Amaranta Caballero compiló los ensayos reunidos en Olafo y los amigos sobre la obra de Jorge Ibargüengoitia y otros autores latinoamericanos.
“Mayo 27. Hoy, a seis meses de la fecha conmemorativa del 40 aniversario del avionazo de Avianca en 1983, vinimos al punto cero (lugar donde cayó el Olafo) a dejar un saludo, una visita respetuosa a la memoria de Jorge Ibargüengoitia, Manuel Scorza, Marta Traba, Ángel Rama, Rosa Sabater y de las personas fallecidas en el accidente. Mejorada del Campo, municipio de Madrid, España”.
Así lo publicó la escritora Amaranta Caballero en su portal de Facebook. Mujer de poesía, dibujante, amante de la literatura, procedente de familia de artistas, vive con intensidad su retorno a Guanajuato y con esa misma pasión narra su estancia en Madrid, donde honró la memoria de los caídos en el vuelo 011 de Avianca aquella madrugada del 27 de noviembre de 1983, de esas glorias de las letras hispanas que abordaron la nave para asistir al Primer Encuentro de la Cultura Hispanoamericana en Bogotá.
Amaranta no requiere preguntas, se suelta con la fluidez de quien vive de y para las letras:
“Fue una experiencia muy importante. Fui con la comitiva del estado de Guanajuato como parte de las actividades de la Casa de México en España. En esas jornadas hubo talleres, se presentaron otros tres libros, hubo presentaciones musicales y muestra de artesanía”.
Y en ese marco presentó Olafo y los amigos. Jorge Ibargüengoitia y avionazo de Avianca en 1983, impreso por editorial La Rana del Instituto de Cultura del estado de Guanajuato.
La difusión de la obra, en la que destacados escritores y escritoras guanajuatenses abordan la obra de las y los recordados, culminó con la visita al Punto Cero, a la zona donde el avión cayó, en donde no quedan rastros y sólo hay viento que mece árboles y plantas cultivadas:
“Mejorada del Campo es una localidad que está a 40 minutos de Madrid, fue donde desgraciadamente Jorge ibargüengoitia, Marta Traba, Manuel Scorza y Rosa Sabater perdieron la vida con múltiples personas que viajaban en ese avión”.
Para Amaranta fue significativo llevar el libro y llevar documentación a España:
“No hay muchas publicaciones al respecto, existen publicaciones de periódico, del momento de la época, pero hay muy poco sobre el tema del accidente de Avianca en 1983, donde América latina pierde a cuatro de sus figuras más importantes en su contexto literario, cultural y artístico del continente”.
Añade:
“Fue muy importante poder llevar el libro no sólo a Casa de México en España, que lo recibió maravillosamente, sino también a la Biblioteca Almudena Grande, en Mejorada del Campo. La comunidad estaba haciendo actividades en relación a este tema desde enero de este año”.
Comenta que mensualmente estaban haciendo lecturas y participaciones y realizaban caminatas al lugar del Punto Cero:
“Creo que llegar al punto donde es el tema que nos ocupa con el libro, donde desgraciadamente perdimos a este grupo de intelectuales, ha sido muy importante en mi devenir; ha sido el primer paso, dado que el objetivo del Olafo y los amigos tiene idea de hacer puentes, de que otras generaciones sepan qué pasó con ellos, a qué se dedicaban, cuáles fueron sus discursos, cuáles fueron sus trayectorias, por qué siguen vigentes esos diálogos, esos discursos que tenemos que volver a leer”.
Y expresa su sentir al estar en el lugar:
“En el punto cero no hay casa, no hay construcciones: hay unos sembradíos de avena. Sigue siendo también este espacio misterioso donde de alguna manera la memoria, la historia nos cuenta lo sucedido. Si uno no sabe lo que pasó ahí, sólo se ve un campo precioso y floreado, porque —por la temporada— estaba lleno de amapolas y otro tipo de flores”.
Y remata:
“El Punto Cero es un sitio donde lo ritual implica reflexión; es muy intenso poder haber estado ahí. Fue muy importante poder llegar a dar mis respetos, a dar mi muy particular manera de saludar y agradecer a esas personas, a quienes todavía puedo leer, con quienes todavía puedo dialogar porque dejaron una gran obra hecha”.
El libro
Olafo y los amigos. Jorge Ibargüengoitia y avionazo de Avianca en 1983 es un libro de ensayos compilado por Amaranta Caballero Prado y publicado por Ediciones La Rana en su colección Montaigne, en agosto de 2022.
La introducción el libro corrió a cargo del periodista Arturo Lezcano, autor del podcast “Olafo” donde presenta una investigación que realizó sobre tal avionazo y en el que hace un rastreo de su conocimiento de la obra de Jorge y los demás artistas e intelectuales; y cómo su curiosidad a la postre se volvió una obsesión por el tema, lo cual derivó en un trabajo periodístico que se convertiría también en un libro titulado Madrid, 1983 (Libros del KO).
Las y los autores, con sus obras, son Eduardo Padilla, que escribió un irónico homenaje a la memoria de Ibargüengoitia con “Ponga su sangre en nuestras manos”.
Flor Aguilera, en su “Jorge Ibargüengoitia en su contexto literario” se sitúa en las coordenadas literarias en las que la obra del guanajuatense se inserta, tras el descrédito de las narrativas de la Revolución que Ibargüengoitia viene a desmitificar y relativizar.
La artista y escritora Flor Bosco plasma en “Marta Traba. Todos los nombres de la conciencia”, quién era Traba, que a sus 53 años “ingresó al olvido” ya que “cuando menos en México, se desconoce su obra fuera del círculo intelectual, a pesar de que su trilogía de novela testimonial se editó en este país y era reconocida por escritores como Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco y Jorge Ibargüengoitia”.
En “Visión cartográfica de Ángel Rama”, Leonardo Iván Martínez rastrea el concepto clave de transculturización usado por Ángel Rama en Fernando Ortiz.
“En la condición latinoamericana de Manuel Scorza: entre la revolución y el amor”, Daniel Rojas Pachas habla de los aspectos revolucionarios y amorosos en la obra del escritor.
En “Rosa Sabater i Parera”, Sheherezade Bigdalí reconstruye la historia de esta pianista a partir de unas cuantas notas periodísticas.
Ricardo García Muñoz hace en “Balas y pólvora ibargüengoitiana”, una genealogía de sus recuerdos relacionados con el escritor que bautizó a Guanajuato como Cuévano, recuerdos que se remontan a la infancia.
En “Jorge Ibargüengoitia entre elementos” el crítico literario Carlos Ulises Mata, escribe sobre Ibargüengoitia desde el afecto, en torno al motivo de los cuatro elementos de la naturaleza según los griegos: agua, tierra, aire, fuego.
En “Pequeño trípode cojo para no olvidar a Jorge Ibargüengoitia”, Pedro Mena Bermúdez, con su estilo agrio característico, hace una especie de antihomenaje.
En su epílogo, Caballero Prado trae a la memoria a Joy Laville, compañera de Ibargüengoitia, ya que, si bien no murió en el avionazo “considero importante mencionarla e incluirla en este documento, en este viaje, donde sí van juntos”. Remata el libro el poema “Pase de abordaje” de la poeta guanajuatense y amiga íntima de Ibargüengoitia Margarita Villaseñor, escrito tras la muerte de su amigo.