Inicio Disruptivos y Frikis EL ARTE TAMBIÉN ES UN ACTO DE AMOR

EL ARTE TAMBIÉN ES UN ACTO DE AMOR

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Luis Argudín es un hombre afable y sensible, amante del arte y de la familia. Nació en la CDMX en 1955 y él, más que nadie, sabe que el arte es también y ante todo un acto de amor. Desde que de 1974 a 1979 estudió en el Hornsey College of Art de Inglaterra la licenciatura en Artes Visuales se ha dedicado a crear y a compartir sus conocimientos.

Hizo la maestría en Estética y Teoría del Arte en la Universidad de Essex. En la UNAM fue investigador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas, y actualmente es profesor de carrera en la Facultad de Artes y Diseño. Ha impartido clases en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda y en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.

Sin embargo, lo que mejor sabe hacer es dar aprecio, cariño, conocimientos y protección a los suyos y a sus alumnos. En ese sentido, hace unos días reunió 10 pinturas al óleo y 9 tintas sobre papel de su creación, las más valiosas sentimentalmente hablando, y con ellas abrió la exposición Mar una colorida y gráfica metáfora de la vastedad de los océanos.

La exposición “Mar” es una metáfora de la vastedad de los océanos y también un canto doliente de amor filial. (Fotografías, Cortesía UCSJ)

Para el maestro Argudín, la exhibición —que estará abierta hasta el 31 de agosto próximo en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ)— reúne un conjunto de piezas que manifiestan lo más sublime y el poder sobrecogedor del mar. Él no pudo asistir a la apertura por estar hospitalizado debido a sus problemas de salud.

Pero en el acto, Valentina Argudín, en representación de su padre, destacó que la muestra es homenaje a su hermana, Miranda Argudín. La serie de mares nació con Topografías (2020), donde la idea era plantear la construcción de un paisaje a partir de graficar un espacio (topos) con rayas que describieran una geografía, como lo hacen las coordenadas.

En 2021, Luis Argudín le dio vida a Wirikuta, serie sobre el desierto de San Luis Potosí frente al pueblo de Real de Catorce, donde se planteó lo mismo, pero en ese caso las rayas se convirtieron en rayos de luz, rayos de vibración, energía, vida palpitante. En declaraciones previas a la inauguración, el pintor y académico compartió lo siguiente:

“Dos años después, viajé en velero por el Mar de Cortés, teniendo contacto directo con el mar, por lo que quise transportar la idea de las topografías y del paisaje del desierto al del mar. El movimiento del mar tiene gran potencia, diversidad, fluidez, nunca está quieto, es vibrante, además, en el Mar de Cortés se aprecian tonos que son reflejos del cielo”, dijo.

Argudín relató que pasó dos semanas en velero y se quedó con la imagen del mar como algo poderoso, muy potente. Poco tiempo después el artista sufrió una desgracia familiar: perdió a Miranda, su hija primogénita, cuyas cenizas fueron esparcidas en el mar, frente a la casa donde vive su abuelo, cerca de Puerto Vallarta, por el Rincón de Guayabitos.

Haber arrojado las cenizas de su hija en el mar convertía esa experiencia del agua, de la vibración, en algo más simbólico. “De ahí surgieron los dos cuadros que son bandera de la exposición Mar. El primero se titula «Miranda», y el segundo «Miros». Los dos cuadros grandes en esta exposición son para ella, de ella, contra el dolor de su ausencia”.

Abonó a sus declaraciones: “Son silenciosos, meditativos, poderosos, como el mar. Las cenizas las esparcimos en él, para que su respiración, su movimiento y su aliento me trajeran de vuelta su mirada inteligente y cómplice, y así me acompañe siempre. Por eso ésta es una muestra muy emotiva, hay dos obras dedicadas a Miranda… mi hija amada”.

De acuerdo con el artista Luis Argudín, “el movimiento del mar tiene gran potencia, diversidad, fluidez, nunca está quieto, es vibrante”, rasgos que sin duda están presentes en la obra expuesta. (Fotografías, Cortesía UCSJ)

A través de esas dos pinturas, “Argudín logra comunicar la tristeza, las esperanzas y toda la vitalidad que hay en el mar, ese renacer continuo que hay en el mar”, subrayó llena de emoción la escritora, curadora y crítica de arte Sylvia Navarrete, presente en el acto de inauguración de la muestra, y declarada admiradora de la obra del enorme artista plástico.

Sobre las obras recientes, Navarrete explicó que son interesantes porque incorporan el motivo geométrico de una forma más decidida, donde los colores son muy vivaces. “El arte lo ayuda a salir adelante de la pérdida que tuvo. Es una nueva etapa: antes realizaba gobelinos y retratos; ahora es evidente que ya se enfocó en la naturaleza”, puntualizó.

Tras esa reflexión, Navarrete recorrió una vez más la exposición, no sin antes dejar ver que Mar se exhibe hasta el 31 de agosto con un horario de lunes a viernes de 10:00 a 17:00 horas, y los sábados de 10:00 a 14:00 horas. La entrada es gratuita para todo el público. La UCSJ se localiza en Izazaga número 92, Centro Histórico de la CDMX.

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