sábado, noviembre 23, 2024
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RUBÉN Y NOEMÍ: GUARDIANES DE MUNDOS A TRAVÉS DE PUROS CUADERNOS

Los sueños llevados al papel, una historia que merece perdurar a través del tiempo, un proyecto que nace, el refugio de las inspiraciones atrapadas en pleno vuelo, los secretos guardados, los anhelos y suspiros…Todo eso, y mucho más cabe siempre en un cuaderno.

Por eso es que encontrar a Olga Noemí Cabrera Treviño y a Rubén Espinoza de Puros Cuadernos en alguno de los muchos bazares de diseño que se organizan en la ciudad es un deleite, porque llegan desde León acompañados con su cargamento de cuadernos que al mismo tiempo son una obra de arte tanto en diseño como en encuadernación artística y marroquinería artesanal. 

Su historia comenzó hace muchos años, 43, cuando Rubén se inscribió a un taller de encuadernación en la Escuela Nacional de Artes Gráficas para aprender el oficio: “Mi familia siempre estuvo ligada a la encuadernación porque mi papá tenía una imprenta y mi abuelo también. Sin embargo, limitarme a reparar libros no era algo que me motivara. Quería hacer algo más creativo, más personal. Siempre tuve la inquietud de hacer libretas. Cuando Noemí entró a mi vida lo platiqué con ella y decidimos hacerlo como un negocio familiar”.

Olga Noemí Cabrera Treviño y Rubén Espinoza viven entregados a la confección de Puros Cuadernos, propicios para todo tipo de escritura.

Ambos son arquitectos, por lo que de esa primera libreta que les llevó un mes fabricar después de infinidad de ensayos y errores, lograron estandarizar el proceso usando materiales de la región, materia prima de la industria del calzado: piel, tela, herrajes, broches… “Todo lo hacemos a mano, no usamos corte láser ni nada. Las libretas están cosidas a mano, pintadas a mano, en fin. Lo más tecnológico que usamos es la impresión de nuestro logotipo. Ambos somos arquitectos y tenemos todas las bases del diseño y lo aplicamos a las libretas. Es un trabajo muy meticuloso”.

Cada pieza de Puros Cuadernos es única, con una perfección en los detalles que no podría ser posible sin ese profesionalismo, amor y pasión que sus creadores imprimen en cada una. La mayoría son de piel, aunque también hay con portadas de tela; las guardas son hermosas, clásicas, siempre en perfecta combinación con el diseño en conjunto. Los papeles que usan para los interiores son diversos según el modelo, más gruesos de lo normal y siempre en blanco para no limitar las posibilidades de uso. 

La coordinación que Noemí y Rubén han conseguido a lo largo de estos diez años es perfecta: “Noemí hace el diseño de las pastas. Ella es la que le da el toque final, las pinta, decide los acabados…”. Y Noemí nos explica: “Me inspiro en muchas cosas, a veces la misma gente nos va pidiendo algo específico y se nos ocurren las ideas, otras son cosas que nosotros queremos hacer desde aquello que nos gusta: dragones, seres mágicos, temas antiguos, medievales, símbolos celtas. Todo ese tipo de cosas que encierran misterio. Como somos arquitectos nos gusta hacer muchas cosas, siempre tenemos una listota de temas que queremos hacer y las vamos desarrollando poco a poco”.

Como todo lo artesanal, lleva su tiempo crear cada uno de los cuadernos: “La fabricación de los cuadernos no es de pieza en pieza. Se van trabajando varios a la vez. Depende mucho del diseño, algunos llevan más tiempo porque van desde el desarrollo de la idea, sacar el dibujo, después producir la idea en el modelo, los acabados que son a mano. Llevan todo un proceso. Una sola libreta actualmente, dependiendo de la dificultad del diseño, puede llevarnos desde dos días a dos semanas de fabricación. Varía mucho, además de que en la elaboración hay tiempos de secado…”. 

Siempre que ponemos nuestro corazón, talento e inspiración en la realización de un objeto terminamos amándolo, porque una parte de nosotros se ha quedado ahí, por eso es que es difícil ponerle un precio a un objeto artesanal, y lo que siempre sucede es que después, hay que dejarlo ir: “Nos emociona vender nuestras libretas porque nos encanta cada pieza que producimos y muchas veces Rubén me dice: «esa me la quedaría», le digo que lo haga pero la vendemos. Varias veces también he producido alguna con la que quisiera quedarme pero igual la exhibo y la vendo. No hacemos ninguna pieza que no nos guste. Aunque sea el mismo tema. Por ejemplo, a la gente le gusta mucho la triketa y siempre tenemos algún cuaderno con ese tema pero cada uno ha sido diferente en el herraje, el color, los elementos en las esquinas. Cada pieza es irrepetible”. 

Podríamos pensar que en un tiempo en el que los teclados, la tecnología y las tabletas nos inundan, los cuadernos empiezan a volverse obsoletos, pero dista mucho de serlo así porque no dejan de ser necesarios, entrañables… cuando se abre un cuaderno en blanco la magia llega.

“Nos decían que actualmente ya a nadie le gustan los cuadernos, pero no es así, son pocas las personas a las que no les gustan las libretas, sigue habiendo esa pasión por los cuadernos… A Noemí le gusta mucho leer, y a mí me gustan las películas ―nos cuenta Rubén― en muchas tramas siempre hay referencias de las libretas. Alguien que tiene un diario, un recetario de pócimas, un álbum de recuerdos… Si vemos una película de magia o medieval siempre hay un cuaderno en la trama: El señor de los anillos, Harry Potter, Indiana Jones… en películas de investigaciones, de romance, de suspenso…”

Y es que ¿Quién no ha tenido un cuaderno especial en su vida?, ¿Quién no ha atesorado en un cajón o en algún escondite un cuaderno que es el reflejo de su alma? 

“Cuando compras un cuaderno, no compras el objeto en sí, sino el motivo para hacer algo con él. Desde pintar, escribir o algo tan íntimo como redactar cartas a tus seres queridos. Todo este tipo de cosas es lo importante y creemos que se detona a partir de generar una pieza muy particular. Cuando alguien adquiere un cuaderno con nosotros lo ve tan especial que busca algo muy importante en qué usarlo. Ahí es donde las cosas suceden. Son cuadernos destinados a proyectos especiales. Muchas veces las libretas han sido el detonante que despierta ese talento oculto para dibujar, escribir o proyectar”.

Cada pieza de Puros Cuadernos es única, con una perfección en los detalles que no podría ser posible sin ese profesionalismo, amor y pasión que sus creadores imprimen en cada una.

Pero no solamente fabrican cuadernos permitiendo que corazón y talento se encuentren para no separarse más al verlas exhibidas en su puesto con ese diseño que parece haber nacido con un hilo rojo que nos une y nos hace sentir que ese cuaderno nos pertenece. También han creado modelos especiales para artistas que desean sus obras en la portada. Puros cuadernos son tan duraderos y perfectos que pueden incluso heredarse y seguir permaneciendo en el tiempo. 

Noemí y Rubén nos comparten algunas anécdotas de lo que han vivido a lo largo de esta década: “Recordamos a una clienta de Querétaro que cada que nos compra un cuaderno sube la foto en los comentarios de nuestra página enumerándolo, nos da mucho gusto ver que los colecciona y nos lo comparte. Es de nuestras mejores clientas… En otra ocasión llegó una clienta a comprar tres libretas porque las quería para ir escribiendo el crecimiento y desarrollo de cada uno de sus hijos, que ahora están pequeños. La idea es irla haciendo para que cuando estén grandes dárselos como un diario de vida desde el corazón de la madre”. 

Al final del día, cuando la emoción de una jornada perfecta no nos permite dormir, o nos han roto el corazón, o la inspiración llega para motivarnos a escribir, dibujar o planear puede no haber nadie con nosotros, quizá tampoco haya alguien a quien llamar, pero ese cuaderno especial siempre estará listo para abrirse y permitir que en sus páginas quede impresa la belleza del dolor, el encanto del amor, la ilusión de un sueño que al fin decidimos hacerlo realidad… y si esa libreta es de Puros cuadernos… la magia está garantizada.

Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz es licenciada en Ciencias de la Comunicación, escritora, editora en Pacholabra Ediciones. Fundadora de los proyectos Alas para niños y jóvenes escritores y Manos en Vuelo.
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