Con voz serena y firme, el Ingeniero Hugo Setzer, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), asegura que la lectura expande los horizontes de los lectores, los lleva a conocer sus contextos y realidades, les brinda conocimiento, y les facilita la formación de una conciencia más clara del momento histórico que viven.
Más que en ninguna otra empresa del hombre, la actividad editorial finca en la libertad la condición necesaria de su desarrollo. Desde su perspectiva, el concepto de libertad en el ámbito editorial se traduce en libertad de expresión y, por consiguiente, de publicación y circulación, ya que sin ellos el conjunto de la actividad social se ve frenada y languidece.
La CANIEM es una institución honesta y discreta, efectiva y valiosa en el amplio terreno que pisa para llevar a cabo sus actividades. Aglutinar a editores de libros y publicaciones periódicas para la defensa de sus intereses, siendo una institución autónoma, de duración indefinida y con personalidad jurídica propia, hacen de la corporación un ente necesario.
Setzer dijo que en estos tiempos de elecciones sin precedentes en México, con más de 20 mil cargos en juego que incluyen la presidencia de la República y las dos cámaras del Congreso Federal, “resalta la importancia alcanzada por la cultura escrita en la tarea de allegar a los lectores, muchos de ellos electores, los elementos cognitivos de la realidad”.
Al tomar la palabra en el marco de la edición 45 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que inició el 22 de febrero y termina este 4 de marzo, añadió que el libro es el mejor vehículo para así afirmar nuestra pluralidad y propiciar la reflexión, el análisis crítico y las decisiones mejor informadas de los ciudadanos de todo este país.
“En 2024 los retos para el desarrollo de la palabra escrita, y de toda actividad cultural, deben formar parte de las agendas y plataformas electorales y de los planes y programas a discusión, bajo el entendido de considerar al arte, a la cultura y la educación como temas estratégicos para el desarrollo del país y el bienestar de la población, sin distingo alguno”.
Tras aseverar lo anterior, llamó a construir “nuevos puentes de entendimiento entre las instituciones públicas y la industria editorial. Específicamente en el campo de la histórica colaboración de los editores de nuestro país en la confección de los libros de texto que requiere el sistema educativo nacional”. La CANIEM es parte estratégica de esa labor.
Los editores mexicanos, subrayó, están siempre dispuestos a contribuir en la elaboración de políticas públicas en este campo. “La industria editorial da certeza a los integrantes de la cadena productiva del libro: autores, diseñadores, trabajadores de las artes gráficas, empresas editoriales, impresores y libreros, con el fin de generar más y mejores lectores”.
Esta agenda tendría que incluir, a juicio del presidente de la CANIEM, estrategias para promover la lectura que impacten hondamente en la sociedad y lleven al resurgimiento, crecimiento y consolidación de las librerías en el territorio nacional. “Contamos con una Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. Hagamos que opere y se cumpla”, subrayó.
Recordó luego que para el desarrollo de los derechos culturales de la sociedad, el libro es la manifestación por excelencia de la libertad del hombre para expresar y hacer circular sus ideas. “El libro sustenta esta garantía, este derecho consagrado en la Carta Magna; hay esfuerzos y proyectos entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil”.
Vino la reflexión: “Durante 60 años la CANIEM ha sido un pilar fundamental en este proceso, promoviendo la diversidad editorial y defendiendo los intereses de los editores mexicanos. Nuestra visión de futuro es una industria del libro diversificada, inclusiva e integradora, que convoca fuerte a la unidad en lugar de remarcar nuestras diferencias”.
Evocó que hace 100 años, “en 1924, último año de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública, se celebró aquí una primera feria del libro, ilustre ancestro de ésta que ahora nos reúne, la cual, en 45 años de vida, ya es punto internacional de encuentro para editores, autores y lectores, y centro de intercambio de ideas y crecimiento intelectual”.
Esta feria, abundó, es una tradición arraigada en la oferta cultural de la capital del país. Y agradeció a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su alma mater, y a la misma feria, “su compromiso y ardua labor por preservar esta tradición que enriquece el acervo cultural e intelectual de nuestra ciudad capital y del país en su conjunto”.
En su discurso, el ingeniero Hugo Setzer reiteró que a los editores mexicanos les llenó de alegría el arribo a la edición número 45 de la Feria Internacional del Libro de Minería. A esta fiesta universitaria de las letras, de la libertad y de la pluralidad. Desde su óptica, ese es el sentido de esta fiesta de la cultura, del conocimiento y de la creatividad.
A la CANIEM y a todos los editores afiliados, en su condición de co-organizadores y expositores, les ha llenado de orgullo llegar juntos al cumpleaños 45 de esta feria, pionera en México de las ferias internacionales del libro. Egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, no pudo ocultar su emoción al participar en ese festival de la lectura y el libro.
