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TUMBA DE JOSÉ ALFREDO: SIMBOLOGÍA DE LA LEYENDA

Diálogo con José Juan Anguiano, guía de turistas.

A José Juan Anguiano León se le puede encontrar frente a las escalinatas de la Universidad de Guanajuato, en donde explica la simbología de ese espacio y de los componentes arquitectónicos del edificio central de la casa de estudios.

Antes de esa etapa, lo fue en otra ciudad: Dolores Hidalgo, donde se distinguió por explicar la simbología de la tumba del más reconocido dolorense: José Alfredo Jiménez, el poeta musical de México.

José Juan es maestro retirado. Daba clases de historia en primaria y secundaria y terminó esa etapa en Dolores Hidalgo, donde empezó a ejercer su nueva profesión de guía de turistas, relator de historias y descifrador de simbologías.

Después de una recepción apoteósica, consignada en medios informativos, una tumba sencilla marcó el sitio donde reposan los restos del cantautor guanajuatense. (Fotografías del Museo Casa José Alfredo Jiménez).

Muerte y mito

José Alfredo Jiménez Sandoval murió a las 9:10 de la mañana del 23 de noviembre de 1973 en la clínica Londres, de la ciudad de México. Había pedido ser sepultado en su pueblo adorado. La familia hizo cumplir la petición para que no se le tuviera en la rotonda de las Personas Ilustres.

La velación fue en una capilla de una agencia de la calle Félix Cuevas y el traslado a Dolores Hidalgo fue con una comitiva de coches y autobuses. La recepción fue apoteósica y quedó en la memoria su recuerdo, en una tumba sencilla, con una lápida con su nombre, las fechas de nacimiento y muerte y la frase de “La vida no vale nada”.

Ahora empieza la historia narrada por José Juan:

Ante la exigencia de turistas para conocer vida y obra del cantautor, se acercó a la familia del dolorense y tuvo especial convivencia con José Alfredo Jiménez Gálvez, el hijo del compositor y así conocer detalles para contar a los visitantes.

Narra que, teniendo varios años de muerto José Alfredo, unos turistas venezolanos se acercaron a la familia para decir que no era posible que un gran artista tuviera una tumba tan sencilla. Admiradores del compositor, escuchado en toda Sudamérica y muy recordado en Venezuela, propusieron que le hicieran un gran mausoleo y aportaron dinero.

Paloma Jiménez Gálvez, hija del compositor, acordó con la familia hacer algo digno. Correspondió al arquitecto Javier Sonosiain, esposo de la mujer, diseñar la obra. El mausoleo empezó a ser construido y fue inaugurado en 1998, al cumplirse 25 años de la muerte del poeta musical.

La base principal es un gran sombrero que apunta hacia occidente, en honor a la canción “La media vuelta”: “y me iré con el sol, cuando muera la tarde”. En la parte baja remata con la frase solicitada en vida por el compositor: “La vida no vale nada”.

La tumba tiene una cruz hecha con 113 hoyos, que representan el número de cuarto donde estuvo internado cuando falleció.

Frente a su lugar de trabajo habitual, José Juan Anguiano León, guía de turistas, descifró el mausoleo de José Alfredo Jiménez.

Abajo del sombrero, señala el narrador, hay una gota de agua y explica el origen:

José Alfredo tenía mucha sed y pidió agua a su madre. Ella le dijo: no te puedo dar agua porque te puedes ahogar. El convaleciente insistió y ella le colocó la gota en la lengua.

A un lado del mausoleo de José Alfredo está la tumba de su madre, quien externara en 1953 la frase de “la vida no vale nada” y quien le diera esa última gota de agua.

Frente al sombrero está una aparente serpiente multicolor, hecha con fragmentos de cerámica dolorense: representa a un sarape y a la sierra de Guanajuato, la de Santa Rosa, de donde se inspiró la estrofa de “ahí nomás tras lomita está Dolores Hidalgo: yo ahí me quedo, paisano, ahí es mi pueblo adorado”.

En el sarape están escritos los nombres de 117 de las más de 300 canciones que compuso.

Para José Juan, ver la belleza de un espacio y conocer su simbología permite no sólo disfrutar, sino también entenderla.

Los recuerdos de Dolores Hidalgo

Me retiré como maestro en Dolores Hidalgo, recuerda el entrevistado, y me dediqué a ser cronista y guía de turistas. La gente me preguntaba sobre José Alfredo y les platicaba sobre la escuela Centenario, que está cerca de su casa y donde estuvo hasta los cinco años de edad.

A través de anécdotas con sus hijos, especialmente con José Alfredo Jiménez Jr., conoció detalles de la vida del compositor, cuyas canciones el profesor escuchaba desde pequeño y se fue apasionando con el personaje.

La orientación del sombrero, el significado de las ondulaciones del sarape, las perforaciones en el sombrero y el trasfondo de la última gota son algunas de las explicaciones que explicó José Juan Anguiano León.

El entrevistado aplaude el homenaje que recientemente se le hizo a José Alfredo en el Festival Internacional Cervantino y considera que lo merece un mexicano tan importante que ha llevado la cultura del país a otras naciones.

“Estaba en Morelos, añade, cuando me encuentro a gente de Sudamérica y cuando les dije que yo era de Guanajuato de inmediato ubicaron al cantautor dolorense. «La música de hoy no nos dice nada; la de José Alfredo nos llega hasta el corazón», me dijeron”.

Gracias a José Alfredo, en países como Paraguay hay más de 100 grupos de mariachi.

José Alfredo cumplió 50 años de muerto. La leyenda vive y José Juan y millones de personas que lo siguen cantando la mantienen vigente.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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