Relato de un evento climático sin precedentes al noreste de Cataluña
“Nunca había sentido tanto miedo como ese día” narra Rosa Piferrer, quien vivió la tormenta de granizo más grande que se ha registrado en la región de Cataluña.
Rosa nos concedió una entrevista a la mitad de su jornada laboral, para contarnos sobre el fenómeno que con frecuencia escucho de boca en boca desde que llegué a España.
Ella es maestra de educación especial en Palafrugel, un municipio perteneciente a la ciudad de Girona, iba con sus amigos de paso por La Bisbal, el poblado donde cayó el granizo gigante.
Era la tarde del martes 30 de agosto y el cielo en La Bisbal estaba de un color diferente “el cielo daba miedo, eran nubes negras, yo nunca había visto algo así”, relata Rosa.
Al escuchar la experiencia que vivió aquel martes, pude percibir la exaltación en su timbre de voz: “no llovió ni una gota, nosotros íbamos en la carretera y vimos que empezó a caer ligero granizo, ¡a los cinco segundos cayeron piedras! Tuvimos que parar el coche porque se estrelló el cristal de adelante y los pequeños vidrios nos caían”.
Un momento de shock para todos los pasajeros, en especial para Rosa quien iba conduciendo. “No sabía si parar o seguir, por suerte que no iba sola”, menciona.
Todos gritaron y estaban muy asustados, pero finalmente pararon y salieron a refugiarse a un techo, que por fortuna estaba cerca de un pequeño hospital del pueblo.
“Fue un poco inconsciente salir del coche, porque los granizos nos comenzaron a golpear en el cuerpo, nos dieron fuerte en el brazo y nariz, a mi amiga se le abrió la nariz y a mí me salió moretón en el brazo. Creí que había pasado una hora, pero fueron 10 minutos”.
Contaron con suerte por refugiarse cerca del hospital, sin embargo, ahí fue donde se percataron de la magnitud del evento. “Vimos gente herida, a una persona se le rompió la clavícula, se les cortó la cabeza, era apocalíptico, como una guerra”, aseguró Rosa.
También contamos con la amabilidad y el tiempo de Eva Bossó, entrenadora de baloncesto de La Bisbal, quien nos pudo contar su experiencia. “Estaba en el polideportivo terminando entrenamiento con el equipo femenino de básquet, ya estábamos haciendo estiramientos y de golpe escuchamos algo que no habíamos oído nunca, nos asustamos mucho”.
Eva y su equipo miraron arriba para ver de dónde provenía el ruido, pero no pudieron darse cuenta hasta que fueron al porche por la puerta de emergencia. “Desde ahí vimos que estaban cayendo piedras enormes de hielo y comenzaron a llegar más personas a refugiarse con nosotras. Piedras de hielo que impactaron y rompieron los cristales de los coches, ¡estábamos impactados!”.
Nadie sufrió daños físicos, las personas que estaban alrededor de ella llegaron sanas y salvas a refugiarse, no había otra alternativa más que observar el espectáculo desde ahí “Se desprendían ramas y hojas, y sólo duró 10 minutos, pero 10 minutos de piedras. Creo que comenzó con un minuto de agua, pero luego flash, las bolas caían”.
Cuando el cielo volvió a despejarse, Eva regresó a su coche y se dio cuenta que estaba roto el parabrisas, posteriormente regresó con las chicas para asegurarse que estuvieran bien y esperar que pasaran por ellas.
“Sorprendida, llegando a casa, en el jardín de la entrada estaban todas las tejas rotas y los vecinos afuera, recogiendo sus tejas también rotas, las más grandes”.
Fue hasta el día siguiente que se hicieron más visibles los daños en La Bisbal. “Había tantos coches que las empresas de las aseguradoras tuvieron que instalarse con carpas provisionales para cambiar los cristales rotos. Los garajes estaban colapsados con tejas afectadas y los que son de lámina quedaron perforados” describió Eva.
Ella nos platicó que su tío almacena granos de maíz en el campo, y que desafortunadamente las láminas de su almacén se dañaron. Esas láminas tienen un producto tóxico que se desprendió y afectó la cosecha, su tío tuvo que tirar todos lo granos.
“Aún hay problemas a la fecha, hay gente que no tiene seguro o que su seguro no cubre todo, yo no tengo seguro y poco a poco he podido cambiarlo. Aún hay casas con tejas rotas, pero ha llovido y toda el agua les está entrando. No, no, nunca viví algo así”, señala Eva.
Sólo una muerte se reportó por este acontecimiento, una niña de 20 meses a la que un granizo le golpeó la cabeza. El Ayuntamiento de La Bisbal le rindió homenaje y guardó un minuto de silencio en los días posteriores.
Desde que se lleva registros de las precipitaciones en Cataluña, nunca se había registrado un tamaño de granizo mayor a los 10 cm como el de ese día. “El cambio climático nos está perjudicando, es verdad que cada vez hay cosas más raras” asegura Rosa. En ese mismo sentido, Eva comentó lo siguiente “es nuestra culpa por cómo estamos dejando el planeta, él nos está avisando y hacemos caso omiso”.
Dichas granizadas no son recurrentes, pero ya se han presenciado en otras partes del mundo, por ejemplo: en el 2013 se presentó un granizo de 7 cm en Alemania, en 2003 cayó un granizo de medio kilo en Estados Unidos, el caso que hasta ahora rompe récord fue Bangladesh en abril del 1986, donde cayeron bolas de más de un kilo y dejó un saldo de 92 fallecidos. Si bien no fue la primera granizada de este tamaño en el mundo, sí fue la primera que se presentó esta región cercana al Mediterráneo, considerando que en España ya se reportaron calores extremos muy prolongados, indicadores preocupantes de un cambio climático.
