EL HILO DE ARIADNA
Un andador zigzagueante se despliega
del Terremoto a la Subida de Hospitales
Según la RAE, Larousse y otros famosos descifradores de palabras, “grasero” es un recipiente para almacenar o separar grasa. ¿Hubo acaso alguno en el pequeño pasadizo que sube desde la rampa que permite a los autos llegar del callejón del Terremoto a la calle de Positos? No se sabe, pero el caso es que así se llama el primer tramo de una ruta peatonal que va del área de la Alhóndiga de Granaditas al edificio central de la Universidad de Guanajuato (UG).
El Grasero es inicialmente muy empinado y estrecho. Apretados escalones marcan el inicio de un recorrido casi paralelo a Positos, mismo que culmina frente a lo que fue el Cine Guanajuato, enorme inmueble abandonado, incendiado y supuestamente destinado a alojar en el futuro un centro cultural, una vez sean retirados basura y escombros; rehabilitada la estructura, sustituido el techo y restauradas las áreas aún utilizables. ¡Ufff! Demasiado trabajo para un cambio a corto plazo.

Pero volvamos al comienzo. El camino que parte desde la ruta conocida como Terremoto se ensancha poco después y luego se bifurca: por la izquierda, llega al Cerro del Cuarto; por la derecha penetra en un enjambre habitacional y desemboca, tras de varias vueltas, recodo tras recodo, en el callejón que posee la extraña denominación de Cinco Señores, mismo que en línea recta asciende desde Positos para después quebrar a la derecha, permitir asomarse a una especie de balcón sobre una casa en reconstrucción y establecer otra conexión, ahora con Santo Niño.
El trayecto durante la noche es aún más interesante. Gatos vagabundos y perros vigilantes acompañan los pasos de los que consideran intrusos. Muchas de las viviendas del vecindario están habitadas por estudiantes; otras por vecinos inmunes a la tentación de huir al sur; las hay también convertidas en pequeños comercios y no faltan las que actualmente muestran solo ruinas, como ocurre en Santo Niño casi frente a una privada prácticamente oculta a la vista.
Santo Niño es otra de las vías utilizables para subir al Cerro del Cuarto, pero antes, a medio camino, dobla al este, se estrecha a lo largo de un muro que muestra un gran mural de tema indígena, hasta abrirse a un amplio espacio que da la impresión de ser una plaza encajada entre el conglomerado de inmuebles. Allí, un bello mural que alude al amor de pareja, simbolizado por dos calaveras que se observan de frente, señala la unión con los caminos nombrados Moyas y Quebradita.
Moyas sirve de bajada al centro urbano. En su recorrido, aparecen más pinturas sobre las paredes, un peculiar puente que enlaza dos edificios y finalmente sale a la calle a un costado del Museo-Casa Diego RIvera. Por su lado, Quebradita corre por la derecha, junto a un edificio cubierto de azulejos, y unos pocos metros mas allá se retuerce para subir al cerro, a la vista de nuevos murales con temática de diversos oficios y profesiones: panaderos, agricultores, mineros, médicos, maestros desfilan en una alegoría sobre los frutos del esfuerzo común para una sociedad en paz.
En el sentido contrario, el callejón pasa a llamarse 2a. de Hospitales. Nuevos murales que muestran sitios emblemáticos de Guanajuato adornan la senda, que a su vez se subdivide para, literalmente, atenazar el cascarón de lo que fue el Cine Guanajuato. La parte superior permite ver las láminas del techo, antes de proseguir en descenso hasta reencontrarse con la vía paralela que corre por abajo: el callejón de Mulas.
Aquí se llega al final de la ruta. El laberinto continúa por la parte superior, con un pasaje que tiene el nombre de Laurel, pero entonces se entra ya en el área de influencia de otra barriada. Por ahora, hemos llegado a la Subida de Hospitales. El alto y blanco muro lateral de la Universidad de Guanajuato se levanta a un costado y, enseguida, da paso a los hermosos arcos que conducen a la Calzada de Guadalupe y, asimismo, sirven de sostén a la imponente escalera del edificio universitario.
En suma, el itinerario permite descubrir rincones insospechados, muestras de arte popular y conexiones de diversas rutas que van del Cerro del Cuarto a Positos o viceversa, donde la vida transcurre cotidianamente y nos da oportunidad de sumergirnos por cierto tiempo en un sector del entramado peatonal guanajuatense, a unos cuantos pasos del centro histórico, y nos deja la interrogante sobre cuántas sorpresas o vistas escasamente conocidas existen todavía más allá.