horarios de los grupos, sin embargo, estudio en línea y me doy la oportunidad de seguir preparándome”.

“Ya estaba un poco más grande cuando me comenzó a gustar esto de la policía y me di cuenta de que todo lo que había estudiado en la licenciatura de Seguridad Pública, se podría aplicar en la corporación. Lo que me interesaba al principio era la prevención del delito, pero ya estando aquí en la dependencia, me gusta mucho lo que hago”.

No es sencillo, me imagino ha tenido que sacrificar unas cosas por otras …

Más que nada lo que sacrificamos es el tiempo con la familia, a lo mejor estás acostumbrado a estar con tus hijos o a pasar más tiempo con ellos y de repente, entras al trabajo y es algo así como romper esta relación de tiempo con tus hijos, porque a lo mejor ya no los ves igual, ya no puedes llevarlos a la escuela, te pierdes muchas situaciones familiares más que nada.

Ana Hernández se ha desempeñado en la Policía Turística y también (ahora) en el K9, con un perro policía a su cargo.

Para los pequeños ha de ser motivo de orgullo…

Sí, ellos están orgullosos de que sea policía, de hecho el niño de 4 años está muy interesado en cuanto a la labor que realizo y lo que es ser policía, la niña de 9 ya no tanto, pero ambos están contentos.

Es una actividad de riesgo como en todos lados, pero acá es más, obviamente por la situación y porque los tiempos ha cambiado, las personas son un poquito más violentas, hasta en el ámbito doméstico ha crecido la violencia y nos ponemos un poco más en riesgo, pero sin embargo, ahí andamos tratando de salir adelante, echándole ganas y seguir aprendiendo, adquirir conocimiento y seguir capacitándonos para enfrentar esas situaciones y tratar de poner menos en riesgo nuestra vida.

Tiene su chaleco balístico, fornituras, armas, ¿cuántos kilos carga?

El chaleco pesa aproximadamente 16 kilos, más las armas, el radio, el casco, creo que andaremos cargando unos 25 kilos extra.

Y tiene que traer todo el tiempo todo ese equipo encima, ¿durante todo el turno?

Las 12 horas que trabajamos debemos traer encima todo el equipo, pero también te vas acostumbrando a ellos, incluso a veces te sientes extraño cuando no lo traes, sin embargo, a la larga el traer encima tanto peso si va a traer alguna repercusión física y de salud y hay que estar consciente de ello.

Pero ¿es por protocolo que lo tienes que traer todo el tiempo?

Sí es por los protocolos de seguridad, tenemos que traerlo, es parte de nuestro equipo, parte de nuestra seguridad y parte de nosotros.

El chaleco tiene unas placas metálicas, el arma corta, el arma larga, el PR, el retráctil, el casco que también es pesado y aunque también es incómodo traerlo todo el día hay que portarlo; además con todo esto hay que aguantar las altas temperaturas y hay ocasiones que el mismo casco como que te corta en la frente.

El equipo que lleva consigo pesa alrededor de 25 kilos, que debe llevar consigo todo el tiempo, por protocolo de seguridad.

Y a pesar de todo eso, ¿le sigue gustando lo que hace?

Sí, sin dudarlo. Me encanta mi trabajo y me encanta portar mi uniforme con orgullo.

¿Hay alguna situación que le haya dejado huella o que recuerde de manera especial?

Cuando entré aquí, los cuestionamientos eran de las personas cercanas, porque decían que teniendo licenciaturas por qué estoy aquí (en la policía), entonces es un batallar, porque mi propósito es dignificar la policía, que esta profesión se haga como debe de ser. De hecho trato de compartir lo que sé con mis compañeros y eso es algo al interior como meta personal.

¿Y los compañeros se prestan?

Como en todo, algunos sí y otros no.

¿Cuántas mujeres trabajan en la corporación?

Hay un cambio total en la mente de la sociedad y no solo en la actividad policial sino en general, ya hay mujeres en todos lados y yo me he fijado que acá en la corporación hasta creo que hay más mujeres que hombres; más mujeres con las mismas capacidades que los hombres.

En el K9 somos dos mujeres y tres hombres, pero van a entrar otras compañeras, ya no hay discriminación por cuestión de género.

¿Le ha ayudado esta disciplina?

Te ayuda a muchas cosas. En mi caso a tener más confianza, más seguridad, te ayuda a perderle el miedo a muchas cosas, a lo mejor algo que antes no hacías como en una emergencia ir a altas velocidades y te daba miedo ahora ya no.

El contacto con las personas y comunicarte o poder expresarte, que es algo que tienes que tener como para la atención de los turistas y ahí no debes de tener miedo de hablar. Con el paso del tiempo vas perdiendo ese miedo.

¿Qué les recomendaría a las mujeres jóvenes?

Lo que podría decirles es que la policía es un buen lugar de trabajo, sabemos que está muy difícil la situación laboralmente, hay trabajo mal pagado, sin prestaciones y aquí es un lugar donde tienes sueldo fijo y eso es una estabilidad para tu familia, el ambiente laboral para mi está bien, porque mientras tú sepas llevar la situación con el resto de los compañeros, no hay problema.

Que entren si les gusta, pero deben de tener vocación, que les guste lo que hacen, para que no estén renegando y que hagan bien su trabajo.

¿Y cómo se puede descubrir esa vocación? ¿Cómo fue con usted?

Cuando te gusta lo que haces; por ejemplo, hay una frase que dice que cuando lo que tú haces te gusta, no es trabajo; nunca lo ves como trabajo. Vienes con ganas a hacer las cosas y se ve en la forma en que te miran los demás, es decir no estás enojado con los demás, con los ciudadanos ni con la gente, ni te estas desquitando con ellos, porque te gusta lo que estás haciendo.

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