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BIBLIOTECAS, MÁS QUE LIBROS Y MÁS LIBROS

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El autor Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-Suiza, 1986), uno de los escritores más brillantes en lengua española del siglo XX, decía que “de todos los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo y sólo el libro es una extensión de su imaginación y su memoria”. Por eso amaba las bibliotecas. 

Las bibliotecas, también lo supo el escritor cuya obra le granjeó los premios “Jerusalén” (1971), “Miguel de Cervantes” (1979), “World Fantasy Award for Life Achievement” (1979), “Mundial Cino Del Duca” (1980), “Balzan Prize for Literature and Philosophy” (1980) y “Edgar Especial” (1976), son más que sólo libros acumulados con orden en estantes, anaqueles e incluso bóvedas. 

Sin un censo renovado, lo cierto es que por infraestructura, antigüedad, origen o acervo, hay en México cinco bibliotecas que destacan. Por número de títulos impresos y digitales sobresalen las bibliotecas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que en conjunto reúnen más de 13 millones de ejemplares, más de lo que tiene la Biblioteca de El Vaticano y cerca de lo que posee la Universidad de Harvard. 

Biblioteca México, en La Ciudadela de la CDMX. Frente a ella, la monumental efigie de José María Morelos y Pavón. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

El Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI-UNAM) informó lo anterior y añadió que las 135 bibliotecas a cargo de la UNAM resguardan uno de los acervos más grandes del mundo, compuesto por más de 13 millones de títulos de libros impresos y electrónicos, tesis, miles de DVD y demás materiales de consulta para estudiantes, profesores e investigadores. 

Esto es mayor a lo que tiene bajo su cuidado la biblioteca del Vaticano, con más de un millón de títulos, y está muy cerca de la Universidad de Harvard, que cuenta con más de 15 millones de títulos, afirmó la dependencia. Cada biblioteca de la UNAM es ejemplo en su área. La del IIBI está considerada como la más importante de América Latina, de acuerdo con reportes recientes. 

Otra es la Biblioteca Palafoxiana de Puebla, primera biblioteca pública del continente. Es uno de los tesoros más importantes de la capital poblana. Se fundó el 5 de septiembre de 1646 cuando el obispo Juan de Palafox y Mendoza donó su biblioteca particular, de cinco mil volúmenes, a los colegios de San Pedro y San Juan, con la condición de que se le permitiera el acceso a cualquier persona que supiera leer. 

La condición obedecía a que en esos tiempos las bibliotecas estaban reservadas sólo para los miembros de la iglesia y seminaristas, por eso es la primera biblioteca pública de América. Las donaciones de obispos posteriores a Palafox y los libros confiscados a los Jesuitas tras su expulsión, hicieron que el acervo creciera tanto que fue necesario crear un espacio que pudiera resguardar todos esos materiales. 

Fue en 1773 que se inauguró la biblioteca en el lugar donde hoy está. En ese entonces tenía sólo dos niveles de estantería y el retablo de la Virgen de Trapani, que aún se puede observar al fondo de la biblioteca. En el siglo XIX se construyó el tercer nivel. En la gran puerta de la biblioteca se encuentran los escudos del Marquesado de Ariza, en recuerdo al título nobiliario que obtuvo Juan de Palafox de su padre Don Jaime Palafox. 

En el interior se encuentra una rueda de madera llamada “facistol”, que permitía a los lectores consultar varios libros al mismo tiempo sin colocarlos sobre una mesa. En el centro se empotraron mesas y bancas, mobiliario donado a principios del siglo XVIII y que son una muestra de la extraordinaria carpintería poblana de la época; al fondo, el retablo dorado enmarca la pintura de la Virgen de Trapani. 

Debajo de esa imagen religiosa se lee la frase “Maria sedes Sapientia”, que se traduce al español como “María Trono de Sabiduría”, rematado por una pintura de Santo Tomás de Aquino. En la actualidad, además, es reconocida como la única antigua en América que en su edificio original conserva mobiliario, estantería y, sobre todo, acervo original formado por 42 mil 556 volúmenes y 5 mil 345 manuscritos 

El libro más antiguo es Los Doce Libros de Historia de Heródoto, impreso en Venecia en 1473. Por todo esto, la UNESCO inscribió a la Biblioteca Palafoxiana en julio de 2005 en el programa “Memoria del Mundo” establecido en 1992 para motivar a las naciones del planeta a preservar sus archivos de gran valor histórico, asegurando su difusión a las nuevas generaciones. Se localiza en el Centro Histórico de Puebla. 

La enorme Biblioteca Vasconcelos se levanta imponente en el Sur de la capital del país. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Por otro lado, la Biblioteca “Juan José Arreola” en Jalisco tiene el edificio más grande y un millón de ejemplares. Ocupa 170 hectáreas y es uno de los sitios favoritos de los jóvenes locales, para estudiar o reunirse para comentar temas de actualidad, pues además de su impresionante acervo, cuenta con áreas dedicadas a la tecnología y a la recreación; cuenta con planta baja y cinco niveles más. 

Mientras, la Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México es un espacio público de libre acceso para cualquier persona, sin importar su origen étnico, su forma de vestir, edad, condición social, económica, religiosa, género, preferencias sexuales o cualquier otra forma de discriminación. En ella se brindan servicios bibliotecarios, educativos, culturales, informativos y recreativos de manera gratuita. 

Eso, con la intención de contribuir a la igualación de oportunidades y a la mejora de la calidad de vida de sus usuarios, porque la Biblioteca Vasconcelos, ubicada en la zona norte de la Ciudad de México, a un costado de la estación del ferrocarril suburbano, fue diseñada por el arquitecto mexicano Alberto Kalach e inaugurada en mayo del 2006. Es una de las 10 bibliotecas modernas más reconocidas internacionalmente. 

Pone a disposición del lector un acervo integrado por más de 600 mil obras entre libros, discos compactos de música y video, revistas y periódicos, tanto para consulta en sala como para préstamo a domicilio. Está rodeada por un jardín de 26 mil metros cuadrados en el que se encuentran casi 60 mil ejemplares de 168 especies, cuenta con un área de consulta y referencia, y más de 400 computadoras con acceso a Internet. 

En su interior hay salas multimedia, Infantil, de música, un área de publicaciones periódicas, una dedicada a ciegos y débiles visuales, así como, una para lengua de señas. Sus acervos son la Colección General (470 mil libros), Colección Infantil (15,180 títulos que hacen un total de 68,752 ejemplares). Libros lúdicos, Hemeroteca Digital, Colección de Música, Multimedia y Colección Braille completan el acervo general. 

Por último, la Biblioteca “México”, en la Ciudadela, se inauguró el 27 de noviembre de 1946 por el presidente Manuel Ávila Camacho, Jaime Torres Bodet, Secretario de Educación Pública, y José Vasconcelos, su primer director hasta su muerte en 1959. No entró en servicio de inmediato por falta de personal, sino hasta marzo de 1947, con sus salas General de Lectura y de Consulta, y un acervo de 40 mil volúmenes. 

Incluían colecciones de bibliotecas particulares pertenecientes a don Antonio Caso y a don Carlos Basave, volúmenes de la desaparecida Biblioteca de Ciencias Sociales, además la colección Palafox con obras sobre teología escritas en latín, que pertenecieron a diversas órdenes religiosas. Al morir Vasconcelos, María Teresa Chávez Campomanes, pionera de la Biblioteconomía en México, ocupó el cargo hasta 1979. 

Investigación y consulta son asuntos cotidianos en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, localizada en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Esta biblioteca ocupa el oratorio de San Felipe Neri, otrora Teatro Arbeu, de exquisita fachada barroca. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

En la década de los ochenta, la Secretaría de Educación Pública (SEP) propuso crear el Centro Cultural Ciudadela. En ese tiempo la biblioteca ocupaba la cuarta parte del edificio, que compartía con oficinas de la Secretaría de Gobernación, de la Defensa Nacional y varias escuelas de la SEP. Tras la intervención arquitectónica de Abraham Zabludovsky, la Biblioteca México fue reinaugurada el 21 de noviembre de 1988. 

Fue la culminación del Programa Nacional de Bibliotecas Públicas, del entonces recientemente creado Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, ahora Secretaría de Cultura), y su director era Jaime García Terrés, quien ocupó el cargo hasta abril de 1996. Ese mismo año tomó posesión como director el también poeta y escritor Eduardo Lizalde, quien continuó la labor de desarrollo de este importante recinto como Centro Cultural. 

Su vocación como espacio para cobijar bibliotecas personales de intelectuales de México ha sido oportunidad para intervenir su sede, con el proyecto “La Ciudadela: Ciudad de los libros”. Quedaron así instaladas en los años de 2011-2012 las bibliotecas personales de José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis. Es la biblioteca más tradicional del país.

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