Inicio Disruptivos y Frikis SUSANA GOERNE: UNA HISTORIA QUE SE CUENTA ENTRE HILOS Y DEDALES

SUSANA GOERNE: UNA HISTORIA QUE SE CUENTA ENTRE HILOS Y DEDALES

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Muy cerca del Templo de San Francisco, en pleno Centro Histórico de Guanajuato, hay un gran portón de madera, cerca de él una ventana y del otro lado del cristal un universo lleno de creatividad y arte: el taller de Susana Goerne.

Todos hemos escuchado su nombre, es sinónimo de alta costura amoldada a la perfección en un cuerpo que porta con orgullo una prenda que ella imaginó y creó. Y es que la diferencia entre el “felices para siempre” y la tragedia, según los cuentos de hadas, está implícita en un hermoso vestido único y especial para poder asistir a la gran fiesta en el castillo.

En el plano real, sin importar las circunstancias, no existen hadas madrinas agitando varitas mágicas, pero sí existen diseñadoras como Susana Goerne capaces de hacerlo realidad.

Susana Goerne, diseñadora de modas.

“Mi pasión por la moda inició desde muy pequeña, me gustaba vestir a las muñecas con prendas modernas, cambiarles sus atuendos y descubrir las posibilidades de manipular una tela”. Y es que para una niña una muñeca representa tanto, y en este caso marcó el nacimiento de una creadora que crecería amando la moda… “luego comencé a hacerme ropa cosiéndola a mano. Cuando mi mamá se compró una máquina de coser descubrirla fue algo maravilloso. Empecé a hacerme ropa sin tener el conocimiento de una escuela, de cómo trabajarla. Ver una falda hecha a mi medida, con la tela que me gustaba, ponerle sus cierres de forma inexperta. Fue una gran emoción vérmela puesta. Tenía una colección de minifaldas, como 20 de modelos diferentes que me había hecho”.

Así fue como entre dedales, agujas, cuentas y botones fue transcurriendo su vida: tras la escuela, los materiales, el trazo de patrones y el corte de las telas, Susy Goerne ha seguido aprendiendo, porque la moda está en constante movimiento y transformación: “El camino que he recorrido ha sido largo, como todos, pero muy valorado. Yo empecé levantando bastillas, haciendo cortinas, disfraces, ajustes, arreglando ropa. Creo que eso me dio una base importante para conocer más y tener una habilidad con la máquina, y a partir de ahí ya con más trabajo de pedidos especiales y de vestidos más detallados empecé con la confección de prendas relacionadas con ceremonias”.

Y la alta costura llegó así a su vida para quedarse, para construirla y al mismo tiempo definirla hasta hacer de su nombre una firma que cada vez se escucha más en pasarelas llenando a Guanajuato de orgullo: “Veo la diferencia de mi trabajo de antes y el de ahora y sí hay cambios. Soy un poquito más perfeccionista, más detallista, y pues he tenido mucho más conocimiento en nuevos cortes, se me facilita más entender algunas prendas. Ha sido un esfuerzo bonito porque realmente me gusta mucho el trabajo y disfruto mucho las fotos que toman con mis diseños, el que una modelo se ponga uno de los vestidos y se realicen las pasarelas”.

Pero ¿cómo es el proceso de creación de una prenda? Susy nos explica: “Desde que la imagino hasta que la termino, si es para una clienta en específico, me guío mucho por lo que observo de ella, primero platicamos para entender qué es lo que necesita, por qué se manda a hacer un vestido, si tiene un tema en especial en el evento, si es protagonista o invitada. Le tomo medidas, voy sugiriendo, vemos telas, le hago dibujos y propuestas y una vez que elegimos busco los materiales adecuados, se los mando en foto y si son de su agrado comienzo a hacer los trazos, los patrones. No lo termino, solo es una parte armada y mucho con hilván para poder hacer la primera prueba, que para mí es la más importante porque ahí puedo hacer ajustes, verificar el largo… todos tenemos medidas diferentes, cuerpos diferentes. No es lo mismo ver a la persona con su ropa normal a verla con el vestido que le estoy realizando. Cambia la imagen. Ahí puedo checar si se le ve bien el escote, si le bajamos, si le subimos, si podemos añadirle algo, si le afinamos, si agregamos algo a la cintura. Es una parte importante para mí… en la segunda prueba el vestido ya está prácticamente terminado pero verifico que todo esté en orden y la final es la entrega de la prenda”.

Así, sin varitas, sin palabras mágicas, solo con la habilidad de sus dedos, con los conocimientos adquiridos a lo largo de las puntadas y ese ojo experto que puede sacar el mejor partido de una persona con tan solo unos metros de tela, la felicidad llega: “Siempre observo sus rostros para ver si les está gustando realmente o no. Trato de manejar un poquito la psicología para ver sus expresiones y descubrir qué está sintiendo cuando se lo ve puesto”.

Atuendos concebidos y materializados por Susan Goerne.

La parte más satisfactoria del proceso para Susy Goerne es cuando debe elegir las telas: “Me encanta tocarlas, verlas, tratar de descubrir si podré manejarlas, si es lo que deseo…” y en medio de esta conversación tela-creadora es cuando en verdad la magia sucede, una se prende de la otra para transformarse mutuamente: “Para mí las telas son mucho. Hay mucha magia en ellas. Una vez que veo una tela que me encanta la toco, la siento, la veo por un lado, por el otro, y me parece maravilloso que de un material que está plano sobre mi mesa puedo realizar algo tridimensional. Esa parte es muy bonita. Disfruto cómo cae la tela, cómo se acomoda”.

Que la piel transpire, que el cuerpo no se sofoque al contacto con una tela son aspectos en los que quizá nunca reparamos al pensar en ropa. Pero para Susana son fundamentales, para ella la armonía, la comodidad y la elegancia es un mismo elemento: “A mí me encantan las telas que tienen en su mayoría fibra natural porque es algo que ayuda a la ecología y contamina menos”.

Susana Goerne comenzó desde muy pequeña a subir escalones, cada estudio, cada certamen de belleza que cuenta con uno de sus diseños, cada vez que logra domar y hacer suya una tela para convertirla en una obra de arte al servicio de su portadora, cada vez que una cliente sonríe satisfecha al mirarse al espejo con un diseño suyo, ella se llena de satisfacción y sube otro peldaño, y luego otro más: “poco a poco sigo subiendo escalones y aquí estoy, siento que todavía subo, que puedo seguir más adelante”.

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