Que se estremezca la tierra
al ritmo del zapateado,
que un galardón fue entregado
a un poeta de la sierra
A su pasado se aferra
el gallardo huapanguero,
hombre probo y muy sincero
guerrero de la palabra;
que este corazón se abra
ante su verso certero.
Recibió el Premio de Artes;
por su valor y cultura,
porque su canto satura
con sonoros estandartes.
Que sean sus versos baluartes
de combativas tonadas:
retumben en hondonadas,
que sean motivo de orgullo,
que sus voces sean capullo
de emociones derramadas.
Guillermo Velázquez es un xichulense que nació en 1948 en la Ciudad de México por mera circunstancia. Poeta y guitarrero, con más de cincuenta años de ejercer el don de la palabra y el canto, recibió a finales del mes pasado, el Premio Nacional de Artes y Literatura 2023 en la categoría de Artes y Tradiciones Populares.
El galardonado es director del grupo de huapango arribeño “Los leones de la sierra de Xichú”. Ha compuesto más 100 canciones formalmente grabadas, pero el fruto de los versos improvisados es inconmensurable: en topadas y fiestas y cuanto concierto acude, crea versadas decimales.
Ha participado en decenas de festivales nacionales e internacionales. Desde hace más de 40 años realiza, junto con un Comité Organizador, la fiesta más importante de la Sierra Gorda: el Festival de Huapango Arribeño, el cual tiene como plato fuerte la gran topada que se realiza el 31 de diciembre en la plaza de Xichú. Es uno de los referentes más importantes de la lírica popular en México.
La ceremonia de la entrega de premios fue celebrada en el Palacio de Bellas Artes. Alejandra Frausto, secretaria de Cultura; Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Gobernación en representación de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, entregaron el reconocimiento al trovador guanajuatense quien es reconocido por ser uno de los representantes de la música folclórica de México y el Huapango de la Sierra de Xichú.
Juglar de fiesta y quebranto,
te honraron las Bellas Artes;
te lo dije desde enantes:
aquí se te quiere tanto
por tu talento y encanto;
por tu palabra profunda
vigorosa, leal, rotunda.
Que resuene en la alborada
el verso con su topada
donde la verdad abunda.
El poeta ha forjado una trayectoria y generado una gran obra lírica y musical y su trabajo se ha caracterizado tanto por retomar las formas tradicionales del huapango arribeño, así en la ejecución musical lo mismo que en las temáticas populares, como por asumir una postura crítica ante el poder. Su canto y talento han estado al servicio de las luchas sociales y las causas justas y ha criticado sin concesiones a instancias gubernamentales.
Es hijo de padres campesinos: Esperanza Benavides y Venancio Velázquez. De niño fue llevado a Xichú, donde estudió primaria. Luego se fueron a Santiago de Querétaro, donde ingresó al Seminario para estudiar filosofía. Sin embargo, no tomó la elección del sacerdocio y al retomar la estancia en la Sierra Gorda, apareció la magia del son arribeño o música de vara, como se le conoce en la región.
Fue entonces que supo que su destino era ser trovador y aprendió de los antiguos, especialmente de Francisco Berrones, un poeta que contribuyó en el siglo XX a no dejar morir esta expresión musical.
Que se suban al tarango
y que empiecen los poetas
a tirarse de indirectas
con el sonar del huapango.
Alegremos el fandango
con la magia de la rima,
que vuelen por la tarima
los llantos de los violines
y que regalen sinfines
a ese amor que me mima.
Aquí les digo la neta:
Premio más que merecido,
Y que seas reconocido
por tus dotes de poeta.
Es tu guitarra saeta
que se clava en corazones;
brindemos por esos sones
cantor de fragor de lucha
porque mi razón escucha
lo bello de tus canciones.
