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LA FUERZA LA SACO DEL AMOR POR MIS HIJOS

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Cuando crees que es algo difícil y lo peor viene después: Verónica 

Verónica Araceli Morales Matamoros, es una madre joven que ha tenido que sortear una serie de adversidades enormes que contrastan con la aparente fragilidad de cuerpo pequeño, con una templanza monumental que sirve de guía a sus dos hijos, Julio de 8 y Sofía de 9 años. 

La vida que prometía ser amable, dio un giro opuesto cuando a su esposo Julio, a pesar de no fumar y no beber, le diagnosticaron un cáncer terminal, que en menos de un año lo llevó a la tumba.  

Los ahorros de la familia, la casa, los muebles, sirvieron para pagar las cuentas de hospitales y tratamientos, que no cambiaron los resultados ni mejoraron la salud de su esposo. “La vida como la teníamos planeada se derrumbó”, además de que le tenían que enfrentar esa situación no fue lo más difícil. Eso vino después. 

“Los dos trabajábamos cuando él enfermó y murió – en julio hizo 6 años–; mis hijos Julio hijo tenía 1 año y Sofía tenía 2. En esos momentos empezaba el proceso de la enfermedad que por lo menos un año después se confirmó como síndrome de Addison, que puede ser mortal si no se trata”. 

Fue una época muy complicada en cuestión de todo para la familia.  Sus vidas cambiaron y nunca volvería a ser la misma; para empezar se cambiaron de Irapuato donde los dos trabajaban, a la capital, para tener algo de apoyo familiar.  

“Estuve dos meses con Julio  en el hospital, luego lo dieron de alta, pero estuvo en estado vegetal 3 meses, entonces por decirlo de algún modo, eran tres bebes que cuidar, y después se recuperó unos meses, pero finalmente el cáncer que tenía, glioblastoma multiforme 4, que es el más agresivo del sistema nervioso lo venció. Los doctores habían explicado que no había manera de salvarlo porque lo quitan y vuelve a crecer”, dice con un brillo intenso en los ojos. 

Mientras explica, también habla con las manos, Las mueve de un lado a otro como dibujando líneas infinitas que por minutos reposan sobre el mantel rosa mexicano y la mesa impersonal del restaurante donde se realiza la entrevista. 

A pesar de todo y de que “el mundo se estaba cayendo, quien me mantuvo fuerte fue mi hijo; cuando mi esposo murió quería irme con él, pero no podía porque tenía que ver que Julio estuviera bien”.  

De hecho en esos momento todavía no tenían un diagnóstico de lo que padecía el pequeño, aunque ya había estado internado en el Hospital pediátrico.  

“No había tiempo para lágrimas ni lamentaciones. Se escucha fuerte, pero tenía que estar bien por julio hijo, entonces me quite de cosas y seguí con Julio, hasta saber que era lo que tenía”, dice resuelta. 

Verónica, todavía recuerda que una doctora aquí en la capital, le decía que no tenía nada, que solo eran unas gripes, que de pronto se convertían en neumonías, mientras otros le decían que tenía epilepsia, por los ataques que le daban; pero ella que tuvo en la primaria un compañero con esos padecimientos, sabía que eran distintos.  

“Los doctores querían que lo grabara, pero nunca pude; pero una vez que lo vi rígido y frío, se me ocurrió darle reflresco y comenzó a reaccionar, le estaba dando hipoglucemia”. 

LA LUCHA LEGAL POR LA MEDICINA. 

El síndrome de Addison, también conocido como enfermedad de insuficiencia suprarrenal primaria, puede ser causada por distintos motivos y  provoca también reacciones como los síntomas de la hipoglucemia, que es la baja del azúcar; coloración de la piel oscura; alteraciones en el equilibrio del sodio y el potasio; debilidad; presión extremadamente baja,  entre otros, que pueden llegar a ser graves  y requerir hospitalización.  

“Es una enfermedad mortal si no es tratada, mientras tenga tratamiento el paciente está bien”, pero el problema es que en su servicio médico no se la proporcionan, lo que la ha llevado a solicitar el apoyo de instancias judiciales, para que le den el medicamento. 

Cuando comenzó a trabajar de manera formal, cambió de derecho-habiencia médica  y “fue un martirio porque le cambiaron la medicina (en Guanajuato capital), de ahí fue canalizada a León porque el padecimiento “era de otro nivel”, para que le dieran la hidrocortisona”, pero no pasó nada. 

“Lo que me dijeron es que (el medicamento) no estaba en el cuadro básico y le dieron otra;  la doctora que lo atendió dijo que seguramente era la dosis y que necesitaba aumentarle, pero después se espantó de los resultados de los estudios”. 

Por su cuenta, Verónica investigó que cuando un medicamento no está entre los que dan las instituciones de salud pública, no son un impedimento para adquirirla, porque tienen un recurso para ello, es decir,  comprar medicamentos que no están en el cuadro básico. 

“En la ley de salud, está que ellos pueden comprar medicamento que no está en el cuadro básico siempre y cuando se justifique y estaba justificado, porque estaban los estudios que ellos mismos habían hecho”. 

En el inter, la joven madre tuvo que comprar el medicamento  genérico que tenía un costo de alrededor de 4 mil 500 al mes, pero el de patente se eleva entre 8 y 9 mil pesos. “Es un medicamento que va a tomar de por vida y lo tiene que tomar diario, por la mañana y por la noche”. 

Con el temor de que en algún momento, no cuente con el recurso para comprar el medicamento Verónica tomó la decisión de interponer un amparo ante el Poder Judicial. 

A pesar del escepticismo de familiares y amigos,  “a las 10 horas con 3 minutos”, del 30 de junio de 2022  el juez Ulises Fuentes Rodríguez, del cuarto distrito en el estado,  falló en favor del menor para que le sea suministrado el medicamento. 

Sin embargo, la alegría y felicidad duró poco, porque en los meses subsecuentes el servicio médico público del que dependen,  metió un recurso de revisión del caso.  

“Solo queda esperar para ver cuál  es el resultado de ese recurso de revisión, apenas acaba de ser aceptado, aquí en Guanajuato capital es donde se va a hacer la revisión y estaremos a la espera a ver que pasa, pero voy a llegar hasta la última instancia, así tenga que ir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación o a cortes internacionales, lo voy a hacer, porque no se trata de un capricho, es un tema de salud del que depende mi hijo”.  

HAY QUE ATREVERSE A HACER LAS COSAS. 

La búsqueda de lograr una seguridad del medicamento para su hijo y antes de que saliera la sentencia para la solicitud del Amparo, Verónica se fue a la ciudad de México, para tratar de colarse a Palacio Nacional y solicitar el apoyo,  allá se topó con una manifestación que provocó que los funcionarios asistentes a la Mañanera, lo hicieran a pie y habló con un subsecretario de Salud, que le prometió su intervención, pero que días después dio positivo a COVID. 

Pero ella lo ve como el apoyo de un ser Divino. 

“Yo creo en Dios, porque hay cosas inimaginables que se me han dado para seguir adelante, hay una mano divina que me ayuda, porque siempre en situaciones que digo ya no puedo, saco fuerzas por amor”.  

Dice que la institución de salud que tiene a veces le daban citas y primero le decían que no fuera con el niño y después eso era lo que ellos decían ante el juez, luego lo llevaba y la doctora estaba con dos abogados…cuando es una consulta, narra. 

“Hay que tener valor y quitarse el miedo, que es lo que nos impide avanzar y lograr muchas cosas, pero a veces no tienes opción”. 

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