Irreverente soprano, ejecutante profana que lo mismo canta el himno nacional que protagoniza obras de ópera y participa y canta con grupos de rock. La mitad de su cabello es oscura; la otra mitad es clara, rubia casi platinada. Una argolla en la nariz y una mirada de niña mala que alterna con una sonrisa amable. Es Carolina Torres.
Una foto en contrapicada con mirada en lontananza y un mensaje que la autodefine:
“Por fuera: etérea y profesional
Por dentro: Chipi chipi, chapa chapa, dubidubi, dabadaba, mágico mi dubidubi boom, boom, boom”.
Es Carolina Torres, Soprano, que va de la ópera a la zarzuela, del jazz a “Júrame”, de María Grever.
Originaria de León, Guanajuato, comenzó sus estudios en la Escuela de Música de esa ciudad y posteriormente en la Universidad de Guanajuato.
Antes de dedicarse al canto tuvo dos carreras truncas: diseño digital Interactivo y gastronomía. Un día la sedujo la personalidad de una cantante y de ahí surgió la inquietud, que la ha llevado a convertirse en una de las reconocidas cantantes guanajuatenses de ópera.
A lo largo de su trayectoria musical, ha participado en varias producciones operísticas de la Compañía de Ópera del Teatro Bicentenario del Foro Cultural Guanajuato. Ha cantado en templos, ante centenares de policías estatales, a capela en la Alhóndiga de Granaditas, en un templo o en un teatro infestado de cucarachas rastreras y voladoras.
Lo mismo ha cantado en una boda en la que le pagaron 200 pesos que en espacios glamurosos de hermosos teatros antiguos. Es Carolina Torres: iconoclasta y hereje, apasionada feminista y profesional del canto.
Se ha presentado en recintos tales como el Teatro Macedonio Alcalá de la ciudad de Oaxaca, el Teatro Bicentenario de San Luis Potosí, los Teatros Juárez y Cervantes de la ciudad de Guanajuato; y qué decir del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña, del Teatro Manuel Doblado y del María Grever en la ciudad de León, así como de la Sala de conciertos Passarelli en San Marco di Castellabate, Italia, país a donde fue a estudiar en 2015 la vida de Mozart.
También ha participado como solista en La boda de las Farolas, Cenicienta, y con el papel protagónico en El rey pastor de Mozart, lo que la ha posicionado como una de las cantantes de ópera más reconocidas de la región.
La soprano leonesa tuvo su primera aparición en el Festival Internacional Cervantino en el 2022, y luego estuvo en la edición 51, con Mocos de nube. Se ha presentado con Érase una vez, producciones en una escena operística para niños llamada El retablo de Maese Pedro y escenas quijotescas, junto a la camerata del Conservatorio de Celaya y dos cantantes solistas más.
Y en esa versatilidad que le caracteriza, el 5 y 6 de abril será la protagonista del musical En el bosque, producción de Ópera Guanajuato que se presentará en el Teatro Juárez.
Su voz ha estado en teatros, templos, plazas y patios y es un éxito en tik tok. Su figura y su creatividad le han conseguido más de 4 millones de vistas de seguidores, muchos de los cuales le han enviado mensajes.
Es Carolina Torres.
Y así como su voz resonó alguna vez con “todos dicen que es mentira que te quiero, porque nunca me habían visto enamorada”, cantó a “Alfonsina y el mar”. Yo la conocí cuando entre los uniformes de las FSPE retumbaba la fuerte dulzura de una voz de soprano:
“¡Mexicanos, al grito de guerra: / el acero aprestad y el bridón; / y retiemble en sus centros la tierra, / al sonoro rugir del cañón!”.
Era Carolina Torres.