Imponentes muros, símbolo de bonanza minera
Los fuertes muros de piedra negra se levantan desde las laderas del cerro, cual imagen de abandonado castillo o antigua fortaleza. Su aspecto, imponente, es apreciable desde muchos puntos de Guanajuato. Aunque no deja de tener visitantes, nunca son tantos como para ser considerado el atractivo turístico que merece ser… y tal vez sea mejor.
La construcción es un símbolo de la bonanza minera. Su yacimiento, explotado desde 1550, dio origen a la mina más antigua de la ciudad y todavía se encuentra en actividad. Hoy día, constituye un mirador desde donde se observa parte del área urbana y los cerros circundantes. Sin embargo, a los ojos del observador cuidadoso, hay mucho más que eso.
Situado a orillas de la carretera Panorámica, el tiro es un vistazo al interior de la Tierra, no apto para gente a la que afecta el vértigo, aunque en realidad la mirada se pierda en un círculo oscuro y solo se imagine el fondo del abismo. Casi medio kilómetro abajo, la cima se ramifica en laberínticas galerías donde los mineros realizan su fatigosa labor.
Pero los mortales comunes no podemos acceder a esos túneles y debemos conformarnos con lo que se ve en el exterior, que no es poco. La compañía a cargo del sitio ha tenido el acierto de montar una especie de exposición al aire libre con herramientas y aparatos empleados en la minería. Desde las ancestrales ruedas de molino de piedra hasta los vagoncitos que, no hace tanto, transportaban el mineral, en un tren casi de juguete, al complejo donde se realiza la última fase del proceso.
Quedan también ruinas de una vieja chimenea y del espacio donde antes se encontraba el malacate de sangre, que por medio de poleas bajaba y subía las canastillas colmadas de trabajadores. Hoy se accede a la cabina de descenso a través de un túnel ubicado a los pies de los fuertes muros, decenas de metros más abajo.
Entre esas cuatro paredes, se muestra una exposición fotográfica que ilustra el desarrollo de la minería en la zona. Lamentablemente, rara vez se encuentra abierto. También se han cerrado al público, mediante rejas, las áreas interiores que hasta hace poco servían de pequeños miradores, al parecer por motivos de seguridad. En esa zona, un semicírculo fue acondicionado como peculiar foro, con un pequeño proscenio y gradas semicirculares.
Muy cerca de allí, a un centenar de metros, se elevan, a la izquierda de la carretera, las ruinas semienterradas de lo que fue una de las iglesias más hermosas del municipio, dedicada a San Juan de Rayas. Prácticamente abandonada luego del declive de la producción minera, en la época revolucionaria, recibió el tiro de gracia a mediados de la década de 1940, al trazarse la Panorámica. Afortunadamente, una iniciativa del Club Rotario logró que la magnífica portada de estilo churrigueresco fuera desmontada y colocada en el templo de Pardo, donde actualmente se encuentra.
La antigua hacienda de Rayas está, a su vez, coronada en una colina inmediata por el antiquísimo templo y ex convento de Mellado, conectados ambos por una escalinata de reciente construcción. En los alrededores, un sinnúmero de muros, túneles, frentes de mina y otros restos son mudos testigos del trabajo que, desde hace centenas, arranca sus riquezas a la madre tierra.