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CULTIVANDO LA BELLEZA

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Un rincón mágico en el corazón de Madrid

Rosa hybrida y Rosa canina (Fotografía de Ana Solórzano).

En el corazón de Madrid se encuentra el Parque del Retiro, es uno de los sitios más famosos y visitados en la capital española. Su extensión es de aproximadamente 125 hectáreas y se ubica cerca del famoso Museo del Prado y la Puerta de Alcalá. Una ventaja es el acceso gratuito a este lugar emblemático, que además ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, áreas de descanso, monumentos históricos y jardines icónicos, como la Rosaleda y el Estanque Grande.

La Rosaleda es un rincón especial del Parque, un homenaje a las rosas que resulta en un derroche de fragancias y colores, transportando al visitante a un verdadero cuento de hadas. Detrás de esta maravilla floral se encuentran los dedicados jardineros, cuyo trabajo permite que se mantenga una diversidad de rosas en su esplendor. Esta labor fundamental a menudo es pasada por alto por los visitantes del parque y suele quedar en segundo plano frente a la oportunidad de tomarse fotografías.

Fuente de la Rosaleda (Fotografía de Ana Solórzano).

“Los trabajos manuales son menos valorados que los trabajos intelectuales, todavía existe esa brecha”, me contaba Laura mientras quitaba la hierba entre los arbustos. Laura ha sido jardinera en el Ayuntamiento de Madrid durante 10 años. Tuve la oportunidad de charlar con ella mientras apreciaba la belleza natural del sitio. “Estoy en el oficio donde quiero, es un trabajo con más seguridad”, me dijo con orgullo. Ella estudió jardinería de forma profesional y después de trabajar de manera privada algunos años, finalmente consiguió un empleo en el gobierno.

Laura, jardinera de la Rosaleda (Fotografía de Ana Solórzano).

A su lado se encontraba Javier, que a diferencia de Laura, comenzó su trabajo como jardinero hace apenas una semana. Me contó que obtuvo el empleo a través de un examen de oposición al que se presentó casi un año antes, y para el cual tuvo que prepararse diligentemente, considerando que su carrera anterior estaba en el campo de la informática. “Y, ¿por qué decidiste dar un cambio tan drástico en tu profesión?”, le pregunté con curiosidad. “Pues, sinceramente, estaba un poco cansado de la informática y necesitaba un cambio radical. Un cambio completo”, me respondió reflexivamente.

En la Rosaleda, existe una gran variedad de especies de rosas. Laura mencionó que anualmente se lleva a cabo un concurso entre los “obtentores” de rosas para seleccionar la “variedad” más especial, aquella que florece con mayor abundancia y la más resistente, éstas en ocasiones son comercializadas posteriormente. Aunque se les denomine “variedades” de la misma especie, en realidad, si las rosas tienen diferentes nombres científicos, se consideran especies distintas dentro del mismo género.

Cualquier ser vivo tiene nombre común en diferentes idiomas que son fáciles de recordar en la región de origen. Sin embargo, incluso dentro del mismo idioma, los nombres comunes pueden variar, por lo cual se utiliza un nombre científico universal y único para cada clasificación de organismo. La primera parte de ese nombre corresponde al nombre genérico (género) y la segunda parte al nombre específico.

Rosa canina, Rosa davurica y Rosa chinensis (Fotografías de Ana Solórzano).

Durante nuestra conversación, le pregunté a Laura si en la Rosaleda habían enfrentado problemas con plagas. Ella mencionó que sí, pero que todas son tratadas con productos ecológicos como jabón potásico, aceites esenciales y abonos foliares. “En la jardinería, la legislación es más estricta en comparación con la agricultura”, comentó Laura. Le pregunté su opinión al respecto, y ella respondió: “Está bien, pero debería extenderse también a la agricultura…cuando conduces por la carretera, ves máquinas rociando productos químicos en los alimentos que consumimos. El control debería ampliarse a otros ámbitos”.

Mientras exploraba la Rosaleda, tuve la oportunidad de entablar conversaciones con otros tres empleados que se encontraban trabajando en el extremo opuesto del jardín. Me acerqué con cautela, intrigada por el debate en el que estaban inmersos sobre el sistema de riego. Aunque descubrí que no eran responsables directos de esto, porque existe un departamento especializado que se encarga del riego, me sorprendió darme cuenta que el tema de discusión giraba en torno a los orificios de riego mal distribuidos. Esta situación estaba ocasionando problemas de encharcamiento en ciertas áreas, dejando la tierra excesivamente húmeda y propensa al crecimiento de hierbas.

Sistema de riego por goteo en Rosa hybrida (Fotografías de Ana Solórzano).

Eran tres amables hombres de mediana y mayor edad. Uno de ellos estaba a punto de jubilarse, de hecho era su última semana de trabajo. En un lapso de apenas 20 minutos, recibí una auténtica cátedra sobre plagas, plaguicidas, diferentes métodos de riego y los nombres científicos de diversas especies. Además, no faltaron las bromas que surgían entre ellos, creando un ambiente ameno y cercano. Durante nuestra charla, me contaron un dato curioso que aún permanece grabado en mi memoria: en el parque hay un árbol que supera los 400 años de edad, un majestuoso ahuehuete originario de México, que es el ejemplar más longevo del Parque del Retiro. (Por cierto, en México también tenemos otro ahuehuete longevo, el famoso Árbol del Tule, que podemos admirar en el atrio de la iglesia de Santa María del Tule, en la Ciudad de México.)

Los jardineros sabios de la Rosaleda (Fotografías de Ana Solórzano).

Al despedirme, sentí gran satisfacción por la valiosa información que había adquirido. Lamentablemente, me di cuenta de que la grabación de la conversación con aquellos tres jardineros no se realizó correctamente. Fue una verdadera lástima, pero su empatía y sabiduría permanecen grabadas en mi mente como un valioso recuerdo.

Toda esta belleza, que además, según el testimonio de sus empleados, resulta un privilegio trabajar en este jardín, es gracias a Don Cecilio Rodríguez, un jardinero que en 1915 tuvo la visión de crear el espacio. La Rosaleda original se inspiró en otra Rosaleda ubicada en el Bois de Boulogne de París, pero se ha ido modificando de manera simétrica para exhibir las diferentes rosas que la componen siguiendo un criterio botánico.

Si alguna vez tienen la oportunidad, vale la pena visitar este lugar majestuoso. De lo contrario, espero que estas palabras les hayan transmitido un poco de la esencia y la fragancia de este mágico rincón en el corazón de Madrid.

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