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LA TOTA Y JOSÉ ALFREDO: LOS DOS ALEGRES COMPADRES

Antonio Carbajal y José Alfredo Jiménez estuvieron unidos por el fútbol. El primero se consagró como el mítico portero que asistió a cinco campeonatos mundiales de ese deporte y se ganó el reconocimiento de “El Cinco Copas”; el segundo fue, como emblemático compositor y cantante de rancheras, simplemente El Rey.

José Alfredo Jiménez nació en 1926 y era un niño cuando su familia se trasladó de su natal Dolores Hidalgo a la ciudad de México, para llegar a residir al barrio de Santa María la Ribera, sede del Oviedo, equipo de aficionados al fútbol en el que participaban jugadores españoles.

A ese equipo se integró el vate dolorense en 1942 y ahí se encontró a otro arquero: Antonio Carbajal, nacido el 7 de junio de 1929 en una ciudad de México. El guanajuatense y el chilango disputaron la titularidad en los tres palos. Ganó La Tota, quien en entrevista con Francisco Javier González, de Versus Digital de TUDN, narró anécdotas vividas con su compadre José Alfredo:

“Él era portero y le encantaba la música, estábamos —según él— disputándonos el puesto, hasta que de plano me dijo: ‘tú sí eres un portero y vas a triunfar’; y le dije: ‘tú también, pero tú vas a ser el mejor compositor de música aquí en México'”.

A partir de ese momento cada quien tomó su camino: José Alfredo tenía 14 años cuando compuso su primera canción; del Oviedo pasó al Club Marte, pero no pudo destacar y dejó el balompié para dedicarse a la música. En 1948 cantó, sin mayor fortuna, por primera vez en la televisión. Ese mismo año, Carbajal fue transferido al Real Club España a cambio de once balones. El 2 de diciembre de 1948 debutó con el equipo, donde alternó con figuras como Isidro Lángara y Carlos Laviada.

En 1950, los clubes España y Oviedo se retiraron de la Liga Mexicana. José Alfredo iniciaría en ese año, con la grabación de “Yo”, su carrera meteórica de compositor y cantante. En tanto, tras la desaparición del Club España, La Tota se incorporó al naciente Club León, que iniciaba en la gran liga como la primera potencia futbolera de la época profesional (desde 1944). Ahí permaneció hasta su retiro en 1966.

José Alfredo habría de tener el éxito por más de veinte años, con sus “Caminos de Guanajuato”, “El Hijo del Pueblo” y “Dos Corazones” como canciones que lo retrataban en su pasión como bohemio y como guanajuatense. La Tota Carbajal dejaría de ser jugador e iniciaría su etapa como uno de los entrenadores más reconocidos, por sus logros en equipos como León, Unión de Curtidores, Morelia y Atletas Campesinos.

La relación entre el nacido en Dolores y el adoptado como leonés, se quedó para la posteridad.

La Tota Carbajal y José Alfredo Jiménez, al centro de la imagen (Fotografía de la familia Azanza Liera).

Los dos triunfadores compadres

La década de los 50 fue el inicio de la gloria para el guanajuatense de nacimiento y el guanajuatense por adopción: en las fiestas de enero de 1955, el estreno de “Caminos de Guanajuato” dio proyección fílmica nacional e internacional al dolorense y al estado; La Tota representaba a México en los campeonatos mundiales de 1950 y 1954 y habría se coronarse campeón con el equipo y la ciudad que lo hacían suyo: en 1955-1956, el León lograba su cuarto campeonato.

Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966 complementaron la histórica participación de Carbajal en los mundiales. En la temporada 1966-67, a instancias del entrenador Luis Grill, el Club León se había establecido como un equipo con únicamente jugadores mexicanos. Los resultados no fueron los esperados. En la temporada 1969-70, “La Tota” Carbajal lo sustituyó en la dirección técnica del Club y debutó el 12 de octubre de ese con una victoria de 1-0 sobre el Atlante (jornada 19). León concluyó en séptimo lugar. El Torneo México 70 fue la siguiente temporada, iniciando de nuevo Luis Grill, pero antes de la finalización Antonio Carbajal fue reinstalado como entrenador. León acabó en el cuarto lugar con 33 puntos.

Carbajal ya no estuvo en México 1970, pero ya había ganado el mote de “El Cinco Copas”, récord que mantuvo en solitario por 32 años, hasta que lo empataron el alemán Lothar Matthäus, en Francia 1998; el italiano Gianluigi Buffon, en Brasil 2014; el mexicano Rafael Márquez, en Rusia 2018; y el argentino Lionel Messi, el portugués Cristiano Ronaldo, y los mexicanos Andrés Guardado y Guillermo Ochoa en Catar 2022.

Por su participación en los campeonatos mundiales y en la liga mexicana, fue reconocido por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol como el Mejor Portero de la CONCACAF del siglo XX. Fue el último sobreviviente entre los futbolistas que participaron de la Copa Mundial 1950, tras el fallecimiento del paraguayo Darío Jara Saguier.

Tras su retiro como jugador, inició su era como director técnico: en la temporada 1970-1971, la directiva leonesa se abrió a la contratación de extranjeros. Carbajal fue el encargado de identificar e incorporar al equipo a los argentinos Jorge Davino, Juan José Valiente y Rafael Albrecht, ex mundialista en 1962 y 1966. Esa temporada el equipo tuvo un buen desempeño al concluir en cuarto lugar y ganar la Copa México y el Campeón de Campeones.

En la temporada 1971-1972, al mando de Carbajal, el León alcanzó el sexto lugar y volvió a ganar tanto la Copa México como la de Campeón de Campeones. Inició la temporada 1972-73, pero después de 12 partidos de malos resultados fue sustituido por Rafael Albrecht, quien fungió como jugador y técnico. La razón: su fuerte carácter le generó un conflicto con los jugadores.

José Alfredo Jiménez, ya para entonces, era la máxima figura como compositor de la música ranchera y su canto trascendía a los grandes ya fallecidos: Pedro Infante, Jorge Negrete y Javier Solís.

Sin embargo, la cirrosis hepática ya lo había sentenciado. A manera de despedida, compuso “Dos corazones” y se fue del plano físico el 23 de noviembre de 1973.

Fallecido José Alfredo, La Tota brillaría por ser un entrenador que hacía gloriosos a equipos integrados por jugadores veteranos o de bajo perfil. Llegó, incluso, a dirigir a la selección nacional.

Los caminos de La Tota con José Alfredo

Cuando José Alfredo regresaba a su estado natal, regularmente acudía a León, sobre todo en tiempos de Feria. Era obligado el encuentro de los compadres. La Tota fue testigo de la creatividad joséalfrediana. Así lo consignó en una entrevista:

“Venía a la Feria, hasta la fecha famosa en León. Venía de San Juan de Los Lagos a Lagos de Moreno, él componía canciones, venía tatareando. En una de esas compuso: ‘toco, toco, y me voy acercando a ti’. La compuso de Lagos de Moreno a León, y me dijo ‘esta es para ti’. Y ‘Paloma, que entonces Paloma era su musa”.

Enrique Eduardo Azanza Liera, sobrino nieto del dolorense, describe así la relación entre ambos: “Don Antonio Carbajal fue un personaje muy cercano por el cariño que existía entre él, mi tío José Alfredo y mi padre José Azanza Jiménez”.

La Tota y José Alfredo, añade, “habían compartido la misma institución futbolística, como porteros; La Tota fue el entrenador de mi padre en el Instituto Lux, también como portero, cuando era seleccionado Juvenil del León. Ocasionalmente venía él a algún festejo a casa, o íbamos a dónde él convocaba”. 

Y viene la anécdota:

“En una de ellas, sentado a su lado, me comentó: ‘yo le debo las muelas a tu padre'”.

Yo, intrigado, le pregunté: ¿cómo? Y él me relató que la tarde que José Alfredo estrenó en la plaza de toros Revolución de León el corrido “Caminos de Guanajuato (la pieza fue compuesta a finales de 1954, pero estrenada originalmente en León en enero de 1955) se citaron en la cantina del Hotel Colonial, en donde estaba José Alfredo, acompañado de (la actriz y cantante) Rosita Quintana, mi papá y un compañero de mi papá del (Instituto) Lux, de nombre Chava. Los brindis se prolongaron y salieron todos entonados, para la plaza”.

Ya en el espectáculo, prosigue el narrador citando a Carbajal: “José Alfredo aventaba su sombrero bordado en oro y plata; había público que lo regresaba y otros que no, así que cuando lo querían retener, tanto él como mi padre iban por la prenda”.

Añade:

“En una de esas, me decía don Toño, quedó en manos de un grupo, frente a él, en mi primera fila. Él se impulsó desde el callejón para rescatar tan valioso artículo, cuando vio de reojo cómo el tipo de al lado del que tenía el sombrero, contraía el brazo para darle un puñetazo entre quijada, madre y oreja. Y en ese momento ve brincar de la nada a mi papá, que jala al presunto agresor y cuando cae lo remata de un golpe en la cara. Don Antonio, con el sombrero en la mano ya en el callejón, voltea a ver a mi padre y se sonríen”.

Es la anécdota publicada en redes digitales por el descendiente de José Alfredo.

En 1973, nació la leyenda del vate de Dolores; La Tota era leyenda viviente. Ahora ambos son inmortales.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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