La emoción de la aventura, el gusto por la fotografía, y el amor hacia las comunidades indígenas de México se conjugaron para que el memorable fotógrafo Armando Salas Portugal (Monterrey, 28 de mayo de 1916-Ciudad de México, 11 de enero de 1995), heredara al mundo una colección gráfica y documental que ahora está a la vista de todos.
La muestra Armando Salas Portugal. Crónica de un viaje a Yucatán, 1946 ya se puede visitar en el Palacio de Iturbide, ubicado en la avenida Francisco I. Madero número 17, Centro Histórico de la capital del país, de 10:00 a 19:00 horas hasta el 29 de septiembre; diariamente se ofrecen visitas guiadas a las 12:00, 14:00 y 16:00 horas. Todo es gratuito.
Acompañando las fotografías, la muestra incluye una memoria de viaje en la que Salas Portugal relata, a través de sus imágenes y de una carta que dirige a un amigo de la infancia, su agitación y experiencia en ese viaje: “El viaje ha tenido aspectos fantásticos, de una belleza tremenda. Algo nunca soñado ni imaginado”, escribió de su puño y letra.
Con igual emoción añadió para gozosa lectura de su amigo: “Siento tanto que no te hayas decidido a venir pues hubiera sido la cosa más importante de tu vida. Hemos andado en aldeas de pescadores que sólo en la fantasía y en el sueño las ves. En embarcaciones por ríos tropicales pescando mojarras y peces grandes y en barcas por mar donde me pesqué una tintorera feroz de 200 kilos, aunque ya me imagino que no lo vas a creer, pero las fotos hablarán”.
Para entender la grandeza que alcanzó este mexicano y su relación con enormes figuras de la pintura, la escultura y la fotografía, cabe recordar que tras su muerte formó parte de una exposición colectiva junto con Oskar Kokoschka, George Grosz, Xavier Guerrero, Pablo Picasso, Georges Braque, Henry Moore, José Guadalupe Posada y Gunther Gerzso.
Ese banquete visual para el espectador incluyó también obras de José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Frida Kahlo, Rufino Tamayo, Alvar Carrillo Gil, Juan Soriano, Alberto Gironella, Herbert Hoffman-Ysenbourg, Carlos Mérida, Vicente Rojo, Pedro Coronel, Enrique Climent, Leopoldo Méndez, Mathias Goeritz, y otros.
Fue una de las más significativas exposiciones de 2016 en México, y se tituló Paul Westheim. El sentido de la forma. Más que una colectiva, fue una suerte de reunión de amigos, presentes y ausentes. Ahora, ocho años más tarde, Salas Portugal aparece en solitario en una muestra que pronto será acompañada por una publicación homónima.
Armando Salas Portugal. Crónica de un viaje a Yucatán, 1946, proyecto expositivo y editorial, documenta la primera visita del fotógrafo a Yucatán en 1946, en donde tuvo su primer encuentro con la arquitectura maya, los sitios arqueológicos Uxmal y Chichén Itzá, algunos conventos, y la vida de la gente en las costas de Yucatán y Campeche.
La colección fotográfica incluye una memoria de ese viaje en la que Salas Portugal relata, a través de sus imágenes y la citada carta, su emoción y vivencias durante su recorrido. Esta serie iconográfica es un valioso testimonio artístico que actualmente sirve de fuente a la historia, la arqueología, la antropología y el conocimiento geográfico de la región.
Salas Portugal estudió Química en Perfumería en la Universidad de California en Los Ángeles. Amante de los viajes y la naturaleza, descubrió su afición por la fotografía al hacer un viaje a México en su época universitaria. Ser químico le sirvió bastante en su trabajo de laboratorio, donde imprimió, investigó, y experimentó con diversas técnicas.
Él siempre deseó crear un “gran atlas del paisaje mexicano”, proyecto al que se entregó de lleno. Con esa idea y su cámara a cuestas, recorrió gran parte del territorio nacional para explorar el paisaje, el campo, los caminos y la arquitectura autóctona mexicana. Así, se hizo alpinista y ascendiendo fotografió los volcanes y cumbres montañosas del país.
Su hoja de vida señala que a partir de 1944 colaboró con el arquitecto Luis Barragán, con quien surgiría una estrecha relación de entendimiento y colaboración. Con su cámara, dio a conocer el trabajo de Barragán y de otros arquitectos y artistas con los que trabajó, además de difundir otros tesoros naturales, arquitectónicos y arqueológicos de México.