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EL MEJOR ATUENDO PARA EL NIÑO DIOS

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Tras la llegada de los españoles, hace varios siglos, el ciclo de Navidad en México se inicia el Domingo de Adviento, cuatro domingos antes del nacimiento de Jesucristo. Es decir, el último domingo de noviembre. La palabra adviento viene del latín y significa “llegada”. Es un periodo de preparación espiritual para esperar el “nacimiento” de Jesús.

Para esa fecha, señaló la investigadora Mariana Anguiano, amorosamente se confecciona a base de follaje verde, fresco y recién cortado, la “Corona de Adviento” que luego se envuelve con un listón rojo. En el centro del círculo se colocan cuatro velas, tres de color morado y una blanca, mismas que se encienden una cada uno de esos cuatro domingos.

En la Calle Talavera, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se localiza la galería cultural religiosa más grande de América. (Fotografías Juan Carlos Castellanos).

Ancestralmente, señaló luego la especialista, se consideraba que las tres velas moradas simbolizaban los domingos de penitencia del Adviento, y la blanca, el triunfo de la esperanza con la llegada del Mesías. Luego viene el 16 de diciembre con las tradicionales Posadas, un novenario de celebraciones que culmina el 24 de diciembre, en la víspera del día de Navidad.

Y aquí está el meollo del tema: la noche del 24 de diciembre se arrulla al Niño, se le buscan padrinos, quienes le rezan, ofrecen canciones de cuna, mecen en una cobijita, manta o túnica (la más fina y bonita que se tiene a la mano) y en fila, niños y adultos pasan ante el niñito, lo besan con respeto y, como premio, el padrino les regala dulces.

Al tiempo que lo mecen, le cantan diferentes versos según la región del país en que se encuentren, y acto seguido se celebra la Noche Buena con alimentos y bebidas hechas con las materias primas que se producen o consiguen en cada lugar. Sin lugar a duda, la estrella de la noche es el Niño Dios y por eso luce sus mejores ajuares, con accesorios.

La fe, la creencia religiosa y el amor a la divinidad representada en el Niño Dios, resisten sólidamente hasta el día de hoy. En la Calle Talavera, vía principal de la Alhóndiga, en el Centro Histórico, existe la galería cultural religiosa más grande de América, el “Corredor del Niño Dios”, inaugurado por las autoridades de la CDMX el 2 de febrero de 2011.

Comerciantes establecidos en orden y bajo el reglamento rigurosamente diseñado para tal efecto, todavía recuerdan que ese día se puso en relieve que se trata de un corredor de la mayor importancia para los vendedores, para el público que asiste a hacer sus compras, y para la imagen del Centro Histórico de la capital del país, el cual así fue embellecido.

Miles de personas que acuden no solamente semanas antes de la Navidad o previo al 2 de febrero, Día de la Candelaria en que se presenta al Niño en el Templo, sino todo el año, reconocen las obras de los creadores de Talavera, quienes a partir del diseño y confección de trajes para Niños Dios, mantienen viva esta noble tradición que ya suma cinco siglos.

Ese día, Saúl Uribe Lanzagorta, creador de “Niños Uribe” y fundador del corredor que agrupa a mil 500 comerciantes que laboran día a día en esa impresionante galería cultural religiosa, vio su sueño convertido en realidad, convertir esa calle en lo que es hoy: un anhelo largamente acariciado. Por eso organizó, tramitó y aportó recursos propios.

Los creadores de Talavera diseñan y confeccionan trajes para Niños Dios con lo que mantienen viva esta noble tradición que ya suma cinco siglos. (Fotografías Juan Carlos Castellanos).

Ciertamente, con la creación del corredor se vigorizó una significativa fuente de empleo en la Ciudad de México, porque genera 14 mil empleos para quienes, convencidos de la importancia que su labor representa, se dedican a la fabricación de los artículos que han de portar los niñitos de la Ciudad de México, del país entero y hasta del extranjero.

Comerciantes de la zona explicaron que hasta hace pocos años, trajes, capas y ropones se hacían en casa, donde las mamás y las abuelas robaban tiempo a sus labores hogareñas para comprar telas, hilos, listones, resortes y otros materiales. Hoy en día, ahí, es muy fácil adquirir ropa de todas las tallas, cientos de modelos y todos sus accesorios.

Además de poder conseguir lo necesario para vestir al Santo Niño, acudir a esa zona del Centro Histórico resulta un paseo que instruye y reconforta. Varias esculturas de gran formato adornan la calle y dan la bienvenida al público. Por ejemplo, la imagen del Niño ataviado con su hermoso traje, sombrero, huaraches y báculo, y su típica “canasta guaje”.

Si alguien desea vestir a su niño así, ahí encuentra todo lo necesario, como también las túnicas de lujo para San Benito, Niño Doctor, San Judas Tadeo, Niño de la Salud, La Sagrada Familia, Sagrado Corazón, Niño de la fe y trabajo, Mariposas, Niño de la Suerte, Niño Milagroso, Santo Niño de Atocha, Casos Difíciles, El Rey de Reyes, y Juan Diego.

De acuerdo con el santo de su devoción, hay quien lo viste del Niño de la Virgen de Guadalupe, San Martín Caballero, Doctor de Gala, Niño de la Abundancia, de la Divina Misericordia, o de las Palomas. En ese corredor hay ropa para figuras de dos centímetros de alto, lo mismo que para las que tienen el tamaño de un bebé de verdad o más grandes.

Vestidos hay de Ángel de la Guarda, Salvador del Mundo, Niño de la Merced, Niño Guadalupano, Niño de la Fortuna, Niño de Juquila, San Charbel, Ángel del Trabajo, Niño de las Maravillas, Niño de Belén, Ángel del Amor, y Niño Sanador; de misioneros, ropa del Divino Rostro, Jesús Redentor, Niño de la Sabiduría, Jesús mi Salvador, Jesús de Nazaret, Divino Maestro, Jesús Celestial, Protección Divina, Jesucristo Sanador y más.

En ese corredor hay ropa para figuras de dos centímetros de alto lo mismo que para las que tienen el tamaño de un bebé de verdad o más grandes. (Fotografías Juan Carlos Castellanos).

Para vestir al niño el resto del año, hay mamelucos estampados con estrellas, conejitos, osos, coronas y otros motivos infantiles y religiosos; para las miniaturas, de 2, 4, 6, 8 y 10 centímetros, se pueden encontrar tallas de todos los modelos señalados. De la misma manera, existen en los diversos locales alrededor de 20 vestidos tejidos en todas las tallas.

Respecto al estratega de este proyecto que hoy rinde frutos, en 1970 el señor Saúl Uribe Lanzagorta y su esposa iniciaron el negocio en un puesto semifijo instalado en la calle de Venustiano Carranza, en la Merced. En 1985, ya con su marca 2Niños Uribe” llegó a la calle de Talavera, y el 2 de febrero del 2011 se inauguró el corredor dedicado al Niño Dios.

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